Desencuentro entre España y Francia por la cuarentena: cómo salir del atolladero

Desencuentro entre España y Francia por la cuarentena: cómo salir del atolladero

Alternativas para la resolución del conflicto.

PAMPLONA, SPAIN - APRIL 15: A banner indicating the way to France is seen as a police officer stops a car at a checkpoint at the border between France and Spain at the town of Dantxarinea to control unnecessary travels on April 15, 2020 in Pampl...Europa Press News via Getty Images

Por Fernando Díez Ruiz, profesor doctor Facultad de Psicología y Educación, Universidad de Deusto

El Gobierno que preside Pedro Sánchez decidió el pasado martes una cuarentena de 14 días a los visitantes que viajen a España. Francia le ha respondido con la misma moneda, por razones de “reciprocidad”. Es la consecuencia lógica a una toma de decisiones claramente unilateral.

España, al igual que el resto de los países de Europa (y del mundo), va tomando decisiones sobre la marcha. Algunas son acertadas, otras no tanto. Algunas son internas, sólo nos afectan a nosotros, y otras son externas, afectan a otros países.

En este caso, ha decidido de manera unilateral una cuarentena sobre ciudadanos de otros países que nos quieran visitar. Rápidamente, sin apenas tiempo para reaccionar, Francia ha hecho exactamente lo mismo con España. Le ha dado a probar su propia medicina. Estamos frente a un desencuentro entre dos países vecinos.

Como bien señala Michael Watkins en su libro Los primeros 90 días, la toma de decisiones de manera unilateral tiene sus riesgos, sobre todo si no tienes en cuenta la fuerza de tu adversario. Si partes con ventaja, puedes ganar. Si hay un equilibrio de fuerzas, puedes empatar. Y si partes en inferioridad, puedes perder. Es muy importante tener esto en consideración antes de tener un conflicto, de lo contrario, te puedes llegar a equivocar.

Francia es una potencia mundial del G7, además de nuestro vecino. Seguro que cuando el Gobierno español tomó la decisión sobre la cuarentena no estaba pensando precisamente en Francia. Sin embargo, ahora tiene que empezar a hacerlo. Pensar en qué hacer y cómo solucionar un conflicto originado por una decisión tomada erróneamente. El gran autor de comedias Terencio decía que “mala cosa es tener un lobo cogido por las orejas, pues no sabes cómo soltarlo ni cómo continuar aguantándolo”.

El hecho de que Francia haya replicado con la misma moneda pone sobre la mesa un hecho incuestionable: no ha sentado bien. Y ahora le toca a España decidir si tiene que cambiar o mantener su decisión.

Sin duda alguna va a ser una oportunidad para ser creativos. John Risk decía que “el conflicto es el mejor medio que tenemos para estimular la creatividad. Viva el conflicto”.

El conflicto surge cuando existen posiciones divergentes, distintas formas de ver o interpretar la realidad. Y ante visiones diferentes, posturas diferentes.

Los conflictos no son malos, son naturales, y de ellos se pueden obtener consecuencias muy positivas. Podemos encontrarnos ante conflictos internos (con uno mismo), como externos (con otras personas). Constituyen una oportunidad para aprender de nosotros mismos o de los demás.

Tienen efectos positivos y negativos y lo fundamental es identificarlos y hacerles frente de la forma más adecuada posible. Desde este punto de vista, no cabe duda que el Gobierno tiene una oportunidad en estos momentos.

Cuando se decidió esta medida, posiblemente se pensó en protegernos de otros países y la entrada del coronavirus. Sin embargo, una cosa es tener razón y otra es tener acierto. Puedes tener la mejor de las intenciones y no hacerlo bien. ¿Y cómo sé si lo he hecho bien? Sin duda alguna, observar las reacciones de los demás es una evidencia.

En este caso ha sido una reacción rápida y oportuna. No obstante, es importante controlar la intensidad y dimensión del conflicto para que no vaya a más. O dicho con otras palabras: para que el conflicto vaya a menos y se reconduzca desde la sensatez.

Las alternativas para la resolución del conflicto son variadas: se puede buscar un mediador, se puede negociar, se puede reprimir, abandonar, etc. Del acierto en la resolución que se busque dependerá el haber perdido o el haber ganado una oportunidad de aprender.

Decía el ex comisario europeo Joaquín Almunia que no resolver los problemas es garantizar un problema mayor. El Gobierno va a tener que actuar rápido pero sin precipitarse y decidir entre tres posibles soluciones:

  • Seguir adelante con la decisión y asumir que su medida va a ser recíproca en Francia (y posiblemente en otros países de la UE).
  • Hablar con Francia y, ya de paso, con la UE para tomar una decisión consensuada.
  • Negociar, pactando medidas temporales con una fecha, y en sintonía con las decisiones de la UE.

Un aspecto positivo de los conflictos es que fuerzan a expresar argumentos y puntos de vista más elaborados. Quizás al Gobierno español le ha faltado esto. En cualquier caso, es toda una oportunidad para la creatividad y la diplomacia. Es un buen momento para buscar la zona de común acuerdo que nos permita resolver este conflicto saliendo fortalecidos.

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