'Día Internacional de los Hombres'

'Día Internacional de los Hombres'

El temor de los hombres, tan fuertes y poderosos como se presentan, no es a lo que las mujeres puedan hacer. Su verdadero temor es que se demuestre la falacia que han construido, y que se desvanezca el mito de la superioridad masculina y el consecuente liderazgo de los hombres que deriva de él.

LUIS GALDÁMEZ/EFE

El día 8 de marzo, el Día Internacional de las Mujeres, es el día internacional para que los hombres apoyemos el trabajo histórico que las mujeres han desarrollado para alcanzar la igualdad, y hacer de la sociedad un lugar en el que convivir pacíficamente, sin que nadie cuente con una serie de privilegios que en la práctica se traducen en abuso, discriminación y violencia contra las mujeres.

Las mujeres demuestran a diario con esfuerzo y sacrificio aquello que muchos hombres y su cultura androcéntrica les han negado: tener capacidad, conseguir tiempo para demostrarla y ganar espacios para desarrollarla; por eso, muchos hombres se han opuesto a la igualdad y a que las mujeres avancen desde la retaguardia del olvido y la falta de reconocimiento, donde un día lejano fueron ubicadas.

El temor de los hombres, tan fuertes y poderosos como se presentan, no es a lo que las mujeres puedan hacer -al menos no debería serlo si tal y como ellos afirman fueran tan débiles en su sexo; su verdadero temor es que se demuestre la falacia que han construido, y que se desvanezca el mito de la superioridad masculina y el consecuente liderazgo de los hombres que deriva de él.

Sólo quien contempla la igualdad como una injusticia se opone a ella, y sólo quien entiende que tener los mismos derechos y oportunidades es injusto percibe la igualdad como una pérdida. Por eso no es casualidad que sean hombres los que lideren las resistencias contra la igualdad, y se enfrenten a ella y a las mujeres y hombres que la reivindican. Hacerlo significa el nada despreciable intento de mantener sus beneficios y ventajas algún que otro siglo más.

La realidad es muy elocuente. Quien pertenece a un grupo de población que gana un 19% más por hacer lo mismo (OIT), que tiene un 34% más de tiempo de ocio cada día para utilizarlo en lo que quiera, que dedica un 94% menos de tiempo a las tareas domésticas diarias y un 27% menos al cuidado de los hijos e hijas, para de ese modo tener más libertad, no sólo más tiempo libre (Barómetro CIS, abril 2014), no quiere cambio alguno. Quien puede ejercer la violencia contra su pareja con elevadas tasas de impunidad, quien es capaz de abusar sexualmente de mujeres a través de agresiones y violaciones con casi total impunidad, quien tiene la posibilidad de comprar sexo a la carta y online..., quien percibe que todo gira a su alrededor no tiene ningún interés en que desaparezcan esos privilegios ni las circunstancias que los permiten -más bien lo contrario- quiere que todo siga de esa manera.

Y del mismo modo que quien hace la ley hace la trampa, quien ha hecho la cultura a su imagen y semejanza ha colocado estratégicamente las trampas para cobrarse sus piezas. Por eso estos hombres, hijos de la desigualdad y padres del machismo, en lugar de criticar la realidad lo que han hecho ha sido crear el marco necesario para integrar y dar trascendencia a todo lo que hacen cada día. Un marco basado en las referencias masculinas y al que han llamado "normalidad", para así permitir que la desigualdad sea normal y que la convivencia se articule a partir de ella como parte de la rutina y la habitualidad. De esta manera, el abuso diario queda invisibilizado, y sólo el exceso es cuestionado, no sin antes justificarlo en algún problema del hombre que lo causa o en alguna provocación de la mujer que lo sufre. Pero si no hay exceso y la violencia, el abuso y la discriminación quedan dentro de los límites establecidos por la normalidad, la crítica no sólo no se produce, sino que esos mismos comportamientos presentan a los hombres como "más hombres" tras lo ocurrido, y a las mujeres como "malas mujeres". Todo un sinsentido inaceptable.

El Día Internacional de las Mujeres también es el día internacional para que los hombres apoyemos la igualdad y nos comprometamos con una sociedad más justa, que permita enriquecernos mutuamente en una convivencia fuera de los límites rígidos y estrechos que una cultura interesada ha situado en las identidades de unos y otras.

La masculinidad no necesita un día internacional para reconocer lo de siempre -ya lo conoce-, y lo oculta bajo la normalidad a lo largo de los 365 días del año, pero los hombres sí necesitamos un día para demostrar que se puede ser hombre de otra forma, que la igualdad también es nuestra responsabilidad, y que la lucha de las mujeres es nuestra lucha. Y ese día es el 8 de marzo, el Día Internacional de las Mujeres.

Este post fue publicado inicialmente en el blog del autor