El desafío máximo de Rusia: ejecuta otra matanza civil en Kramatorsk con Von der Leyen y Borrell en Ucrania

El desafío máximo de Rusia: ejecuta otra matanza civil en Kramatorsk con Von der Leyen y Borrell en Ucrania

Mientras la UE viaja para reunirse con Zelenski, las tropas rusas siguen mostrando su cara más cruel tras lo vivido en Mariúpol o Bucha.

Uno de los muertos por el ataque contra la estación de KramatorskAnadolu Agency via Getty Images

Diario de guerra, día 44. Es el horror, la muerte más cruel. Y lo han vivido en primera persona los altos mandos de la Unión Europea, de visita por Ucrania.

“Este es el día 44 de nuestra realidad”, explicaba Zelenski, mientras hablaba en el Parlamento de Finlandia, tras conocer la masacre en una estación de Kramatorsk, en el Donbás. Allí, un proyectil ha matado a, al menos, medio centenar de personas. La localidad del este de Ucrania se suma a Bucha, a Mariúpol y a otros puntos donde Rusia sigue haciendo diana en la población civil.

Los pasos dados, jornadas atrás, hacia la paz parecen hoy lejanísimos. El conflicto, que en lo militar sigue escorándose al este, no deja de sumar dolor de una población civil cada vez más atacada, mientras el mundo sigue tomando medidas para responder a los últimos episodios.

Cuando aún colea la matanza en Bucha, una nueva tragedia ha sobresaltado al mundo. Esta mañana, un misil ha reventado la estación de tren de la localidad cercana a Donetsk, donde miles de personas esperaban para huir, siguiendo el consejo de las autoridades.

Por el momento, se han confirmado al menos 50 muertos, entre ellos cinco niños, y cientos de heridos, según el gobernador de la región. De ellos, 98 han sido hospitalizados, con 16 niños entre los que han tenido que ser ingresados.

Ucrania acusa a Rusia de un nuevo ataque indiscriminado contra la población civil, utilizando en este caso bombas de racimo. Sin embargo, Moscú niega la mayor, como de costumbre, y ha abierto una investigación inculpatoria contra el ejército ucraniano.

La responsable de la Comisión Europea y el Alto Representante han viajado a Bucha, donde han visitado una de las fosas comunes de las víctimas civiles. En ella, Von der Leyen se ha mostrado visiblemente afectada, asegurando que “hemos visto la humanidad en pedazos”.

Esta era la primera etapa de un viaje que les ha llevado a verse con Zelenski en Kiev. Allí, la presidenta de la Comisión ha prometido al líder nacional acelerar el examen sobre la candidatura de Ucrania a nuevo miembro de la UE.

  Von der Leyen, junto a Zelenskipicture alliance via Getty Images

Volodimir Zelenski ha dejado claro que este pequeño municipio al noroeste de Kiev sufre un panorama “mucho más horrible” que Bucha, localidad casi vecina. Allí, según el presidente ucraniano, “hay más víctimas”.

Su testimonio encaja con el relato de la la enviada especial de Efe desde Borodianka, quien reseñaba la devastación tras el paso de las tropas rusas, “que bombardearon y dispararon sin piedad, cuentan los vecinos, arrasando con todo y matando indiscriminadamente. Aunque nadie sabe dónde están los cuerpos”.

A medida que los militares rusos abandonan las posiciones tomadas en las semanas anteriores, las matanzas quedan a la vista. La fiscal general de Ucrania, Irina Venediktova, ha confirmado el hallazgo de 26 cadáveres bajo las ruinas de dos edificios de esta ciudad.

Hablar de cifras por parte de cada bando es una guerra por el relato en sí misma. En una de las pocas comunicaciones no victoriosas del Kremlin, el portavoz apuntaba que Rusia había sufrido “pérdidas significativas” de tropas, “una gran tragedia” a la que no puso números. Eso sí, Dimitri Peskov también dejaba caer que el final de la ofensiva podría estar cerca.

Por su parte, la ONU ha confirmado 1.626 civiles muertos y 2.267 heridos que, como apunta diariamente, son cifras muy inferiores a las reales, especialmente tras los últimos acontecimientos conocidos.

El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) ha aumentado el cálculo diario a más de 4,3 millones de personas obligadas a dejar el país. Además, el conflicto deja alrededor de 7,1 millones de desplazados internos que siguen buscando protección en otros rincones del país. Para Filippo Grandi, esta es una de las crisis humanitarias “de más rápido crecimiento en la historia”.

Por mucho que Rusia insista en que su objetivo pasó a ser “liberar” el Donbás, no dejan de sentirse ataques en otros puntos. A lo largo del viernes prosigue la reagrupación de tropas de Moscú hacia el este de Ucrania, si bien ha habido episodios nuevos en Dnipro y Járkov, además de la continua pelea por tomar el control de la asediada Mariúpol. Las tropas invasoras anuncian haberse hecho ya con el control del centro de la localidad, versión que rechazan las autoridades locales.

Ayer la UE cerraba un quinto paquete de sanciones contra su economía; por primera vez atacando las importaciones de carbón. A la espera del inminente debate de qué hacer con el gas y el petróleo, batallas más difíciles de unificar en el seno de los Veintisiete, hoy los dos responsables comunitarios han dado luz a las nuevas restricciones, que siguen golpeando bancos y el transporte marítimo y por carretera.

Desde Kiev, Borrell ha anunciado otra partida de 500 millones de euros para suministrar armas a Ucrania, por lo que elevará a 1.500 millones los fondos del Mecanismo de Paz Europeo que está sirviendo para dar soporte al Gobierno de Zelenski.

Reino Unido también ha optado por actuar contra las hijas de Putin, como ya hiciera EEUU, así como las del ministro de Exteriores, Serguéi Lavrov. En concreto, Katerina Vladimirovna Tijonova, Maria Vladimirovna Vorontsova y Yekaterina Sergeyevna Vinokurova verán prohibidos sus viajes y congelados sus activos.

La decisión de Boris Johnson es especialmente relevante en tanto que Londres se ha convertido en los últimos años en uno de los destinos predilectos de la jet-set rusa, hasta el punto de hablarse de Londongrado por su cercanía a Rusia.

De golpe, ha anunciado la expulsión de las oficinas de 15 oenegés, entre ellas Amnistia Internacional o Human Rights Watch (HRW) por “violaciones a la legislación rusa”.