El dilema de los medios: pedir el voto para Macron o no

El dilema de los medios: pedir el voto para Macron o no

“La posición adoptada por un medio de comunicación corre el riesgo de provocar divisiones en el seno de su propia redacción”.

MONTAGE LE HUFFPOST

¿Pedir el voto para Emmanuel Macron o no? Esta es la pregunta que se han hecho muchos medios de comunicación franceses tras la primera vuelta de las elecciones presidenciales de 2022.

Algunos se han posicionado muy pronto contra Marine Le Pen. Es el caso de Le Monde, cuyo director, Jérôme Fénoglio, tomó la pluma al día siguiente de la primera vuelta, el 11 de abril, para animar a sus lectores a votar a Emmanuel Macron.

“La elección de Marine Le Pen a la presidencia de la República constituiría una agresión contra el Estado de derecho, un retroceso en la catástrofe climática y una revisión de nuestras alianzas exteriores en el peor momento posible, ahora que la atroz guerra impuesta por Vladimir Putin a Ucrania muestra la verdadera naturaleza de un régimen con el que la candidata ha sido tan complaciente”.

Esto no sorprende a la historiadora Isabelle Veyrat-Masson. “Históricamente, los periódicos han sido vehículos de compromiso, siempre han tenido tintes políticos”.

Desde 1631, fecha del nacimiento del primer periódico francés, los medios de comunicación han cambiado mucho. Así, en las redacciones hay dos tipos de periodistas: por un lado, los que buscan la neutralidad; por otro, aquellos para los que la objetividad es imposible y por ello defienden el periodismo de opinión.

Estas dos visiones de la profesión chocan en este periodo de entreguerras a la hora de decidir qué posición adoptar como medio de comunicación. Esto explica por qué algunos medios no dan instrucciones claras. “La posición adoptada por un medio de comunicación corre el riesgo de provocar divisiones en el seno de su propia redacción”, analiza Isabelle Veyrat-Masson.

Como ejemplo, Le Figaro no pidió el voto contra la candidata de Agrupación Nacional. En un editorial publicado el 10 de abril, el director, Alexis Brézet “deseaba” la reelección del presidente frente a una Marine Le Pen con un programa “peligrosamente sin financiación”, pero sin lanzar un llamamiento al voto. Este texto llevaba su firma y no comprometía a la redacción. Un detalle que no es trivial.

Esta es una decisión que no siempre toman los periodistas por sí solos. En Marianne, el consejo de redacción denunció el 19 de abril la “injerencia” del accionista mayoritario Daniel Kretinsky, que vino a “modificar el titular” dedicado al periodo entre la primera y la segunda vuelta.

En lugar de “O la ira... o el caos...”, como eligió la redacción, la portada decía “Pese a la ira... evitemos el caos”. Este mensaje era diferente del inicialmente decidido, que pretendía “hacer una distinción entre los dos candidatos sin dictar la decisión de nuestros lectores”, explicaron los redactores de Marianne en un comunicado.

La directora de la editorial, Natacha Polony, explicó en Twitter que el título de la versión final “refleja la lectura de Marianne sobre la situación política en Francia, tal y como se desarrolla en el editorial del periódico”.

Orientar el voto de sus lectores también significa arriesgarse a perder a algunos de ellos, decepcionados por la postura del periódico. En un momento en el que las ventas en formato físico están cayendo, esta decisión no está exenta de riesgos.

“La prensa se ha vuelto cada vez más neutral para expandir su público. Le interesa seguir siéndolo para sobrevivir en medio de esta crisis económica”, afirma Isabelle Veyrat-Masson. “El riesgo de dar una instrucción de voto supone distanciarse de los votantes de los otros candidatos. Y, por tanto, perder más lectores”.

Por su parte, el semanario ultraconservador Valeurs actuelles se negó a dar instrucciones de voto para la segunda vuelta, alegando que quería “dirigirse a todos los derechistas”. Y, de paso, para no ofender a nadie.

En Libération, la situación es diferente. De todos los diarios, el título fundado en 1973 es en el que están puestas todas las miradas desde 2017. Ese año, Libération optó por dar una orden a sus lectores el día de la segunda vuelta de las elecciones: “Haz lo que quieras, pero vota a Macron”. Una decisión que sigue provocando reacciones en las redes sociales cinco años después y que también marcó para siempre a algunos de los miembros de la redacción.

En el momento de escribir este artículo, Libération no ha decidido su titular para la edición del domingo 24 de abril, pero, según nuestras informaciones, hacer una portada como la de 2017 está descartado. No habrá instrucciones de voto como tal y mucho menos en forma de orden. Las portadas de culto de 2002 deberían ser la fuente de inspiración.

 

Ante esta disyuntiva de pedir o no el voto para Emmanuel Macron, la revista L’Obs decidió basar su posición en su historia y sus valores, es decir, rechazar el proyecto propuesto por Marine Le Pen, pero sin dar una instrucción expresa de voto.

″Habría sido un error no hacer nada por la historia de este periódico”, explica Cécile Prieur, directora de L’Obs. Este medio publicó un editorial en nombre de la redacción tras consultar a todos los redactores. “Nuestros lectores nos siguen por la calidad de nuestros artículos y los valores que defendemos: antirracismo, valores humanistas... Nos pareció importante aclarar nuestra posición”.

En su editorial, Cécile Prieur subraya que “entre Macron y Le Pen, debemos tomar una decisión inequívoca para preservar las bases de la República. No basta con ‘no dar ni un solo voto’ a la extrema derecha, como Jean-Luc Mélenchon repitió cuatro veces en la noche de la primera vuelta”.

Este artículo fue publicado originalmente en el ‘HuffPost’ Francia y ha sido traducido del francés por Daniel Templeman Sauco.