¿Discriminación o ventaja?: La compleja inclusión de las mujeres trans en el deporte

¿Discriminación o ventaja?: La compleja inclusión de las mujeres trans en el deporte

Algunas federaciones internacionales han hecho prácticamente imposible que las atletas trans puedan competir.

La nadadora Lia Thomas.Icon Sportswire via Icon Sportswire via Getty Images

Desde hace meses, se sucede la polémica sobre cómo incluir a las mujeres trans en el deporte y en competiciones internacionales. Los más críticos apuntan a que juegan con ventaja, mientras que desde el colectivo trans se insiste en que intentar excluirlas de las competiciones es discriminación. 

El debate comenzó a coger fuerza el verano pasado, cuando Laurel Hubbard se convirtió en la primera mujer trans en competir en unos Juegos Olímpicos, participando en las pruebas de halterofilia. Algunas de sus compañeras denunciaron que jugaba con ventaja y no les parecía bien que compitiera en los juegos por haber participado años antes en pruebas masculinas. Hubbard falló tres maniobras y fue descalificada, pero la polémica ya estaba servida. 

Desde 2015, el COI permite participar a las mujeres trans si mantienen los niveles de testosterona en sangre por debajo de 10 nanogramos por litro. A finales del 2021, el comité, a pesar de que aboga por la inclusión de estas deportistas, dejó en mano de las federaciones la última palabra y la posibilidad de marcar sus propias normas. Y así lo han hecho.

El pasado junio, la Federación Internacional de Natación, decidió prohibir la participación de aquellas que no hayan hecho su transición antes de los 12 años. La decisión llega después de la polémica en torno a otra deportista trans, Lia Thomas, de 22 años, que ha ganado varias finales en la Universidad de Pensilvania. Hasta 2019, Thomas compitió como hombre y formó parte del equipo masculino, algo que los más críticos consideran que le da ventaja por haber desarrollado su fuerza y su musculatura durante la pubertad. Ella se ha defendido alegando que se sometió a la terapia de reemplazo hormonal (TRH) durante dos años y medio, ausentándose en la temporada 2021-2021 para completar su transición. 

En el mundo del deporte hay división de posturas y atletas como la futbolista Megan Rapinoe, capitana de la selección estadounidense, se han mostrado a favor de la inclusión de las mujeres trans en el deporte de élite y ha calificado los argumentos en contra de “asquerosos”. “Muéstrame las pruebas de que las mujeres trans están haciéndose con todas las becas, están dominando todos los deportes, están ganando todos los títulos. Lo siento, pero no está pasando”, denunció en una entrevista. 

Totalmente lo contrario piensa la atleta Caitlyn Jenner, que ganó un oro olímpico en los setenta antes de transicionar. Para ella, sí hay ventaja y ha celebrado la decisión de la FINA. Para Valentina Berr, futbolista catalana que ha dejado la competición por transfobia, la decisión de la federación de natación le recuerda “a las decisiones de las federaciones que se tomaban a principios del siglo pasado, que prohibían a las mujeres participar en deportes basándose en criterios médicos sin ninguna base fundamentada”. 

“Es odio hacia lo diferente. Por eso el deporte femenino está aún lejos de existir en unas condiciones mínimas de decencia, y por eso en el caso de las mujeres trans hay un techo de cristal tan grande en el deporte”, denuncia la futbolista a El HuffPost. Para Mar Cambrollé, fundadora de la Federación Plataforma Trans, estas decisiones son “una aberración”. “Si están compitiendo es porque han pasado los controles y tienen menos testosterona de la que se marca como límite”, añade. 

Para María José González, abogada y miembro de la Comisión Jurídica del COE, el debate debe partir “del terreno de derechos”, y dibuja un contexto de la situación. “Por principio todas las personas tienen derecho a hacer deporte. Los países democráticos no pueden ni deben discriminar por la condición u orientación sexual. ¿Qué ocurre en el deporte? Que se trata de un terreno que parte de un concepto segregacionista basada en la biología, en base a la diferencia de sexo porque esa biología marca la diferencia competitiva. Un ejemplo, ¿tienen derecho los niños y las niñas de 12 años a competir con los adultos de 20 años en las mismas competiciones? A priori tienen derecho a elegir, pero el fair play determina que sería una desventaja competitiva para el menor. Y más algo que hemos de poner de manifiesto en el deporte es que por ese concepto segregacionista hay brecha salarial, convenios colectivos diferenciados por sexo, discriminación por maternidad…”, explica la jurista. 

Garantizar que todos y todas puedan competir debe ser el reto del mundo del deporte
María José González, abogada y miembro de la Comisión Jurídica del COE.

“Lo que se ha de hacer es regular para que todos y todas puedan jugar, pero que no haya ventajas competitivas por hechos biológicos diferenciados. Y habría que ir pensando en otras categorías deportivas. Curiosamente el anteproyecto de ley del deporte habla del derecho a competir sólo por la autoafirmación de género. Y cuando llega al artículo de las ligas profesionales ahí ya sólo habla de diferencia por sexo”, señala González. Una categoría única para las mujeres trans e incluso una única categoría sin género son algunas ideas que se han vertido en los últimos meses. “Garantizar que todos y todas puedan competir debe ser el reto del mundo del deporte”, apunta la jurista. 

Cómo legislar para mantener la inclusión y la igualdad

Para Valentina Berr, se está produciendo un error en “el enfoque” sobre cómo garantizar los derechos de las mujeres trans en el deporte. “No se está regulando para la inclusión de las mujeres trans en la competición; ¡las mujeres trans ya formamos parte de la competición! Lo que se está viendo es cómo excluirnos, cómo discriminarnos lo justo y necesario”, denuncia.  

La futbolista señala la advertencia de la ONU sobre las regulaciones que limitan los niveles hormonales, calificándolas de “discriminatorias”. “No solo hacia las mujeres trans, sino también a las mujeres negras. Es un error este enfoque porque es la agenda que quieren marcar quienes odian a las mujeres, y consiguen que hablemos de ello y que no nos parezca tan absurdo como es. A todas las personas nos atraviesan mejores y peores capacidades físicas, que dependen de miles de factores que van más allá de nuestros cromosomas o de si somos trans o no”, defiende la futbolista. 

No se está regulando para la inclusión de las mujeres trans en la competición; ¡las mujeres trans ya formamos parte de la competición! Lo que se está viendo es cómo excluirnos, cómo discriminarnos lo justo y necesario
Valentina Berr, futbolista

María José González ve necesario “marcas unas reglas del juego en el ámbito de las competiciones nacionales e internacionales” y reflexionar sobre si la autodeterminación del género aporta ventajas competitivas. Es necesario estudiar y dialogar todos a una. Porque no puede haber cabida a la frustración de quien, con garantías, quiera participar en las competiciones federadas. Pero hacerlo desde el respeto y la honestidad de salvaguardar los derechos de las deportistas que hoy en día siguen siendo discriminadas en su ámbito laboral, que son muchas. Y si no, ¿por qué en España sólo existe un convenio colectivo femenino, y cinco masculinos”, reflexiona la abogada citando otros ejemplos como diferencias salariales o que solo haya dos mujeres presidiendo federaciones. 

Transfobia en el deporte

A mediados de junio, Valentina Berr decidió dejar el fútbol a sus 29 años por el acoso y la transfobia que ha sufrido mientras ha desarrollado su carrera en Club Esportiu Europa, Terrassa FC y FC Levante Las Planas. “No cuelgo las botas, me las cuelgan”, explicó en su comunicado.

“He tenido que parar, sobre todo, por salud mental, por un cúmulo de violencias que juntas se han vuelto insoportables. Por un lado, psicológicamente no he podido soportar la presión de ser permanentemente sospechosa, y de estar obligada a cumplir un límite de testosterona —que muchas compañeras que no son trans pueden sobrepasar de largo—. Por otro lado, que haya cientos de mensajes en redes insultándome y humillándome”, reflexiona la deportista sobre las razones que la han llevado a tomar esta decisión.

Además del impacto que ha tenido este acoso sobre ella, Berr también denuncia el sufrimiento de su familia. “Las agresiones por LGTBIfobia no solo son dolorosas para quien las recibe. Las sufrimos todas”, denuncia. La futbolista cuenta que tuvo que ocultarle a su familia “que en la prensa se ha insinuado que en realidad no soy una mujer, sino ’un señor que se hace pasar por mujer para abusar de niñas en los vestuarios”. 

“Todo eso me ha llevado a petar, y a que los ataques de ansiedad y pánico se tornaran insoportables”, concluye Berr, que cree que la discriminación de las personas trans en el deporte es “demostrable”. “Basta ver cómo se nos trata muchas veces en los medios, cómo se nos contempla en las normativas como si fuéramos una amenaza, cómo se nos persigue y se nos insulta en las redes sociales”, denuncia. Para Mar Cambrollé, las posiciones en contra de la inclusión de las personas trans en el deporte son “las últimas pataletas de un bicho que está panza arriba” y cree que “practican la misma violencia que el patriarcado”. 

El sistema cisheteropatriarcal nos perjudica a todo el mundo, aunque sea en mayor o menor medida, y por eso justamente debemos unirnos para combatirlo. El deporte no es una excepción
Valentina Berr, futbolista.

Berr también cree que la discriminación que sufren las mujeres trans viene de que la “sociedad es patriarcal” y por eso están más en el ojo del huracán que los hombres trans, aunque estos no escapan de la discriminación. “No están exentos de sufrir violencia si no encajan. Además, el deporte amplifica todo esto, porque muchos deportes son un amplificador de la masculinidad hegemónica; no puede haber hombres deportistas que se salgan de la norma. Sin embargo, los parámetros y la magnitud con la que se controla y se castiga a las mujeres para que encajen dentro de los parámetros establecidos por la cisheteronorma son mucho más magnificados y crueles”, relata.

Para María José González, las mujeres llevan años “siendo discriminadas en el deporte y lo demuestran los problemas que tienen en la maternidad, diferencias salariales, escasas ligas profesionales”, por lo que ve esencial su “protección”. “El sistema cisheteropatriarcal nos perjudica a todo el mundo, aunque sea en mayor o menor medida, y por eso justamente debemos unirnos para combatirlo. El deporte no es una excepción”, sentencia Valentina Berr.