Diversos para ser iguales
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Me gustaría creer que, en materia de derechos LGTBI y defensa de los mismos, hemos llegado a un status quo; quisiera creer, no obstante, que todas las mujeres y hombres que defendemos la diversidad tenemos el objetivo y la meta a la vuelta de la esquina. Que quizá dentro de unos años no nos sorprenda que una ministra o un ministro que no sea de origen español llegue al poder. Porque sí, hoy aún nos sorprendería.

Recuerdo el momento en el que me di cuenta de que mi vida estaría vinculada a la diversidad. Tendría diez años, mil dudas y ninguna respuesta. No había más personas homosexuales a mi alrededor y creo que, aunque las hubiera habido, ese momento me habría acojonado de la misma forma. Ya había leído a grandes de la literatura nacional e internacional y me encontraba paseando entre las páginas de El guardián entre el centeno, de J. D. Salinger. Nunca un libro me ha dicho tanto en tan poco espacio. Nunca unas líneas me han demostrado qué y cuándo, el cómo y el dónde.

La diversidad, en temas de política, comenzó en nuestro país con el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero y un Pedro Zerolo que consiguió aquello que algunos creían imposible: la ley del matrimonio igualitario. Lo hizo con series como Aquí no hay quien viva, que normalizó la homosexualidad con la pareja de Fernando y Mauri, o 7 vidas, donde Anabel Alonso hacía de Diana, una lesbiana algo alocada que vivía la conflictividad del amor y de sus circunstancias. La televisión y la literatura, a partes iguales, nos han ayudado en la conquista de los derechos de las personas que, una vez adquiridos, por mucho que las derechas se hayan dedicado sistemáticamente a intentar desacreditarlos ante diferentes instancias (no solo jurídicas sino también desde el tejido asociativo), son inquebrantables.

En este momento histórico que nos ocupa, con los parlamentos fragmentados y una derecha herida, debemos sumar todos. Sumar significa no quedarse impasible, significa luchar desde el feminismo. Feminismo significa igualdad, equidad y consonancia. Significa que toda revolución social anterior queda obsoleta; porque sí, el feminismo está rompiendo con lo anterior para fabricar un mundo nuevo en el que no importe qué o quién, sino que lo relevante sea que todas, todos y todes somos iguales sin importar qué artículo nos defina.

En su apuesta clara por la diversidad, el Partido Socialista, que hace escasos días ha celebrado su último Comité Federal en el que ha presentado y ratificado las listas para el Congreso, el Senado y el Parlamento Europeo, se ha atrevido a apostar decididamente por la diversidad al promover en puestos de salida a Mónica Silvana González (Corrientes, Argentina) como candidata al Parlamento Europeo.

Si Mónica Silvana González llega al parlamento europeo se convertiría en la primera de origen latinoamericano.

Mujer. Madre. Feminista. Alcalaína. Secretaria de Movimientos Sociales y Diversidad del Comité Federal del PSOE. Una mujer guerrera, combativa. Hasta ahora, ha sido concejala de Alcalá de Henares (2007-2015) y Diputada en la Asamblea de Madrid (2015-actualidad). Los cambios como el de la LOREG, que va a permitir que en las próximas jornadas electorales más de 100.000 personas con discapacidad intelectual puedan votar, cambios que ha conseguido llevar desde una cámara regional hasta la esfera de la política nacional de nuestro país. Mónica Silvana González continúa la defensa de la diversidad, el cambio que supuso para la sociedad una figura como la de Pedro Zerolo (irrepetible, inolvidable y más necesario que nunca) y la realidad que vive este país: cada vez somos más diversos porque cada vez somos más españoles de otros países de origen, otros credos y otras culturas, como la gitana, que estuvo siempre en España pero cuya inclusión plena sigue siendo una materia pendiente.

El reto de Europa pasa por encontrarnos en este momento en uno de los más importantes y difíciles ante los que se encuentra la Unión Europea. Con unas derechas cada vez más escoradas hacia los nacionalismos rancios que tuvieron su espacio y lugar en el siglo XX, con el auge de los fascismos en el viejo continente... es tarea de quienes nos definimos como progresistas avanzar en el camino de la visibilidad, la lucha por la defensa de los derechos adquiridos y por todos aquellos que nos quedan por conseguir y que sólo desde la diversidad y el feminismo podremos lograr.

El espacio que tenemos para defender y mantener desde Europa pasa por mirarnos a los ojos, ponernos en la piel de quien está frente a nosotros y aprender a convivir mejor. Caminar hacia el espacio del bien común, de las libertades. Caminar por la diversidad. Hacerlo a favor de la creación, del emprendimiento, de la educación y de la igualdad de oportunidades. Y las campañas venideras trabajarán desde lo emocional y lo empático de una manera mucho más ferviente de lo tradicional.

Si Mónica Silvana González llega al parlamento europeo se convertiría en la primera de origen latinoamericano. Cuando avanza la diversidad, lo hacemos todas, todes y todos. El movimiento produce cambio; y de este movimiento surgirá la España y la Europa que todas, todes y todos queremos. Gracias Presidente Sánchez por contar con la diversidad.

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