El movimiento 'drag king' o cómo destruir la masculinidad tóxica desde la 'performance'

El movimiento 'drag king' o cómo destruir la masculinidad tóxica desde la 'performance'

Más allá de las 'drag queens' esta expresión artística nace de la reivindicación de los espacios LGTBI y el feminismo.

El drag king Marcus Massalami.Cortesía de Marcus Massalami

El mundo del drag queen está viviendo un momento de esplendor total. El reality de RuPaul Drag Race, adaptado en España en Atresmedia, cada domingo se convierte en trending topic en Twitter. Eso sin contar con la tradición desde hace años de celebraciones como la reina del Carnaval de Gran Canaria.

Pero más allá de estos hombres que exploran la feminidad desde un punto de vista exagerado y prototípico —lo que les ha costado más de una crítica, tachándolos como misóginos— también hay mujeres que performan la masculinidad desde un punto de vista crítico y reivindicativo: se trata del drag king.

En esta performance artística, las mujeres se convierten en el hombre que ellas quieran ser y que van desde toreros machos de pelo en pecho a hombres maquillados y con gestos femeninos pasando por boy bands en las que cada uno de los drags tiene su rol concreto.

Para Sara Rodríguez, creadora de la plataforma Colectivo Drag King y drag king conocido como Hapi Hapi, este movimiento busca “performar a través de los estereotipos desde la masculinidad, pero también para romperla”. “Todo ello con el objetivo de no perpetuar ni mucho menos esa masculinidad tóxica sino de generar otro tipo de masculinidades y generar arte a través de todo eso de una manera exagerada y artística”, recalca a El HuffPost.

Rodríguez explica que “cada persona lo utiliza como quiere y como puede” y que a ella le ha servido para “empoderar tanto la expresión más masculina como la más femenina, no solamente de una manera artística, sino también en la vida personal”.

“Para darte un ejemplo, mi madre a los 16 me regaló un kit con rimmel, sombra y tal… y yo era como ‘yo esto no lo quiero para nada, no lo necesito’. Y ahora me lo regala pero para travestirme y para realizar una performance artística”, explica.

Su sensación no es algo ajeno ni es la única persona que se ha sentido así. El drag king gallego Nico Elsker cuenta que en los talleres que ha impartido se ha encontrado una reacción similar.

  Imagen del 'drag king' Nico Elsker.Cortesía de Nico Elsker

Les resulta muy impactante ponerse en la piel de un tío, ver su rostro masculinizado, se acercan al imaginario que tienen de la masculinidad, a destruirlo, a exagerarlo, es como un poco catártico”, señala. “En el último taller vinieron varios chicos homosexuales, y uno dijo que había rechazado siempre su masculinidad y había conectado con eso. Para las tías es como si pudieran acceder a algo que tuvieran como prohibido, bajo llave o a lo que no conseguían llegar y a través del juego lo hacen”, explica.

Tanto él como el drag Marcus Massalami descubrieron el drag king desde el teatro ya que eran actores y abordaban la masculinidad desde ahí. “Empecé a hacer travestismo clásico de teatro con cosas como Shakespeare, pero travesti”, cuenta Massalami, quien relata que entonces empezó a investigar para el grupo de teatro sobre el drag y ahí descubrió este tipo de travestismo.

“Vi que era como lo que había estado trabajando, pero mucho más libre a la hora de poder dar mi discurso, utilizar mi espacio y autodirigirme yo por así decirlo. Entonces fue una intuición, lo descubrí y fue algo muy profundo, creo que yo había sido travesti toda la vida. Desde que era pequeña aprovechaba cualquier ocasión para vestirme y entonces al ver que esto me lo permitía, me sentía libre”, explica. 

Para Elsker, hombre trans que ha pasado desde que se inició en el drag king por una transición de género, tuvo una “fascinación especial” por los papeles masculinos desde que se inició en el teatro. “Me fascinaba cómo el cuerpo femenino utilizaba herramientas de caracterización para transformarse en cuerpos masculinos. En aquel momento pensar en hormonas era ciencia ficción para mí casi, entonces lo llevaba a la performance, a ser actor”, señala.

  El drag king 'Hapi Hapi'.Lily García

Después de trabajar en varios music holes y cabarets locales en Galicia y colaborar con el transformista vigués Cristian de Samil se planteó hacer el mismo transformismo que vio, pero masculino. “Pensaba que España estaba repleta, sobre todo la capital, de mujeres que se vestían de hombres y hacían un transformismo como el femenino. Eso fue en 2013 o 2014, y dije ‘quiero hacer eso’ y busqué por internet y no encontré nada en España”, recuerda.

Sin embargo, no era así, sino que hasta que Rodríguez inició Colectivo Drag King en 2017. “Lo hice como TFG y pensé que si yo estoy dentro del activismo LGTBI no lo conocía, quién lo iba a conocer y si no saben que existe no van a querer hacerlo”, explica. 

La masculinidad femenina está mejor visto que un hombre se feminice, las mujeres se masculinizaban históricamente
Nico Elsker, drag king

A diferencia del movimiento drag queen actual, los drag king tienen una parte intrínseca de reivindicación por cómo nació y lo que buscaba el travestismo femenino a lo largo de su historia.

“La masculinidad femenina está mejor visto que un hombre se feminice, las mujeres se masculinizaban históricamente”, explica Elsker. “Lo hacían por cosas tan simples como viajar seguras, estudiar, acceder a alguna carrera, reinar incluso…”, señala y recuerda que aunque había personas disidentes de género, con otra identidad u orientación sexual, lo que les llevaban a hacerlo era otro motivo. “Digamos que ‘tenían alma de hombre’ y eso no era sentirse un tío como un hombre trans, sino que sus inquietudes o sus pasiones no se correspondían con lo que tenía que ser una mujer”, explica. 

Para él, esa fuerza que se le otorgaba a las mujeres que se hacían pasar por hombres a lo largo de la historia también se refleja en los drag kings que acuden a los talleres. “Digo si tenéis esa chulería, ese descaro, ese empaque porque os habéis pegado cuatro pelos en la cara lo tenéis siempre, lo que pasa es que performando la masculinidad abren como una llave que las empodera muchísimo. Se ve claramente ahí cómo juegan los roles sociales”, explica.

  Imagen del 'drag king' Marcus Massalami.@mista.studio

Massalami explica que “aunque el drag king ahora mismo lo hacen hombres, mujeres o personas no binarias”, el origen era este travestismo femenino de mujeres que querían hacer cosas “de hombres”. “Entonces como que la reivindicación y lo lúdico ha venido, yo creo, de mano del movimiento feminista”, explica. “Todo lo que es romper con la masculinidad le atraviesa de pleno el punto del movimiento feminista, dependiendo de dónde estuviera”, indica, aunque reconoce que el origen del drag femenino y masculino tiene ciertos puntos en común de reivindicación, pero el drag queen ha avanzado hacia el show. “Sí es cierto que a lo largo de la historia los cuerpos que lo han formado, en su mayoría, han vivido distintas opresiones”, recuerda.

“Hay que tener en cuenta cómo ha afectado esa transversalidad y decir que no mismo que un hombre que gay, con unos privilegios mayores que una mujer lesbiana, por ejemplo. Entonces, ocupar ese espacio de una manera lúdica es mucho más fácil. O sea, como que han entrado ahí diciendo ’pues sí, soy maricón y mira”, sentencia. En esto coincide con Rodríguez quien recuerda que las mujeres bisexuales y lesbianas que generalmente están relacionadas con el ámbito del drag king han estado invisibilizadas dentro del colectivo LGTBI. “Nunca hemos tenido esa representación, siempre hemos sido invisibles y es un reflejo en el arte y en el drag king”, indica.

Hay que tener en cuenta cómo ha afectado esa transversalidad y decir que no mismo que un hombre que gay, con unos privilegios mayores que una mujer lesbiana, por ejemplo
Marcus Massalami, drag king

Elsker recuerda que los espectáculos drag king que vio en un principio fueron en espacios de activismo queer y feministas, pero no en locales de ambiente.  “Era como bastante natural, no era que no hubiera drag kings, es que estaban escondidos, por así decirlo. Eran como más reivindicativos y se movían en espacios de lucha”, sentencia.

La mayoría de espectáculos de drag king tienen baile, monólogos, lipsync o incluso relatos e interpretación. Dentro del drag king, no todos tienen la misma idea de masculinidad ni performan sus personajes de la misma manera. De hecho, los hay que varían a lo largo de su trayectoria o que incluso en el mismo espectáculo evolucionan desde un rol masculino tipo macho a otro más femenino o una nueva masculinidad más sensible.

En un inicio, en la cultura estadounidense, los drag kings empezaron imitando a los grandes iconos macho de la cultura y la música del país como eran Elvis Presley o Michael Jackson. En este sentido, Elsker confiesa que su primera performance quería que fuera una de Salomé de Chayanne, aunque lo descartó por sus “pocas herramientas de baile” y por tener el pelo largo y no tener pelucas. “No tenía dinero para pelucas dije ‘voy a hacer algo más rollo heavy metal’ e hice la versión de Stravaganzza de Eloise en 2015″, señala. 

  El 'drag king' Nico Elsker con uno de sus maquillajes.Cortesía de Nico Elsker

Desde entonces, admite que ha hecho una evolución en la que ha tenido mucho que ver su transición. “Cuando no me había hormonado, me vendaba el pecho y creé mi personaje como Nico Elsker, como de donjuán de música romántica, los típicos cantantes de Cadena Dial, el prototipo de macho latino”, explica. Sin embargo, cuando transicionó disosoció todo eso. “Me lo cuestioné a nivel artístico y una de las premisas que me puse fue que jamás quería imitar ni parecerme a la masculinidad tal y como se conoce, porque se me iba a leer como hombre”, explica.

“Mi línea de trabajo está en que se me lee como tío, pero hay partes de mi cuerpo y partes internas y externas que son de mujer”, explica. “He vivido una adolescencia femenina y me he criado entre mujeres es un poco cómo conectar mi yo masculino con esa esencia femenina que tengo”, añade. A partir de ahí su espectáculo se gestó desde una visión queer y entre sus shows se encuentran desde cuentos queer a espectáculos donde hace bailes de danza oriental femenina y delicada que chocan con sus rasgos masculinos. “Lo que hago es transformar o presentar una masculinidad nueva, sin ser una masculinidad marica típica, soy una masculinidad con rasgos y necesidades femeninas”, indica.

Marcus Massalami tampoco tiene un personaje con una personalidad estereotipada, algo que según cuenta le trajo problemas en un inicio. “Hay gente que plantea cosas como ‘voy a ser un mecánico’, como más cerradas”, apunta. “Dependiendo de la performance, lo que suelo hacer es en el recorrido del show suelo presentar un personaje mucho más masculino hegemónico en cuanto a comportamiento y luego voy deconstruyendo esa propia masculinidad pasando a algo más femenino”, explica, aunque recuerda que sí que utiliza una estética con maquillaje más femenino. 

“Básicamente mi intención es que la masculinidad y la feminidad se pueden performar, seas quien seas”, señala. “Está hecho a propósito porque en el propio espectáculo paso de una masculinidad mucho más hegemónica para denunciar ciertos tipos de comportamiento un poco más tóxicos”, avisa.

Por su parte, Rodríguez cuenta que en los talleres que dan, cada uno crea su personaje a su medida a partir de unas indicaciones históricas y de unas nociones básicas de maquillaje de la mano de Marcus Massalami. “Tras el maquillaje, una parte fundamental y que les encanta a todes es la parte del binder —prenda que se usa para taparse el pecho— a raíz de la que se genera otro tipo de corporalidad”, detalla y explica que al final se centran más en el show y el espectáculo que puede hacer cada uno, aunque avisa de una de las claves: “Uno de los elementos fundamentales a la hora de empezar con esto es ir a ver muchos shows drag, que ahí es donde te están dando como las claves de qué hacer, qué no hacer”.

Otro de los puntos que llama la atención del drag king es que el público no siempre es del colectivo LGTBI, sino que encuentran entre sus espectadores a perfiles de lo más variopintos. “A nuestro grupo de teatro travesti [Marinita y sus maromas] nos vienen a ver las señoras, poco público del colectivo viene a vernos, está más extendido que todo tipo de público vea este espectáculo considerado queer, se considera como más de cabaret o de music hall”, señala Elsker.

Las mujeres lesbianas y bisexuales nunca hemos tenido esa representación, siempre hemos sido invisibles y es un reflejo en el arte y en el drag king
Sara Rodríguez, fundadora de Colectivo Drag King y drag king Hapi Hapi

Lo mismo indica Massalami, quien aunque trabaja en discotecas de ambiente, recomienda “salir de la burbuja”. “Es guay porque vez las reacciones de muchos perfiles y son todas superpositivas y todas te ayudan un poco a encaminar y ver cómo encaja con lo que estás haciendo”, recuerda y enfatiza que “el público de señoras mayores es el mejor público del mundo”. “El otro día hice un show con parejas heterosexuales de 70 años y días después, una de las señoras que más interactuaba conmigo le dijo a la dueña que su artista favorito era ’el salami”, indica. 

“Hay una cosa que pasa es que ahora con todo lo de drag race y todo, ahora hay como expertos en drag y que eso también dificulta un poco porque quieren ver una cosa concreta porque creen que eso es sí, un puritanismo. Entonces, claro, el drag king no entra dentro del puritanismo en absoluto”, detalla.

  Imagen del 'drag king' Hapi Hapi antes de una actuación en San Isidro 2022.Chile Gúero

Para Rodríguez, el colectivo drag king ha servido para visibilizar este movimiento artístico que ha estado tanto tiempo oculto y también para que la gente lo conozca. Eso es lo que busca también con los talleres, donde se generan nuevos espacios de encuentro y nacen nuevas figuras.

“Ha habido varios drag kings que han venido a nuestros a nuestro taller y que ahora están actuando en diferentes sitios de Madrid. Eso es al final lo que queremos, o sea que la gente lo conozca, se sienta cómode. Al final, yo empecé en mi casa una noche haciéndome un bigote y una barba porque no había, no conocía a nadie que lo hiciese”, recuerda y apunta a que actualmente hay grupos de WhatsApp donde hablan de nuevos proyectos y tendencias que van desde la divulgación científica al rap mezclados con el drag. 

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Marina Prats es periodista de Life en El HuffPost, en Madrid. Escribe sobre cultura, música, cine, series, televisión y estilo de vida. También aborda temas sociales relacionados con el colectivo LGTBI y el feminismo. Antes de El HuffPost formó parte de UPHO Festival, un festival urbano de fotografía en el marco del proyecto europeo Urban Layers. Graduada en Periodismo en la Universidad de Málaga, en 2017 estudió el Máster en Periodismo Cultural de la Universidad CEU San Pablo y en 2018 fue Coordinadora de Proyecto en la Bienal de Arte Contemporáneo de Fundación ONCE. También ha colaborado en diversas webs musicales y culturales. Puedes contactarla en marina.prats@huffpost.es