Echaurren Tradición, excelencia riojana en su versión más casera

Echaurren Tradición, excelencia riojana en su versión más casera

El restaurante de la familia Paniego es una maravillosa casa en la que disfrutan toda clase de públicos.

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Hace un par de años que conocí la cocina de Francis, el chef riojano que goza de mayor prestigio con sus tres Estrellas Michelin. En aquella ocasión también visité su casa madre en Ezcaray, pero decidimos optar por El Portal, su restaurante insignia con dos galardones por parte de la guía roja. El manejo tanto de la casquería como de los fondos fue toda una lección magistral, y por supuesto nos animó a visitar el restaurante tradicional, donde el mismo se ha criado cocinando al lado de su madre.

Echaurren es familia. En España varios de los grandes restaurantes están asociados a una unidad familiar en la que los distintos hermanos se ocupan de cada uno de los aspectos que necesita una estructura tan compleja como esta. Ejemplos como los hermano Roca con su Celler o los Sandoval en Coque Madrid, se ven replicados en una familia como los Paniego, que han vivido por y para la gastronomía desde hace algunas décadas. Desgraciadamente, en esta visita no pude conocer la mano de Marisa Sánchez, pero sí ver en las buenas manos que ha dejado su casa: sus hijos Francis, José Félix y Marisa ejercen de excelentes anfitriones y guardan la maravillosa herencia riojana.

El restaurante Tradición es algo bullicioso, que cuenta con una capacidad en sala para 150 clientes. Mantener el nivel en un restaurante de estas características para un número tan elevado es digno de elogio, pero en Echaurren se hace con naturalidad, sin prisas, pero sin pausa. Un servicio amable que te sienta y se permite bromear con el cliente sin traspasar la frontera de la profesionalidad, una sonrisa que siempre ayuda y dispone para una gran comida.

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La carta cuenta con un menú degustación que por unos 65 euros bien merece pensárselo, sobre todo por los platos tan apetecibles con los que cuenta, pero en esta ocasión nos dejamos seducir por una carta que apuntaba muchas maneras. 

No engaña quien dice que en Echaurren se come una de las mejores comidas tradicionales del país.

No podíamos empezar con otra cosa que no fuesen las croquetas de Marisa Sánchez, sabor a casa de mi abuela, una masa no tan láctea como la que encontramos en alguno de los restaurantes de alta cocina, pero con un sabor más intenso; en este caso son de jamón, pollo y huevo duro, una auténtica delicia. Sigo con un pimiento cristal caramelizado, patatas y huevo de corral a baja temperatura, finura en el producto para embelesar con esta simple dulzura. El plato fuerte llega con las pochas de temporada a la riojana con fritada de tomate y piparra, sin duda uno de los mejores platos de cuchara que he tomado este año, sólo por esta olla merece la pena el viaje. La parte salada la terminamos con un arroz seco de montaña con codornices y hongos, manteniendo el excepcional nivel de la comida.

No engaña quien dice que en Echaurren se come una de las mejores comidas tradicionales del país. Entiendo que en comparación con otras casas puedan verse superados en materia prima, pero en cocina es complicado encontrar sitios que estén a este nivel. Qué pena que no haya más restaurantes así en España... ¡Qué casa!

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