¿Eduardo Madina pisó un callo?

¿Eduardo Madina pisó un callo?

Esta semana en el Congreso de los Diputados hemos visto a un político perder los papeles y a otro encontrarlos. El ministro del Interior Jorge Fernández Díaz (PP) se salió de madre y Eduardo Madina (PSOE) estuvo de piiiiii madre, también.

El uno descalificó sin argumentos y el otro argumentó más de lo habitual. No se limitó a relatar lo que el borrador de la nueva ley de Seguridad Ciudadana pretende controlar si no que, además, expuso su teoría sobre por qué el PP lo hace. En su opinión, los populares dan miedo y tienen miedo y lo proyectan en una ley que amordaza a la calle protegiéndoles de los que están perdiendo el temor.

"¿A quién tenemos que tener miedo, a Eduardo Madina?", dijo el ministro. "¿Pero quién se ha creído usted que es? ¿A quién quiere impresionar?"

Después de la bronca, esa misma mañana, ¡oh sorpresa!, el ministro incluía las "sugerencias" y "propuestas" de su partido -que no las críticas que desde el principio ha recibido desde sectores políticos, sociales e incluso policiales-. El número de infracciones "muy graves" que incluye el borrador pasa de 21 a 6.

Las manifestaciones en torno al Congreso, Senado y Parlamentos autonómicos pasan de ser infracción "muy grave" (30.001 a 600.000 euros de multa) a "grave" (entre 1.001 a 30.000 euros de multa); los insultos, coacciones o amenazas a los agentes de la policía de "graves" a "leves" (multa de entre 100 y 1.000 euros), etc... El ministro aseguró que "sólo deben temer los violentos".

Madina en esta entrevista, posterior a su intervención pero anterior a los cambios, cuenta qué significaba la ley tal cual estaba y por qué creía que el ministro perdió los papeles.

Para ponerle un pero termino declarando que su amenaza premonitoria no me gustó. Madina advirtió al ministro que si la Ley sale adelante España vivirá "la mayor ola de protestas callejeras de la historia democrática"... Además, a estas alturas no sé si hay tanta gente libre de temor en este país aunque sí intuyo que no sería por falta de ganas.

Este artículo se publicó originalmente en el blog de la autora, El tuiter del Congreso.