El agua como arma de guerra

El agua como arma de guerra

Una antigua leyenda sumeria relata que Dios castigó al hombre con una terrible tormenta de seis días hace 5.000 años. Dicen algunos que se trata del famoso diluvio de Noé. Asirios, griegos, romanos, cartagineses... Todas las civilizaciones han echado mano de este tan poco civilizado recurso a lo largo de la historia.

Pablo Tosco/Oxfam Intermón

Millones de personas sufren en todo el mundo las consecuencias de la utilización del agua como arma de guerra. Recientemente hemos visto cómo la destrucción de infraestructuras, e incluso la contaminación de pozos con cadáveres, han contribuido al éxodo y la despoblación en zonas de la República Centroafricana. Sepamos algo más sobre este crimen de guerra.

¿DESDE CUÁNDO SE UTILIZA EL AGUA COMO ARMA DE GUERRA?

Una antigua leyenda sumeria relata que Dios castigó al hombre con una terrible tormenta de seis días hace 5.000 años. Quizá, dicen algunos, se trata del famoso diluvio de Noé. Asirios, griegos, romanos, cartagineses... Todas las civilizaciones han echado mano de este tan poco civilizado recurso a lo largo de la historia.

En 1573, los holandeses inundaron las tierras para romper el sitio de las tropas españolas en Alkmaar. En 1915, los alemanes, en retirada tras su derrota en Windhoek, envenenaron los pozos. En definitiva, una práctica extendida en el tiempo y en la geografía que sigue provocando sufrimiento hoy en día.

¿CÓMO SE PUEDE UTILIZAR EL AGUA COMO ARMA DE GUERRA?

El agua es un arma versátil que puede ser empleada de muchas formas. Se pueden desecar pozos, como hizo Suleiman en las cruzadas; se pueden inundar ciudades y envenenar fuentes y cisternas, como hicieron los confederados durante la guerra civil estadounidense, al tirar animales muertos en los pozos.

También se puede desviar el curso de los ríos, destruir acueductos, sitiar ciudades privando de ella a la población civil, o volar presas para desatar inundaciones, táctica utilizada varias veces durante la segunda guerra mundial por rusos, británicos y alemanes.

¿DÓNDE SE USA HOY EN DÍA?

Recientemente, el agua se ha usado como arma de guerra en Siria, Botsuana y República Centroafricana. En Siria, tanto el régimen de Al Assad como sus enemigos han hecho sufrir a los habitantes de Alepo y Damasco cortando el suministro.

Los pastores bosquimanos de Kalahari, en Botsuana, han sido expulsados de sus tierras tras el descubrimiento de diamantes. La inutilización de sus pozos fue una de las primeras medidas en la estrategia del Gobierno contra ellos.

¿CUÁL ES EL CASO MÁS RECIENTE?

La República Centroafricana. Se trata de un país paupérrimo que sufre una de las mayores crisis de refugiados del mundo, con una quinta parte de la población fuera de sus hogares. Parte de ellos se fueron, o no han podido volver, por una práctica de las milicias enfrentadas en el conflicto de 2013: la de tirar cadáveres a los pozos para contaminarlos y destruir las escasas infraestructuras.

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Incluso si se logran limpiar esos pozos, los vecinos nunca vuelven a utilizarlos: son pozos malditos. También se han registrado ataques contra mujeres y niñas, encargadas mayoritariamente de ir a buscar agua en las cercanías de las poblaciones. Buena parte del trabajo de Oxfam Intermón en el país se centra en proporcionar agua potable y saneamientos.

¿ESTA PRÁCTICA ES UN CRIMEN DE GUERRA?

Rotundamente sí.

Los convenios de Ginebra, que son el marco legal que rige los conflictos nacionales e internacionales, prohíben el empleo de métodos de hacer la guerra concebidos para causar "daños extensos, duraderos y graves al medio ambiente natural, comprometiendo así la salud o la supervivencia de la población".

Asimismo, están prohibidos "los ataques contra el medio ambiente natural como represalias".