El arte, el cante y la sal de Cai de Mariana Cornejo

El arte, el cante y la sal de Cai de Mariana Cornejo

Me ha dado muchísima tristeza saber que este miércoles murió con sólo 66 años. La vida se lleva a una de las mejores artistas que ha dado Cádiz, que ya es decir; pero sobre todo, se lleva a un torrente de mujer que le alegraba la vida hasta a los camareros a los que pedía azúcar para el café.

Una habitación de la 7ª planta del hotel Wellington, en la 7ª Avenida de Nueva York. Febrero de 2006.

- ¡Juana, coooorreeeee, que salimoh en la tele!

Y Juana sale del baño y se planta, junto a Mariana, delante de la TV de su habitación, en la que aparece sobreimpresionado un cartel muy claro: "Welcome, Mrs. Mariana Cornejo". Pasan los segundos y el fundido en negro con el cartel anunciando a Mariana Cornejo no da paso a ninguna imagen ni sonido. Acostumbrada a que televisiones de cualquier lugar del mundo sacaran su imagen y su cante gaditano, y extrañada de ver que aquella pantalla no se movía, Mariana le dice a Juana:

- "¿Ehto cómo puede sé, Juana...? ¿Ná máh que vi a salí yoooo?"

La anécdota así, escrita, no tiene gracia. Lo genial era oírsela contar, con su inmenso arte gaditano, a la propia Mariana Cornejo cuando ella y su compañera de habitación se encontraron con nosotros en el lobby de aquel hotel en el que estábamos de gira. Esa compañera de habitación era -y es- otro portento del flamenco: nada menos que la gran Juana la del Pipa. Las dos señoras, que han paseado su arte y su cante flamenco por medio mundo acompañando a los mejores y por sí solas, eran dos terremotos también fuera del escenario. Así que oírles a ambas recordar riéndose cómo Mariana confundió el cartel de bienvenida a un huésped con un reportaje de televisión, era un número indescriptible. Recuerdo que aquella gira por Nueva York, París, Londres, México, Marruecos... seguimos llorando de risa con ellas a costa de la anécdota. Pero es que daba igual lo que pasara, porque Mariana Cornejo te hacía reír nada más abrir la boca. Y antes de que la cerrase, ya te habías dado cuenta de que estabas delante de una bellísima persona que, además, tenía arte para dar y para regalar, sin ni siquiera subirse a las tablas...

Yo iba a esa gira llevando la comunicación a la compañía de mi amigo Antonio El Pipa, jerezano y uno de los mejores bailaores que he conocido. Y Mariana Cornejo era una de las estrellas invitadas de aquel memorable De Tablao, que puso boca abajo los teatros de medio mundo, incluido Madrid. Y un trozo importante de aquello era culpa de Mariana, que colaboraba con Antonio El Pipa por puro amor artístico mutuo: "Me meto en un avión otra vez porque eres tú, Antonio, que yo ya no quiero volar máh". Y a Antonio le quitaba la cabeza tener el privilegio de que aquella gran cantaora pusiera la guinda de su espectáculo. Se le iluminaban los ojos la primera vez que me habló de Mariana, un año antes, cenando en Jerez...

¿Por qué os cuento todo esto, si igual no sabéis ni quién era aquella señora? Pues porque me ha dado muchísima tristeza saber que este miércoles murió con sólo 66 años. La vida se lleva a una de las mejores artistas que ha dado Cádiz, que ya es decir; pero sobre todo, se lleva a un torrente de mujer que le alegraba la vida hasta a los camareros a los que pedía azúcar para el café. Porque la sal no la pedía: Mariana la regalaba, cantando, bailando y hablando. Más cariñosa no la había. Y aun hoy, que ya no está, nos sigue regalando la sal de su Cai, aunque sea en Youtube. Pégate el gusto de verla y escucha lo que era cantar por tanguillos, bulerías de Cádiz y hasta rapear con La Guapa de Cádiz. ¡Hasta siempre, Mariana!

¡Y por guapa me tiran palomas en Cai y en Roma, arsa y toma que toma que toma!

Mariana Cornejo, por tanguillos (si te quieres morir, ve al minuto 1'40''):

Mariana, por alegrías y acompañada del bueno de Pascual de Lorca a la guitarra:

Mariana Cornejo, por bulerías de Cádiz:

La Guapa de Cádiz, un rap con sabor a Carnaval:

Tráiler de De Tablao, en el que Mariana Cornejo cantaba su rap carnavalero (desde el 1'30''):

Otras alegrías que quitan el sentío, también con Pascual de Lorca, hace muchísimos años: