El "batallón de costura" que planta cara al coronavirus

El "batallón de costura" que planta cara al coronavirus

Más de 330 mujeres de Segovia confeccionan mascarillas desde sus casas para donarlas a hospitales.

Varias mujeres fabrican mascarillas mientras colaboran de forma altruista con la empresa segoviana Mundo Laboral.EFE/ Pablo Martin

Más de 330 mujeres por toda la provincia de Segovia han formado un “batallón de costura” para confeccionar mascarillas desde sus casas y donarlas a centros sanitarios de la región ante la escasez de este producto tan demandado en tiempos del coronavirus.

Una empresa segoviana de protección laboral que se quedó hace semanas sin mascarillas decidió comenzar a fabricarlas de forma altruista, para lo que compró los materiales y ahora corta el tejido y las gomas.

Después, empaqueta las piezas en cajas de cien y las reparte a través de voluntarios con transportes seguros, como taxistas, por pueblos de toda la provincia.

Estos dejan los materiales en un lugar seguro -a veces la panadería del pueblo, a veces una dependencia municipal- para que vayan a buscarlos las costureras.

Se lo llevan a casa y, con ayuda de un vídeo tutorial en la que se explican los pasos, ellas cosen las mascarillas y las mandan de vuelta a la empresa, en un recorrido similar, para su distribución.

Esta cadena solidaria se ha puesto en marcha esta semana en una veintena de localidades de la provincia de Segovia, donde al menos 336 mujeres se han unido a la iniciativa gracias a la labor titánica de coordinación de María de Pablos. “Sé que el domingo tendré el doble apuntadas”, declara.

De Pablos desarrolló su pericia en la costura porque tiene una hija con una enfermedad grave en una silla de ruedas que necesita ropa con medidas especiales, por lo que aprendió a adaptar los tejidos a las circunstancias.

A partir de esta dedicación, conoció a otras madres que hacen lo mismo y también en la asociación por la atención de la parálisis cerebral Aspace Segovia, que ella preside.

Muchas otras voluntarias deben sus habilidades a la cultura de la costura heredada del medio rural castellano-leonés, con la confección de trajes regionales como las Águedas de Zamarramala.

Este es perfil de las guerreras que forman el “batallón de costura”, como ellas se hacen llamar. Mujeres de entre 40 y 50 años con destreza con las telas y un corazón enorme. Bueno, no todas: “Hay unos seis o siete hombres”, apunta María.

Al crear el proyecto, pensado para proveer de protección con mascarillas quirúrgicas a los sanitarios de la provincia y otros cuerpos como la Policía o la Guardia Civil, jamás pensó la repercusión que alcanzaría: “Empezó como una iniciativa muy bonita, pero se nos ha ido de las manos”, comenta María.

Empresas, hospitales y organismos como Protección Civil han pedido ayuda al batallón en Segovia; pero también desde otras provincias como Valladolid o León e incluso de otras comunidades como Madrid, Islas Baleares, Andalucía, Extremadura, Alicante o Barcelona: “Me habrán llamado unas 200 o 300 personas”, expresa de Pablos.

De momento, la iniciativa ha fabricado 20.000 de jueves a domingo, y el lunes harán la primera donación a cuatro residencias de mayores de la Diputación de Segovia.

Mundo Laboral es la empresa que suple a este regimiento de costureras, al proveer del tejido y cortar las telas y las gomas para ser armadas, todo ello de forma altruista y por primera vez en la vida de la fábrica. La empresa antes no producía mascarillas, pero sí las vendía. Cuando había.

El director de la compañía, Jorge Peña, recuerda que a principios de marzo ya se habían quedado sin ellas. Tal es la desesperación y el clima de especulación entorno al producto, que fue muy difícil conseguir la tela para crearlas. “Está más cotizada una caja de mascarillas que un kilo cocaína ahora mismo”, narra el empresario.

Está más cotizada una caja de mascarillas que un kilo de cocaína ahora mismo

Jorge confiesa haber estado toda la semana llorando. “No te lo puedes imaginar”, repite. Él también recibe cada día decenas de llamadas de auxilio, como la última de una residencia de mayores donde ya han fallecido varias personas y los trabajadores no tienen protección.

Lo único que ayuda al empresario a sobrellevar el desgaste emocional es mirar hacia el futuro. “Cuando pase todo esto, vamos a hacer un ‘fiestón’ en la plaza de toros para conocernos todos y celebrarlo”, pronostica Peña, sin arriesgarse a poner una fecha, ni que sea aproximada, a este sueño.