El comercio, clave para la recuperación económica, se estanca por el consumo

El comercio, clave para la recuperación económica, se estanca por el consumo

Sin consumo, la economía española se muestra condenada a un estancamiento mucho más severo del que hasta ahora se esperaba.

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Hace unas semanas hablábamos del papel del consumo en la recuperación económica, y cómo debiera influir la política en los consumidores para reactivar la economía en momentos en los que la pandemia comienza a disiparse. La paralización total de la actividad económica, derivada en un claro shock de oferta, ha provocado que las cifras de consumo -salvaguardando los recursos básicos- hayan caído en picado durante estos meses de confinamiento y medidas de distanciamiento social para contener los posibles efectos sanitarios derivados del virus. Sin embargo, dichas medidas, mientras trataban de contener el virus, como vemos, generaban externalidades negativas en otras variables como son, de acuerdo con el índice de confianza del consumidor, el consumo y las cifras de actividad económica, recogidas en los niveles de PIB, los cuales arrojan sus niveles más bajos desde el año 1976, de acuerdo con la serie histórica.

La economía, ante la situación que atraviesa el país, presenta unos indicadores que dejan, como poco, un escenario complejo para el futuro. Las previsiones que realiza el Banco de España y que tratan de proyectar la situación de los indicadores en el futuro próximo reflejan poco optimismo. Con una contracción que estiman que podría llegar hasta el 14% del PIB, las proyecciones realizadas sobre los niveles que presentará el país en materia de deuda, así como de déficit, dificultan un escenario en el que España se va a tener que enfrentar al complejo problema de ajustar y subsanar unas cuentas públicas que, como augura la AIReF, quedarán muy desequilibradas cuando la situación se disipe por completo; máxime donde los niveles de deuda y déficit romperán todos los precedentes actuales, alcanzando niveles del 122% y el 11%, respectivamente.

Esto ha provocado que los ciudadanos comiencen a mostrar preocupación por una situación económica que podría poner en peligro el empleo de los que, también, son los consumidores en el país. Un empleo que, de acuerdo con el Banco de España, podría llegar a situar la tasa de desempleo en el 22%. En este sentido, la destrucción de empleo forzada por el covid, con una destrucción que se cifra en las 700.000 personas aproximadamente, ha puesto en jaque a los ciudadanos españoles, que con precedentes como los de 2008, se preguntan cuán preparado se encuentra su empleo para superar la crisis, así como si su niveles de renta se mantendrán tras la tormenta vírica que se ha desatado en el planeta.

Reactivar el consumo minorista, aunque pueda parecer una obviedad, es clave para reactivar la economía.

En esta línea, de acuerdo con el índice de confianza de los consumidores que publica el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), el ICC del mes de mayo se sitúa en 52,9 puntos, 3 puntos por encima del dato del mes anterior. Sin embargo, en el conjunto de la pandemia, desde el mes de febrero de este año, el ICC ha caído un 38,3%, con un descenso del 63,6% del Índice de Situación Actual frente a una pérdida del 18% en las expectativas. En este sentido, el ICC continúa en valores muy similares a los obtenidos a mediados de 2012 y de 2008, los valores más bajos en toda la serie hasta el momento. Debiendo tener en cuenta que tanto el ICC como los propios índices de situación actual y de expectativas toman valores que oscilan entre 0 y 200. Debiendo indicar que, por encima de 100, podemos valorar la existencia una percepción positiva de los consumidores, mientras que por debajo de 100, la valoración de la percepción es negativa.

Con estos datos en la mano, las previsiones que podemos hacer para el consumo, aunque siendo mejores que en el mes pasado, no son nada optimistas. Y es que, tal y como recoge Eurostat, en el mes de abril, las ventas del comercio minorista en el país se hundieron un -29,8%. Un dato bastante negativo que, en contraste con otros homólogos del bloque comunitario, como cita Eurostat, sitúa a España a la cabeza de los países más afectados por los descensos del consumo minorista. En este sentido, el descalabro en Alemania, tal y como refleja la oficina estadística, se sitúa en los -6,2%, mientras que el promedio de la Zona del Euro, así como el promedio de la Unión Europea, arrojan descensos del -19,6% y -18%, respectivamente.

Y es que, la inseguridad que se recoge en los indicadores sobre, por ejemplo, si estos consumidores mantendrán su empleo en el futuro próximo no son, de la misma forma que antes, para nada optimistas. En contraste con el mes de mayo del pasado año, las expectativas de los ciudadanos respecto a la situación económica del país retroceden 35 puntos, mientras que las referidas al futuro del empleo presentan un descenso de 27,8 puntos. Por su parte, las expectativas de los hogares acumulan una bajada que se sitúa en los -15,9 puntos en el último año. En porcentaje, las expectativas respecto de la situación económica general bajan un 34,6%, las referidas al empleo descienden 27% y la valoración futura de la situación de los hogares cae un 14,6%.

Sin consumo, la economía española se muestra condenada a un estancamiento mucho más severo del que hasta ahora se esperaba.

Esto ha hecho que el consumo se haya visto lastrado de tal forma que, como indicábamos antes, nos ha llevado a encabezar la lista de países más afectados en este sentido. Sin embargo, debemos ser conscientes de lo que esto supone para nuestra economía, pues el consumo minorista, aunque represente, de acuerdo con el INE, el 41,6% de la cifra de negocios del sector, supone el 56% del empleo. Además, por otro lado, tal y como refleja también el Instituto Nacional de Estadística (INE), 6 de cada 10 empresas del sector del comercio son comercios minoristas. Por último, las empresas dedicadas al comercio minorista suponen el 14,7% del total de empresas que se encuentran en el país, contribuyendo por sí solo al PIB en un equivalente al 5,3%.

Por tanto, reactivar el consumo minorista, aunque pueda parecer una obviedad, es clave para reactivar la economía. Estamos hablando de cerca de medio millón de empresas que dependen de esta reactivación. Una reactivación que, por el momento, no recogen los índices, situándonos entre los países más afectados -por detrás de Francia- en materia de consumo. Así, debemos entender el círculo virtuoso que esto representa, teniendo en cuenta que los empleos que tratamos de salvaguardar mediante el ahorro, únicamente se encuentran en peligro cuando el ahorro prima sobre el consumo, pues debemos entender que los ingresos siempre representan el gasto de alguien, lo que, de no llegar el gasto, se verían completamente mermados.

Por tanto, a la luz de los datos, la situación se muestra, como poco, compleja. Los niveles de actividad arrojan el pesimismo que, de la misma forma, recogen los índices de confianza y expectativas. Por tanto, la tarea del Gobierno, durante el proceso de reconstrucción económica, debe ser el conseguir transmitir la suficiente confianza como para hacer remontar el consumo, despertando el papel de los consumidores en la economía. Pues, sin consumo, la economía española se muestra condenada a un estancamiento mucho más severo del que hasta ahora se esperaba.