El CrossFit es bueno para la salud, pero debe practicarse con profesionales

El CrossFit es bueno para la salud, pero debe practicarse con profesionales

En España ha entrado con mucha fuerza, y está dentro del selecto grupo de los 15 países del mundo con más gimnasios afiliados.

Woman throws weight ballHello Lovely via Getty Images

Por Javier Peña, director del Centro de Estudios en Deporte y Actividad Física (CEEAF), Universitat de Vic – Universitat Central de Catalunya:

De todas las propuestas de ejercicio para la salud la que más ha crecido en los últimos años es el CrossFit. Esta modalidad de ejercicio es propiedad de la empresa del mismo nombre fundada en los Estados Unidos el año 2000, y ha tenido un ascenso meteórico a escala internacional.

Prueba de ello es que el número de gimnasios específicos de CrossFit o “boxes” (término utilizado por los centros afiliados) se sitúa ya en más de 15 000 en todo el mundo. Esta cifra es nada despreciable si tenemos en cuenta que la cadena internacional con más gimnasios convencionales, Planet Fitness, cuenta con un total de 1.500 centros, si bien es cierto que el modelo de negocio de CrossFit no es el convencional de franquicias que prolifera en el sector.

En España ha entrado con mucha fuerza, y está dentro del selecto grupo de los 15 países del mundo con más gimnasios afiliados. Hablamos de un total de 454, cifra que aumentó el último año en un 23 %.

Como en toda actividad de éxito, los seguidores y los detractores de esta modalidad se pueden contar casi a partes iguales. Los primeros argumentan que lo que les ha seducido de practicar CrossFit es la variedad de sus clases, la mejora rápida que experimentan en su condición física y el sentido de pertenencia a una comunidad. Los críticos hablan de “secta”, de un deporte que no es para todos y de un alto número de lesiones en sus practicantes.

Pero, cuando acudimos a datos más objetivos, ¿qué sabemos realmente sobre el CrossFit?

Lo primero que nos llama la atención es que el número de hombres y mujeres que practican CrossFit en el mundo es muy similar. Los hombres no suelen participar en clases de actividades dirigidas en los gimnasios, por lo que se convierte en una excepción a la regla.

La franja de edad en la que se sitúa el grueso de los participantes en las llamadas “clases del día” (WOD, por sus siglas en inglés) de CrossFit es de 25 a 44 años, un 60 %. No obstante, estos gimnasios también intentan atraer otro tipo de público y tienen clases específicas para otras edades, ya que el método prevé adaptaciones para todos sus ejercicios.

La máxima expresión de estas clases alternativas es el programa CrossFit Kids. Estos programas parecen ser sumamente interesantes para la mejora de la condición física, máxime cuando nuestros jóvenes cumplen con muchas dificultades las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de practicar 60 minutos de actividad física, de moderada a vigorosa, al día.

Por ello, algunos expertos alertan de una pérdida de condición física generalizada de las generaciones jóvenes actuales respecto a las anteriores. En un momento en el que nuestra educación física es cada vez más educación, pero probablemente menos física, el fitness infantil puede ser una buena solución a este problema.

Cuándo hablamos de adultos, ¿son los beneficios del CrossFit igual de destacables?

La respuesta parece ser que sí. Al ser un programa de entrenamiento deliberadamente no especializado, intenta mejorar diversos componentes de la condición física (salud cardiorrespiratoria, fuerza y resistencia muscular, amplitud de movimiento), el equilibrio, la coordinación, la agilidad y la precisión de los movimientos.

Los estudios más longitudinales muestran mejoras significativas en algunos de los parámetros de la condición física mencionados. Si bien es cierto que todavía se debe seguir investigando para que se puedan sintetizar datos de un grupo de estudios importante y ser así más concluyentes.

Una de las preocupaciones de las personas que se acercan a un gimnasio de CrossFit es la posibilidad de padecer lesiones derivadas de su práctica. Si bien el método parece gozar de mala fama en este sentido, los estudios dicen que “la incidencia de lesiones asociadas con los programas de entrenamiento de CrossFit son comparables o inferiores a las tasas de lesiones en halterofilia, running, atletismo, rugby o gimnasia”.

Las zonas anatómicas que generan más problemas en el CrossFit son los hombros, las rodillas y la parte alta de la espalda, y la región lumbar, pero los casos reportados no son ni mucho menos alarmantes. Eso sí, aquellos con menos experiencia y los que acuden menos al gimnasio son los que deben ir con mayor cuidado.

Como en otras actividades deportivas, la preparación de los entrenadores parece ser un elemento más importante para no padecer lesiones que la propia actividad. Un estudio reciente demuestra que la incidencia de lesiones en el fitness era mayor en los programas que no estaban supervisados por un profesional de las ciencias del deporte.

En un contexto en el que el Ministerio de Sanidad Español ha reconocido hace escasas fechas las competencias de los educadores físicos y deportivos en el ámbito del ejercicio para la salud, diremos que lo importante es que la gente haga el ejercicio que más le apetezca, pero que lo haga con criterio y en buenas manos.

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.