El dilema de comprar en Shein y las más que escasas opciones para tallas grandes

El dilema de comprar en Shein y las más que escasas opciones para tallas grandes

La marca china no es la opción más ética, pero para algunas mujeres no hay mucha más alternativa.

cesar fernandez dominguez via Getty Images/iStockphoto

El crecimiento de Shein es imparable. La marca china tiene un mayor volumen de ventas online que gigantes del textil Inditex, Asos o H&M, pero su modelo de producción ultrarrápida, su opacidad y las múltiples denuncias por vulnerar los derechos de sus trabajadores hacen que la marca sea una opción controvertida.

En junio, Shein abrió su primera tienda efímera en España en el centro de Madrid con colas que daban la vuelta a varias manzanas y personas que llevaban horas esperando a hacerse con alguna de las prendas. Muchas de ellas, mujeres que visten ropa de talla grande y para las que la firma se ha convertido en uno de los pocos recursos para vestir barato y moderno.

“Entiendo las distancias, creo en una moda ética, pero también entiendo la otra cara de la moneda. La moda se ha olvidado de las personas de talla grande”, defiende la modelo e influencer Marina Llorca, que recuerda que no es fácil vestir si eres joven y quieres ponerte ropa de tendencia. ”Entiendo que la gente recurra a Shein para vestirse y no parecer una mujer de 70 años. Más allá de la talla 42, me atrevería a decir, es difícil vestirse. Y si eres una chica joven, querrás vestirte como tus amigas, igual que ellas”, añade. 

Lídia Juvanteny, una de las fundadoras de Soy Curvy, tampoco se sorprende porque las mujeres de talla grande recurran a Shein y, además, no entiende que se critique a la marca china mientras que a otras firmas fast fashion no. “Para mí es lo mismo Shein que Zara, son mass market ambas. No entiendo el énfasis en señalar a Shein o a Primark, pero luego Inditex o H&M no se considera poco ético, cuando al final es lo mismo, explotan a gente para que compres ropa barata. Porque si compras a cinco euros, a alguien no le están pagando bien. No son éticos, ni son sostenibles, pero son de lo poco que hay. No hay muchas alternativas y si las hay todas forman parte del fast food de la moda”, reflexiona Juvanteny. 

La influencer reconoce que lo ideal sería una moda sostenible, pero que con los salarios y recursos que tienen la mayoría de españoles, lo más realista es optar por un “equilibrio”, sin comprarse ropa cada mes de manera compulsiva. “Con los sueldos que tenemos en España no podemos comprar sostenible, y menos de talla grande. Al final compras lo que puedes”, defiende. 

Además, Juvanteny también destaca que tampoco en las marcas caras es fácil. “Tampoco hay tantas opciones. Si buscas encuentras cosas, pero el problema es que hay algunas marcas que no llegan más allá de la 50, cuando en Estados Unidos por ejemplo alcanzan la 60″, destaca sobre la falta de diversidad en la industria. ”Puedes tener ropa a medida, pero, ¿quién se puede permitir eso?”, añade. 

Lo que describe la influencer es la realidad de cientos de mujeres cada día y Marina Llorca lo ilustra con un ejemplo práctico que le sucedió unos días antes. “Iba en busca de un pantalón blanco, normal, sencillo, de verano, y como no tenía tiempo de pedirlo online, fui a tiendas físicas. Todas las tallas me iban pequeñas o eran tallas únicas. Visité Mango, Zara, tiendas pequeñas de aquí de Marbella, de todo. Me hice todo el tour, y no lo conseguí”, denuncia como el pan de cada día para muchas. La modelo explica que “Inditex está empezando a abrir tallaje pero no en todas las tiendas y además solo en algunos productos y en venta por internet”. 

Relegadas a la compra online

“La experiencia de compra para talla grande no existe”, defiende rotunda Juvanteny. “En H&M solo puedes comprar los productos plus online, mientras que en Mango cuando ibas a la tienda ponían dos burdas y listo. La experiencia de compra que a nadie le gusta. Es discriminatorio, no es inclusivo y si te van a tratar así, mejor no ir”, denuncia.

Llorca, por su parte, coincide en que esta es “una realidad que se está viendo en muchas marcas” y que no logra comprender, especialmente en las firmas con más recursos. “Si tú eres una multinacional, tienes los medios para tener tiendas físicas y tener todo tipo de tallas”, defiende. Para la modelo, no poder ir a un establecimiento a probarte ropa solo por no tener una talla ‘normativa’ “es discriminatorio”. “Tenemos que empezar a cambiar”, insiste.  

Ropa de baño, el más difícil todavía

“Las tallas son la asignatura pendiente de la moda en general, en las prendas de baño es más difícil aún”, denuncia Carlota Quiroga, influencer bodypositive. Además, lo poco disponible es completamente diferente a los modelos de tallas normativas. ”A lo que más podemos recurrir es a bañadores reductores. Cuando empiezas a ver tallas más elevadas casi siempre lleva la palabra final de reductor o moldeador. Y dices, ¿pero qué necesidad? ¿es que no puede ir con una telilla cualquiera?”, se lamenta Quiroga. 

Impulsada por esta situación, Llorca fundó hace unos meses con su socia Lorena Castro su propia marca de ropa de baño, Atria, con un tallaje que va desde la talla 34 hasta la 50 o 52. “Todos los modelos se diseñan igual, con el mismo estilo, y te podría enumerar cientos de problemas que hemos tenido, pero tener un tallaje amplio no es uno de ellos. Si nosotras podemos hacer eso, ¿por qué no pueden hacerlo las grandes marcas? En la ropa de baño hay un gran vacío. Aquí en España, que se produzca aquí y un precio asequible e inclusividad de tallas, me atrevería a decir que somos las únicas”, relata la modelo sobre el proceso de creación de la marca.

Para Quiroga, no es sorprendente que ante esta situación “salgan mujeres con una calidad de ropa mala como Shein”. “Igual no es la más idónea o lo que quieres, pero es el único sitio donde podemos creer que haya modelos distintos, modelos que te hagan sentir que formas parte de algo más que no llevas tú. Pues eso, el bañador reductor negro que no tiene ni medio escote ni por la espalda ni por delante, no vaya a que ser te escape medio centímetro de piel”, reflexiona la influencer. 

“Falta muchísimo, muchísimo, porque no hay ni de coña las mismas opciones que si  tuviéramos tallas más normativas”, insiste Quiroga. El nicho de mercado para bikinis y bañadores de talla grande en tendencia existe y Llorca lo vivió en primera persona cuando lanzó su marca: “Agotamos en dos o tres horas, hay mercado”.

¿Por qué no hay más oferta?

Si ese mercado existe y, como demuestran los testimonios de muchas mujeres, se demanda, ¿por qué las grandes marcas multinacionales no amplían tallas? “Me lo pregunto cada vez más y creo que es un tema de gordofobia y que no quieren ver esa imagen en su marca o en su tienda. Es un problema estructural, social, de mentalidad. Porque tenemos nicho de mercado”, opina Llorca. 

Para Juventany, tiene que haber “algo más que gordofobia” para no ofrecer una mayor amplitud de tallas, pero cree que las marcas no son ni serán sinceras con sus razones: “Nunca vamos a saber por qué, no nos lo van a decir”. 

Preguntadas por El HuffPost, las marcas tienen respuestas diversas ante la pregunta de por qué no hay una mayor variedad de tallas. Incluso desde Shein, informan de que no fabrican todas las prendas en todas las tallas, “solo algunas prendas seleccionadas”. Por su parte, desde Inditex aseguran que están comprometidos con “la diversidad y la inclusión” y trabajan para ofrecer un amplio rango de tallas.

“Nuestro objetivo es seguir mejorando constantemente en este sentido y, por ello, prestamos la mayor atención al feedback que recibimos de nuestros clientes y otros grupos de interés en todos los mercados en los que estamos presentes”, declaran desde el departamento de comunicación del grupo gallego. Desde el gigante textil citan estos ejemplos: “La línea denim de Zara, que ofrece tallas entre la 32 y la 46, con distintos estilos y fits; el proceso de ajuste en el escalado de las tallas de Bershka, que cuenta con un amplio abanico de referencias que alcanzan la talla 44; la oferta online de Stradivarius, con tallas entre la 32 y la 44, o la XS y la XL; o artículos de Sport de Oysho que disponen de modelos desde la XXS hasta la 3XL, que equivale a una talla 60″. La mayoría de esos rangos están lejos de lo que reclaman muchas mujeres de talla grande.

Sobre por qué no se venden todas las prendas en tienda, H&M responde que se debe a una cuestión de oferta y demanda: “Se detectó que la demanda de las colecciones de H&M+ se había desplazado hacia el canal online, por lo seguimos la tendencia marcada por nuestros clientes, haciendo que el concepto H&M+ se compre exclusivamente online”.

Desde Mango, defienden la integración de Violeta en la sección Woman de Mango para todas las clientas “puedan inspirarse en el estilo de vida mediterráneo de Mango, sea cual sea su talla”. “Con la integración conseguimos no sólo que todas nuestras clientas puedan tener acceso a todo el estilo de Mango, sino también a los mismos precios. Hemos mantenido la variedad y la oferta, pero con la ventaja del estilo y los precios de Mango”, sentencian desde la marca y responden de manera similar a H&M sobre el catálogo físico. “Actualmente en tienda está representado siempre el mix de productos más demandado, de manera que se complementa la distribución física con la online”, defienden.