El legado de los Clash

El legado de los Clash

Una mezcla de cultura popular de masas y de llamada al inconformismo social, la conciencia subterránea de la eterna juventud...

Un concierto de The Clash. Ann Summa via Getty Images

Cuando se cumplen cuarenta años de la publicación de London Calling, obra cumbre en la historia del rock y la música popular, y sin duda alguna el disco más completo y redondo de The Clash, es el momento de reivindicar a una banda que fue mucho más que un grupo de punk rock.

“Poco estilo, pero mucha clase”, se decía de ellos. Y desde luego actitud nunca les faltó. Desde los inicios supieron mezclar la adrenalina del punk inmediato y los mensajes del No Future con la lentitud de los ritmos negros del reggae. Desde el primer LP de The Clash son sinónimo de mezcla, de fusión. Quizás por ello la ortodoxia del punk (siempre hay ortodoxos aunque se trate de trasgresión…) dijo que se vendieron al sistema el día que firmaron con CBS para su primer disco.

Fueron mucho más allá, y ya en en el segundo LP temas sincopados como Julie’s in the drug squad preludian el éxtasis musical del doble disco London Calling. En él, se podría decir que tocan todos los palos, desde el rockabilly de Brand New Cadillac, (una versión de un tema original de Vince Taylor que tocaban para calentar pero que Bill Price, el ingeniero de sonido grabó y finalmente se incluyó en la selección final), hasta el suave ska de  Wrong ’Em Boyo pasando por el pop de Lost in the Supermarket o Train in Vain, y al mismo tiempo mantienen una sorprendente unidad de conjunto en los arreglos y el sonido que refuerzan el empaque general de una obra que todavía hoy rezuma energía y clasicismo a partes iguales. 

En el siguiente y aterciopelado triple disco Sandinista! el viaje musical se extiende hasta los confines del Dub y el Rap y llegarían hasta el funk en su quinto y para algunos último disco de estudio con temas como Overpowered by Funk y en singles como This is Radio Clash. El sexto disco Cut the crap es para muchos una entrega menor, una suerte de secuela con una formación muy alterada y una producción extraña llena de efectos electrónicos y ruidos de fondo excesivamente ochenteros. Sin embargo la escucha de algunos piratas en directo como Give ’em enough dope demuestran que encierra grandes temas cuando estos son interpretados sin filtros. Discos de rarezas, singles y caras B como Black Market Clash o Super Black Market Clash completan el cuadro de sonidos y matices de una banda ya canónica.

Una mezcla de cultura popular de masas y de llamada al inconformismo social, la conciencia subterránea de la eterna juventud...

Pero Los Clash son mucho más que música. Representan para varias generaciones la quintaesencia del rock: música rebelde, pero rebelde con causa. Son la expresión de la rebelión frente a los valores de la era Thatcher en Inglaterra, pero no una simple protesta juvenil, nihilista y destructiva como fue el punk. Las referencias culturales variadas que enriquecen el universo desplegado por Topper Headon, Paul Simonon, Mick Jones y Joe Strummer no se limitan a lo musical, abrazan la política, la historia, la literatura y el cine. Unos punkies con cultura.

Con todo, probablemente  el mensaje antiracista tan necesario hoy en día y compartido por muchas bandas de aquella época desde los Specials hasta otras más conocidas como The Police o UB40, es su mayor y mejor legado. Mezcla musical, pero también social, política y cultural. La influencia de los del West End londinense puede rastrearse en infinidad de grupos musicales que van de los Fabulosos Cadillacs a Mano Negra pasando por la Urban Dance Squad, Green Day o Franz Ferdinand.

La irrupción de esta banda coincidió en el tiempo con la apertura de la España postfranquista al resto del mundo, el retiro repentino de Joe Strummer en España explica en parte el idilio de muchos de nosotros con su música y su figura. “Es difícil encontrar un Español al que no le guste The Clash”, me dijo en una ocasión un músico argentino. Santiago Auseron ha relatado alguna vez su encuentro con aquel “lord británico del punk” de forma entrañable y poética como solo sabe hacer él. Ni qué decir tiene que la música y la escena española desde la más comercial a la más indie no sería lo que es sin esta página del rock’n’roll.

Algunas de las letras de aquellos viejos rockeros, siguen siendo hoy de una actualidad más que sorprendente ya sea avisando del apocalipsis climático como en el propio London Calling o alertando del auge de la extrema derecha como en Three Card trick:

Patriots of the wasteland torching two hundred years

Dragging my spirit back into the dungeon again

Bring back crucification cry the moral death’s head legion″ 

Y de una forma u otra periódicamente su música resurge y no solo por aniversarios, lo mismo puede ser su inclusión en bandas sonoras de Scorsese que en series de moda como Stranger Things, pero también acompañando revueltas como en la versión musicada que se hizo hace unos días del “Violador eres tú”, en el mismísimo Santiago de Chile, origen del último grito feminista que ha dado la vuelta al mundo.

Eso es The Clash, una mezcla de cultura popular de masas y de llamada al inconformismo social, la conciencia subterránea de la eterna juventud... gente que nos recuerda que el futuro no está escrito.

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