El poder de los tres arrastres

El poder de los tres arrastres

Para ser positivos es necesario preprogramarse. Aquí es donde entra el arrastre. Estás ante un arrastre cuando te sientes incapaz de llegar por ti mismo y algo te empuja allí adonde tú quieres ir. Hay veces en las que queremos dar el paso y saltar pero no conseguimos sacar la fuerza para darlo.

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Para ser positivos es necesario preprogramarse. Aquí es donde entra el arrastre. Estás ante un arrastre cuando te sientes incapaz de llegar por ti mismo y algo te empuja allí adonde tú quieres ir. Hay veces en las que queremos dar el paso y saltar pero no conseguimos sacar la fuerza para darlo. Estamos en el borde de la piscina y deseamos zambullirnos en el agua, pero nos da pereza dar ese paso y hacerlo. Entonces alguien llega y nos empuja. Sin pensarlo, estamos dentro. Nos fastidia pero nos resuelve el dilema.

El problema es que casi nunca llega ese alguien que nos da el golpe en la espalda cuando lo necesitamos. ¿Cómo hacerlo por nosotros mismos? Atando a nuestro tobillo una cuerda que amarra una roca en el otro extremo y lanzando esa roca. Nos da miedo saltar, pero nos da menos miedo empujar la roca para activar el arrastre. El poder del arrastre está en que, al hacerlo, él nos lleva a ese lugar al que no teníamos la fuerza de llegar por nuestro propio pie.

Existen muchos tipos de arrastres, pero los principales para preprogramarnos de cara al positivismo son tres:

La sonrisa, las palabras y el agradecimiento.

Lo primero que alguien ve de ti cuando se acerca es tu sonrisa. Ella es como la luz de un piloto encendido. Si está activada, tanto si quieres emitirlo como si no, el mensaje que da sobre ti es: soy afable, receptivo, me intereso por ti, quiero conocerte, no soy peligroso. Soy alguien que te interesa conocer.

Si está apagada, hasta cuando sea una representación completamente falsa, incluso injusta, de quien tu eres, casi sin tu permiso, dirá sobre ti: soy frío, distante, no me gustan las confianzas, no quiero nada de ti y no esperes gran cosa de mí. Recuerda que dará ese mensaje sobre ti, tanto si tú lo deseas como si no.

Es posible invertir esa impresión inicial negativa con sucesivas conversaciones, pero ya estarás un paso más lejos de conseguirlo. Y viceversa. Sonreír no sólo predispone al resto hacia ti, sino que te predispone a ti hacia el resto. El mero gesto de sonreír desencadena una serie de reacciones en otros y sobre todo en ti que son el detonante de un ambiente positivo.

Si consigues sonreír, incluso cuando por dentro estás decaído, estarás activando un arrastre que en cuestión de minutos te sacará de ese estado.

Las palabras son el timón de la mente. Son el segundo arrastre de la programación mental. Habla en positivo y verás en positivo. Hablar en positivo, incluso cuando por dentro te sientes negativo, significa lanzar la roca a modo de arrastre para poner en marcha la cadena que te hará ver en positivo y sentirte positivo.

Y por último el tercer arrastre. Este es mi arrastre preferido porque sus beneficios son transformadores. El agradecimiento. A partir de hoy mismo, cada noche antes de acostarte, anota en un papel tres cosas por las que te sientas agradecido. Tienes que ser creativo y específico, e ir más allá de dar gracias por la familia o la salud. La magia no está en las tres cosas que escribes, sino en lo que sucede en tu mente en las veinticuatro horas previas a hacerlo, durante el período en que activas tu radar para buscarlas. El ejercicio de buscarlas te forzará a encontrar cosas positivas en cada hora del día y minimizar las negativas. Te parecerá inverosímil el efecto positivo que algo tan simple tendrá en tu mente.

Éste es el Peldaño más demostrable de todos. Así que te pido que no me creas a mí. Ponlo a prueba tu mismo.

#88peldaños

Que tu cerebro dedique más tiempo a las posibilidades

y menos a los obstáculos.

@ANXO