El presente y el futuro del 'trading'

El presente y el futuro del 'trading'

Los instrumentos de inversión que antes estaban solo reservados para los peces gordos están ahora al alcance cualquiera.

Hasta hace algunos años, solo quien tuviera los recursos y los conocimientos necesarios podía realizar inversiones serias. Los particulares que deseaban hacer crecer su dinero necesitaban recurrir a un intermediario, que generalmente se trataba de una entidad bancaria. El problema es que los usuarios no tenían injerencia en las operaciones, ni siquiera podían saber en qué se invertían su dinero.

Pero el mundo está cambiando. Los instrumentos de inversión que antes estaban solo reservados para los peces gordos están ahora al alcance de las masas y cualquier persona puede realizar una inversión en línea. Por decirlo así, actualmente somos testigos de la democratización de la inversión. ¿Cómo se ha logrado esto? ¿Qué podemos esperar en el futuro? Veamos.

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Desde su aparición a principios del siglo XXI (o tal vez a finales del XIX, dependiendo de cómo se interpreten los hechos) las redes sociales han crecido como la espuma. A la gente le fascinó la idea de interactuar con personas de todo el mundo. Rápidamente, los principales actores de cada sector las empezaron a utilizar como el medio para acercarse a sus seguidores. Entonces surgió la figura de los influencers.

Este es el mismo concepto en el que se basan las plataformas de trading social. En primera instancia, se pueden describir como un ecosistema en el que convergen nóveles y expertos con el objetivo de compartir su enfoque de inversión. Pero esto es solo la punta del iceberg. El mayor atractivo de estas plataformas tiene que ver con una revolucionaria función. Se trata de la herramienta que permite copiar las inversiones de otros. Y nos referimos a “copiar” en el pleno sentido de la palabra. Los nuevos usuarios, o los que no son inversionistas de tiempo completo, tienen la oportunidad de asignar un porcentaje de su capital a un miembro experimentado de la comunidad. Al hacerlo, podrán imitar las transacciones del operador, es decir, serán parte de las mismas inversiones. Se trata de una operación conocida como CopyTrade.

Cuando se mimetizan los movimientos de los agentes más experimentados, hay buenas probabilidades de que el dinero crezca. De cualquier manera, es posible fijar un mínimo en el que se dejarán de copiar las operaciones de un tercero. Así se limitan las potenciales pérdidas.

Ahora bien, no deberíamos pensar que esta práctica equivale a las inversiones “a ciegas” que se hacen cuando se invierte el dinero en los bancos tradicionales. Las plataformas de calidad apuestan por la transparencia en todas sus formas. Todos los usuarios pueden conocer el historial de las operaciones de otros, incluso hacer un seguimiento en tiempo real de sus inversiones. Lo anterior representa una ventaja para quienes recurren al CopyTrade. Además, pueden retirarse en el momento en que lo consideren conveniente o, por el contrario, aumentar su inversión.

Además de ser una plataforma de inversión, puede servir como una poderosa herramienta formativa. ¿Por qué decimos esto? Pues bien, los hechos hablan por sí solos.

En primer lugar, los principiantes pueden conocer la opinión de los usuarios más avanzados. Al mismo tiempo, es posible imitarlos. Y además, se ofrece la posibilidad de ′operar′ con una cuenta Demo, que permite invertir 100 000 dólares de forma virtual. De esta manera, es posible aprender sin arriesgar el capital propio.

No es exagerado decir que las siguientes generaciones de inversionistas se formarán en la escuela del trading social.

El futuro en el mundo de las inversiones es prometedor. La tendencia apunta hacia una generalización de las inversiones. Cada vez más personas decidirán hacer crecer su dinero mediante canales distintos a los convencionales.

Así como las redes sociales llegaron para cambiar la forma de comunicarse, el trading social se perfila para hacer eso mismo en la economía personal.