El sufrimiento se llama "código 3"

El sufrimiento se llama "código 3"

Es la única forma que tenemos los consumidores y consumidoras de saber lo que hay detrás de cada huevo que consumimos.

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Se oye a menudo la expresión “gallinas felices”, y eso, hoy en día, es un oxímoron. Nos hemos acostumbrado a ver imágenes de gallinas libres, sobre mullida hierba bajo el sol, con un plumaje exuberante, en carteles y etiquetas que invitan a comprar huevos, que nos dicen que las gallinas están contentas y no es ningún esfuerzo para ellas producir esos huevos. Un dato: las gallinas utilizadas para la producción de huevos ponen más de 300 huevos en un año, cuando biológicamente estos animales, sin selección genética de por medio, ponen entre 10 y 12 al año. La “felicidad” empieza a cuestionarse…

Ojalá, al menos, ese imaginario de felicidad fuera la práctica común, pero está lejos de ser así: en España, el 77% de gallinas ponedoras viven en jaulas, lo que equivale a unos 35 millones de aves, siendo nuestro país el tercero en producción de huevos en la UE. Por eso, aún nos queda camino por recorrer para alcanzar a países como Suiza o Austria, con una producción 100% libre de jaulas, o al censo europeo de gallinas enjauladas, donde la media se sitúa en torno al 50%.

Esta evolución hacia sistemas alternativos, además, va en consonancia con la demanda del consumidor, que cada vez opta más por productos sostenibles y respetuosos, y con su sensibilidad hacia el bienestar animal, que ha ido aumentando en los últimos años, según varios estudios, algunos del propio sector.

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Los supermercados lo saben y empresas de la talla de Carrefour, El Corte Inglés o Lidl, entre otras muchas, ya se han comprometido a dejar de vender huevos de gallinas enjauladas. Logros esperanzadores que animan a seguir trabajando para que otras empresas emblemáticas de la distribución a nivel nacional, como Spar por ejemplo, abandonen su reticencia y se adhieran a este compromiso. Hasta que los lineales de los supermercados sean libres de jaulas.

El motivo principal de trabajar por el cambio en los sistemas de producción es el bienestar animal. Numerosos estudios llevados a cabo por eminentes científicos y científicas del comportamiento animal han demostrado que el confinamiento de animales en jaulas compromete seriamente ese bienestar. Las aves ocupan un espacio equivalente a un folio durante toda su corta vida, lo que impide que desarrollen comportamientos tan básicos para ellas como extender las alas o escarbar. Esto provoca un sufrimiento, frustración y estrés crónicos que hacen esta práctica de producción extremadamente cruel e innecesaria. Las gallinas no son “felices” así...

Se ha convertido en una práctica tan común y extendida que nos olvidamos que la normativa europea de bienestar para animales destinados a consumo estipula que “la libertad de movimiento de un animal (...) no debe restringirse de forma que cause sufrimiento innecesario”. Esto, con las gallinas enjauladas, no se cumple y, además, quebranta la legislación.

Este tipo de huevos tiene que desaparecer paulatinamente del mercado si queremos estar en consonancia con la demanda del consumidor

El hacinamiento de animales es también una práctica de riesgo, ya que la intensificación aumenta el estrés y la predisposición a las enfermedades de los animales. La zoonosis está de actualidad, y evitar situaciones de alto riesgo es la mejor de las prevenciones. Enfermedades como la gripe aviar siguen de actualidad en algunos países.

La única forma que tenemos los consumidores y consumidoras de saber todo esto es mediante el código que aparece en la cáscara de cada huevo. El sufrimiento se llama «código 3”», plasmado sobre huevos provenientes de gallinas enjauladas. Este tipo de huevos tiene que desaparecer paulatinamente del mercado si queremos estar en consonancia con la demanda del consumidor, con el resto de países de Europa y con las estrategias que está desarrollando la UE de sostenibilidad, preservación de la biodiversidad y la seguridad alimentaria (Pacto Verde, Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y De la Granja a la Mesa). Es el futuro.