El tirón de orejas de Gabilondo al Gobierno de coalición por su broncas públicas: "Sonrojante inmadurez"

El tirón de orejas de Gabilondo al Gobierno de coalición por su broncas públicas: "Sonrojante inmadurez"

El periodista reconoce que estos enfrentamientos "inéditos", aireados por sus protagonistas, le dan "muy mala espina".

El periodista Iñaki Gabilondo.CADENA SER

El periodista Iñaki Gabilondo ha dado un buen tirón de orejas -en su comentario Bronca entre ministros- a los socios del Gobierno de coalición, PSOE y Unidas Podemos, por la “sonrojante inmadurez” que demuestran al hacer públicas sus discrepancias a cuenta de asuntos como la inmigración, el caso Couso o la idoneidad técnica de Ley Orgánica Integral de la libertad sexual, proyecto estrella de la formación morada presentado este martes en el Consejo de Ministros.

En referencia a este último episodio, mientras diferentes departamentos del Ejecutivo -como el Ministerio de Justicia o la vicepresidencia primera de Carmen Calvo- han tenido que corregir la ley a marchas forzadas para llegar a tiempo este martes al Consejo de Ministros -el último antes del 8-M, Día Internacional de la Mujer-, el vicepresidente segundo y líder de Podemos, Pablo Iglesias, acusaba de manera velada al titular de Justicia, Juan Carlos Campo, de esconder su “machismo frustrado” tras las “excusas técnicas”.

“A veces los políticos hablamos demasiado”, respondió Campo a Iglesias este miércoles, antes de explicar que la obligación de su departamento es que las leyes sean “lo más perfectas posible”.

Gabilondo ha recordado que las broncas entre ministros no son nada infrecuentes, pero ha concretado que lo que sí es “inédito” es que trasciendan porque lo haga público alguno de los protagonistas, y no por filtración periodística.

En este contexto de Gobierno de coalición, el periodista ha dejado claro que el presidente Pedro Sánchez “no puede imponer orden con simples golpes de autoridad o ceses a su gusto, pero menos aún puede inhibirse en la construcción de la unidad”: “La unidad tienen que elaborarla los partidos que componen el Gobierno a base de convicción en el proyecto y toneladas de lealtad”, ha expuesto Gabilondo, quien enmarca en esta fidelidad la “discreción”.

“La bronca actual por pública es de una inmadurez sonrojante y da muy mala espina”, ha sentenciado.

Bronca entre ministros

Así como Emmanuel Macron es presidente con algunas maneras de emperador, Sánchez es jefe de gobierno con algunas maneras de jefe de Estado b. Es una coquetería inofensiva mientras no quiere arrinconar al jefe de Estado a que no es el caso. El riesgo de adoptar una posición así olímpica es terminar creyendo que estamos en un régimen presidencialista y qué cuánto hay bajo el presidente es una tropa de colaboradores anónimos para hacer los coros como pasa con los ministros de Macron que son como secretarios ilustrados o el equipo de gobierno de Donald Trump que parece estar para pasar a limpio las decisiones del patrón.

Pero aquí no solo no tenemos un régimen presidencialista sino que además nuestro gobierno es coalición de forma que lo que sucede entre ministros es muy relevante en especial como cuando ahora lo que sucede es una bronca pública y descarnada con palabras siguientes en la que están implicados pesos pesados del gabinete.

Las broncas entre ministros no son nada infrecuentes pero es inédito que trasciendan no por filtración periodística sino porque lo haga público alguno de los protagonistas. No tenemos que relativizar el problema tampoco exagerado, pero tenerlo en su sitio. Ya se han mostrado tres desencuentros conocidos en inmigración este de la libertad sexual y el caso Couso.

Tengamos en cuenta una importantísima particularidad. Como estamos en un gobierno de coalición, Sánchez no puede imponer orden con simples golpes de autoridad o ceses a su gusto pero menos aún puede inhibirse tiene que construir unidad. Esa unidad que tienen que elaborarla los partidos que componen el gobierno a base de convicción en el proyecto y toneladas de lealtad, lo que incluye naturalmente la discreción. La bronca actual por pública es de una inmadurez sonrojante y da muy mala espina.