Elecciones 10-N: ¿Qué ha cambiado respecto a las generales de abril?

Elecciones 10-N: ¿Qué ha cambiado respecto a las generales de abril?

Todo indica que los resultados sitúan a los partidos de vuelta en la posición de salida.

Pedro Sánchez en la sede socialista de Ferraz, tras las elecciones. GABRIEL BOUYS via Getty Images

Por Joan Carles Pamies Palazuelo, investigador en la Universidad Autónoma Madrid. Anteriormente, investigador visitante en el Centre d’Études Européennes (Sciences Po, París), Universidad Autónoma de Madrid:

Las elecciones generales de este domingo 10 de noviembre han sido las cuartas en cuatro años. A pesar del escenario fuertemente marcado por la sentencia del “procés”, los resultados entre los bloques no han sido excesivamente distintos. Pero sí existen diferencias entre estas elecciones y las anteriores de abril, desde las variaciones de votos y escaños entre los distintos partidos de cada bloque, pasando por la campaña, hasta los nuevos actores políticos.

A continuación, pasamos a detallar estos asuntos para entender mejor lo sucedido en los comicios del 10-N.

Uno de los asuntos de mayor relevancia en estas elecciones era el de la participación. Bajo el supuesto de que una caída en la participación pudiera afectar en mayor medida a la izquierda, el bloque al que se se atribuía la responsabilidad de no haberse podido formar un gobierno tras los resultados del 28 de abril, buena parte de la campaña se basó en la movilización de los votantes en su conjunto.

El surgimiento de algunos partidos, además, se justificó por la necesidad de recuperar al votante desencantado, aunque se ha terminado pagando un alto precio en votos por cada escaño. La participación se cerró unas décimas por debajo del 70 %, casi seis puntos menos que en las concurridas elecciones abril antes del ajuste del voto de residentes del extranjero. No obstante, es pronto para saber en qué medida ha afectado a cada bloque.

Los resultados arrojan variaciones que mejoran la posición de la derecha. Ciudadanos, PP y Vox pasan de tener 147 escaños a tener 152 si incluimos a Navarra Suma, mientras que el bloque formado por PSOE y Unidas Podemos pasaría de 165 a 155, aunque se reduciría la caída hasta 158 si incluimos a Más País.

Las diferencias dentro de ellos son más reveladoras, aunque no se puedan establecer patrones claros de trasvase de votos. Sin embargo, los 52 escaños de Vox (28 más que en abril) y la subida del Partido Popular de 66 a 88, paralelos al desplome de Ciudadanos (de 57 a 10), que deja de ser la tercera fuerza para pasar a ser la sexta y que precipita la dimisión de Albert Rivera, apuntan de forma provisional a un marcado trasvase de votos entre las fuerzas de la derecha.

Por su lado, el bloque de izquierda se ha mantenido mucho más estable, con tres escaños menos para el PSOE (120) y siete menos para Unidas Podemos. Todo esto sin apenas variaciones en el porcentaje de votos de cada sector, alrededor del 43 % para cada uno. Sin embargo, el bloque de izquierda deja de tener tanta relevancia en el Senado, donde el PSOE pierde su mayoría absoluta, clave en la aplicación del 155.

Los partidos han redoblado sus esfuerzos durante una campaña que han tratando de que fuera más austera y comedida que en anteriores ocasiones, pero no exenta de polémicas. El grueso de los actos se han concentrado en la última semana, siendo los debates electorales una pieza central para afianzar el voto y convencer a la gran cantidad de indecisos que había a pocos días de las elecciones.

La campaña también se ha visto fuertemente marcada por la sentencia del “procés” en Cataluña. De esto se podría haber beneficiado Vox, cuya presencia mediática se reforzó con su inclusión en el debate electoral, que ha obtenido buenos resultados en todo el estado, aunque sin representación en el País Vasco, Galicia y Navarra.

La renovada importancia en los medios de los debates electorales también ha afianzado el papel de los contrastadores de bulos, sobrepasados por la falta de verificación de datos por parte de algunos medios y partidos. El mismo partido liderado por Santiago Abascal giró su campaña en torno a la cuestión catalana y la inmigración. Su uso de las estadísticas públicas fue criticado por varios centenares de científicos sociales en un manifiesto conjunto. Los demás partidos también han dado una importancia central a la cuestión catalana, sobre la que ha pivotado la campaña y la ha diferenciado de forma más clara respecto a la de abril.

Aunque pocos vaticinaban unas segundas elecciones por la difícil justificación que suponía hacia la ciudadanía, el resultado ha terminado siendo una repetición electoral que requiere el entendimiento entre el bloque de izquierda en un escenario aún más complicado que el anterior. Esto implica no descartar en su totalidad la posibilidad de una nueva concurrencia electoral, aunque naturalmente las dificultades para justificarla serían todavía mayores.

No obstante, todo indica que los resultados sitúan a los partidos de vuelta en la posición de salida. En concreto, cabe nuevamente esperar que se llegue a un acuerdo que prácticamente de forma necesaria incluiría al Partido Socialista, Unidas Podemos y Más País, así como una combinación –ya sea mediante apoyo directo o a través de abstención en segunda votación– de sectores no independentistas como Ciudadanos o de partidos nacionalistas como el PNV o ERC, entre otros.

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.  

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