A quién perjudica o beneficia el aplazamiento de las elecciones catalanas

A quién perjudica o beneficia el aplazamiento de las elecciones catalanas

Las emociones de una sociedad agotada van a jugar un papel de incógnita hasta el final.

Salvador IllaGTRES

Las emociones de los ciudadanos tienen noqueados a demóscopos y políticos catalanes. Hay serias dudas de que las cifras en frío de las encuestas puedan servir de guía para tomar la decisión de posponer las elecciones a mayo o junio. Con un escenario tan cambiante día a día, ¿cómo acertar en a quién favorece o perjudica el retraso frente al 14 de febrero señalado?

El asunto parece centrarse en si un posible cambio de fecha a primavera-verano desgasta más al Gobierno de la Generalitat (ERC y Junts) o al candidato del PSC y ministro de Sanidad, Salvador Illa. Este porta ahora el aura de estrella emergente, similar a la que en 2017 dio la victoria a Inés Arrimadas con más de un millón de votos. No logró gobernar frente a la coalición nacionalista.

Los profesionales de los sondeos  como José Juan Toharia, confiesan que no está nada claro, porque hay entre un 10-12% de indecisos que no ha tomado ninguna determinación. Y en el momento anímico de este país, covid y vacuna de por medio, quizá ni esos mismos votantes lo tengan claro. Para colmo, en los aspectos técnicos de las encuestas, es cierto que hay un empate ahora mismo entre ERC, Junts y PSC.

“Los datos crudos del covid y la gestión de la pandemia van a jugar un papel crucial”, advierte Narciso Michavila, presidente de Gad3, que detecta baja participación y un voto más fraccionado. “La intención de voto vale lo que vale en este momento -dice José Juan Toharia, presidente de Metroscopia-. No sé por qué el PSC se opone al retraso. Si es porque piensa que le perjudica, no está claro. Illa puede salir fortalecido de la tercera ola frente al Gobierno de la Generalitat, que va a salir perjudicado probablemente de la gestión, aunque es una percepción mía. Todos vivimos ahora en una burbuja”.

No está claro que el retraso perjudique al PSC, Illa puede salir fortalecido de la tercera ola frente al Govern de la Generalitat
José Juan Toharia

Este viernes se reúne la mesa de partidos y decide si se mantiene o no la fecha, que suscita debate en Cataluña y fuera. A pesar de que desde el PSC y el Gobierno están lanzando mensajes a favor de que las elecciones se celebren el 14 de febrero porque no se puede continuar con el Gobierno interino de Pere Aragonès tras haber tenido que irse Torra, no tienen claro que les beneficie. “No hay nadie empeñado en marcar prioridades en un momento tan grave”, aducen fuentes del PSC, aunque no ocultan el peligro que entraña la reacción de los votantes ante cifras tan desbocadas de contagios.

  Pere Aragonès, Laura Borràs y Quim TorraEuropa Press News via Getty Images

“Si los mayores no salen a votar, eso afectaría a PSC, PP y Junts en menor medida porque depende más del voto rural. Y beneficiaria a los que tienen un votante más joven, PdCat, la Cup y Esquerra.  La foto ahora está bastante bien trazada, al PSC -antes del efecto Illa- le tocaba recuperar lo que Ciudadanos le quitó”, apunta Michavila. Que el votante de más edad se quede en casa por miedo al contagio es precisamente lo que siembra dudas entre los socialistas.

Aunque llevarlas a mayo tiene el peligro de que a Illa se le pase el arroz y pierda el efecto flash. El ministro ya dijo que dimitirá en cuanto fuera oficial su candidatura y comience la campaña. Aguantar hasta mayo, en ruedas de prensa de ministro, en donde le van a echar en cara que ya está de paso, resulta complicado.  Pero, por otro lado, si la pandemia se mantiene en aumento, puede desgastar a los gobiernos de Cataluña y Madrid que tienen cifras muy llamativas. E Illa podría verse beneficiado de la vacunación. 

“No tiene mucho sentido oponerse a un aplazamiento que parece irremediable. Sobre todo siendo el candidato el ministro de Sanidad. Es lo mismo que hizo Gonzalo Caballero -candidato socialista a la Xunta- con un resultado negativo. Lo que hay que hacer es ver cuál es la ventana de oportunidad y negociar una fecha que a priori parezca satisfactoria”, asegura un diputado socialista.  Ahora comparar las catalanas con otras elecciones que se han celebrado en la era covid -Euskadi, Galicia, Portugal o EEUU…- se está usando para evidenciar que no hay peligro si se toman las debidas precauciones.

Los datos crudos del covid y la gestión de la pandemia van a jugar un papel crucial
Narciso Michavila

Galicia y Euskadi celebraron elecciones en el mejor momento, justo después del confinamiento, con datos muy controlados. “Cataluña sería dentro de Europa la única en celebrar elecciones con unas cifras tan altas de covid”, asegura una de las fuentes consultadas, que teme que se pueda volver en contra de todos. En cinco semanas pueden controlarse algo los contagios pero no da tiempo a que bajen las cifras de muertos y la presión en las UCIs. Para Aragonès, que los sanitarios les echasen la culpa de provocar más contagios no resultaría la mejor publicidad.

Todo esto enmarcado en el informe que deben hacer los servicios jurídicos de la Generalitat, que se encuentran con que la ley orgánica del régimen electoral no incluye un posible retraso electoral, a lo que se refería el ministro de Justicia, Juan Carlos Campo.

La decisión la veremos en 24 horas, pero como sostiene el profesor Toharia, todo el debate es “un juego de salón”, porque los votantes decisivos no van a fijar su posición definitiva hasta que no quede clara la fecha, justo antes de que comience la campaña electoral. “Y la verdad es que para cifras y expectativas, ese será el sondeo que más nos sirva. En realidad, la campaña nos marea, pero no cambian tanto las cifras cuando empieza la campaña al resultado final”, resume.

En cualquier caso, el hecho real es que las emociones de una sociedad agotada, también la catalana, van a jugar un papel de incógnita hasta el final.