Reino Unido se juega la unidad y la calma para Johnson en las elecciones locales y regionales

Reino Unido se juega la unidad y la calma para Johnson en las elecciones locales y regionales

Escocia, donde se espera una aplastante victoria independentista, podría plantear de nuevo un referéndum y Londres, la capital, se mantendrá en manos laboristas.

Nicola Sturgeon, Boris Johnson y Sadiq Khan.REUTERS

Elecciones locales en Inglaterra y regionales en Escocia y Gales. Parece una cita menor la de este jueves, 6 de mayo, pero no lo es: Reino Unido se juega en ellas la unidad territorial y su primer ministro, Boris Johnson, la calma de sentirse popular, respaldado, en los primeros comicios en los que el Brexit es ya algo hecho, no el eje de la campaña ni la excusa para no hablar de otras políticas diarias.

Es un momento agridulce para el premier, aupado en las encuestas por su gestión de la vacunación contra el coronavirus, pero cuestionado también por una serie de escándalos que van desde la escasa sensibilidad con los muertos de la pandemia al uso de fondos poco claros para el arreglo de su piso. En estas se encuentra ahora con el reto de consolidar la mayoría absoluta que logró en las urnas en las elecciones generales de diciembre de 2019 -antes de que el Sars Cov 2 cambiara el mundo-, de impedir el crecimiento de un laborismo con nuevo líder -el poco carismático Keir Starmer- y de tapar las fugas de agua que le genere el independentismo al alza entre escoceses y galeses. No es poca tarea.

Ansia de referéndum

Los escoceses acudirán a las urnas este jueves para elegir a los miembros de su Parlamento, una votación que puede ser crucial para la unidad del Reino Unido, si triunfa nuevamente el Partido Nacional Escocés (SNP, en sus siglas en inglés), cuya principal promesa es la independencia. La previsión, en realidad, no es de ganar, sino de arrollar: se calcula que puede lograr el 61% de los sufragios y sumar hasta 80 de los 129 escaños junto a pequeñas formaciones igualmente favorables al leave (marchar) de Reino Unido, como el Partido Verde Escocés.

La ministra principal de Escocia, Nicola Sturgeon (SNP) se ha comprometido a celebrar un segundo referéndum de independencia si gana las elecciones autonómicas esta semana, una decisión impulsada por su férrea oposición a la salida del Reino Unido de la Unión Europea (UE) y con el objetivo en unirse nuevamente al bloque.

Escocia -una de las naciones que integra el Reino Unido junto a Inglaterra, Gales e Irlanda del Norte- ya votó en contra del Brexit en el referendo de 2016, con un 62% de ciudadanos a favor de la permanencia, frente al 38% que apoyó la salida de la UE. En las generales de hace año y medio, dio la espalda a Johnson y respaldó el proyecto independentista y europeísta de Sturgeon, cuya delegación en Bruselas mantiene pegados en los cristales mensajes de amor a Europa y deseos de retorno.

En 2014, cuando se celebró el refrendo por la independencia de Escocia, el 55% de los escoceses votó por permanecer en el Reino Unido, y uno de los argumentos más fuertes de los opositores fue precisamente que la separación supondría el abandono del bloque comunitario. Ahora ha llovido mucho, el escenario ha cambiado por completo y, quién sabe, quizá una nueva consulta lograra un resultado diferente.

Para hacer una segunda consulta se necesita del visto bueno del Gobierno central, en Londres, y del Parlamento británico, pero Sturgeon está dispuesta a presionar si este jueves se ve avalada por los ciudadanos. Como mínimo, la presión sería intensa para Johnson.

En Gales también toca elegir Parlamento nuevo y, aunque en este caso el ansia nacionalista es menor, también se pueden agudizar los choques con Johnson porque es igualmente un territorio partidario de la UE. Los analistas de la prensa británica alertan de un contagio de los escoceses a lo galeses en cuanto al ansia de decidir por su cuenta y dentro de la Unión. A ello se suman los roces con el Ejecutivo central en estos meses de pandemia, en los que ha habido diferencias de aplicación de confinamientos y limitaciones por territorios. Ya ni hablar de lo que puede pasar en Irlanda del Norte si estos dos territorios pelean en serio por la independencia. Dolores de cabeza a la vista para el primer ministro conservador.

Londres, no; el cinturón rojo, puede

Este jueves, además, se eligen 143 autoridades locales en Inglaterra, entre ellas, el alcalde de Londres, en unas elecciones que debieron celebrarse en 2020 pero que se atrasaron por la covid-19. Como explica EFE, una parte importante de las 143 autoridades locales que acuden a las urnas el próximo jueves están en zonas del norte y centro de Inglaterra tradicionalmente laboristas que se volcaron, sin embargo, en respaldar a Johnson y el Brexit en las generales de diciembre de 2019.

  Sadiq Khan y Shaun Bailey.REUTERS / GETTY

El premier espera buenas noticias por ese flanco, lograr que ese impulso de las nacionales aún perdure y logre frutos en las locales, pese a la diferencia de necesidades y debates de un escenario y el otro. Mayoría absoluta nacional, vacunas para casi todos... es lo que quiere rentabilizar. Una encuesta divulgada por el diario The Telegraph sugiere que los conservadores controlarían 13 nuevas autoridades locales tras los comicios, mientras que los laboristas sumarían seis adicionales.

Johnson pretende quedarse con el llamado cinturón rojo inglés aprovechando el momento de debilidad, que ya parece casi crónica, de su rival laborista. En las últimas generales se vio que los liberales, el centro, no acababan de despegar, pero sí que los socialdemócratas se iban casi al infierno, con un líder, Jeremy Corbin, forzado a dimitir. Su relevo, Starmer, tiene la tarea de evitar desangrarse en las municipales, para lo que ha hecho una campaña muy centrada en los obreros.

En 2019 lograron su resultado más bajo en un siglo. Mucho peor no pueden ir las cosas y, además, les queda Londres, joya de la corona, que tienen todos los visos de mantener. El actual alcalde, Sadiq Khan, revalidaría con holgura el cargo, un segundo mandato, dicen los sondeos, con un 41% de los votos, 13 puntos más que el conservador Shaun Bailey. En el 2016, la elección de Khan dio la vuelta al mundo por ser el primer musulmán en estar al frente de una gran capital de Europa Occidental.

Con 45 años, es hijo de un conductor de autobús que emigró de Pakistán y una ama de casa y costurera. Viene de la escuela pública de su barrio norteño, no de las de copetín que siempre han formado a los líderes del país. Ni adinerado y ni elitista, rompió moldes.

Sobre su gestión frente a la pandemia, el 42% de londinenses la aprueba mientras que el 39% la considera mala, según una encuesta de YouGov. Según estudios del Instituto Mile End de la Universidad Queen Mary de Londres, las principales fortalezas del alcalde son su competencia, pues su agenda política recoge las preocupaciones de la mayoría de londinenses y el dominio relativo del Partido Laborista en la capital, según un artículo publicado en The Conversation. Gusta su carácter. En caso de una nueva victoria en las urnas, además, los principales temas en agenda para sus conciudadanos son la inversión pública en el Servicio Nacional de Salud (63%), acceso a la vivienda (58%) y la vigilancia en las calles (42%), de acuerdo con este mismo medio.

Adiós, adiós

Estas elecciones tienen el añadido de ser, posiblemente, las últimas en las que los ciudadanos de la UE voten en el sistema local. Mientras Gales y Escocia, automáticamente, dieron el derecho a voto a los ciudadanos comunitarios, en bloque, Inglaterra optó por ir firmando acuerdos bilaterales con los Veintisiete, pero por ahora sólo los ha formalizado con España, Portugal, Polonia y Luxemburgo.