"La idea era darle una paliza soberana": el escándalo mediático que provocó la boda entre Elisa y Marcela

"La idea era darle una paliza soberana": el escándalo mediático que provocó la boda entre Elisa y Marcela

Netflix estrena este viernes 7 de junio la cinta de Isabel Coixet basada en la historia de esta pareja de lesbianas gallegas que se casaron por la Iglesia en 1901.

.Netflix

Hija del capitán del ejército Manuel Gracia, Marcela Gracia Ibeas encontró el amor de su vida en la Escuela Normal de Maestría de A Coruña. Al militar no le gustó la relación que mantenía su hija y la envió a Madrid. Después de tiempo separada de su pareja, se reencontraron y se casaron. Como su matrimonio no estaba socialmente reconocido emprendieron un viaje de huida.

Podría ser una historia con final feliz o cualquier relato de amor imposible con final trágico. Otro Romeo y Julieta u otra Bodas de sangre lorquianas. Pero lo que hacía especialmente difícil esta historia era que su amante no era ningún Romeo. Se trataba de Elisa Sánchez Loriga. Y estaban en la Galicia de 1901. 

A este enlace se le conoce popularmente como “la boda sin hombre”. Elisa y Marcela —ahora personajes de la película homónima de Isabel Coixet para Netflix, estrenada en cines el 24 de mayo y en la plataforma el 7 de junio— protagonizaron la primera boda lésbica de España, más de 100 años antes de que se aprobara el matrimonio homosexual: el 8 de junio 1901. Eso sí, nadie anuló el registro civil, por lo que fue una unión oficial que se mantiene hoy en día. Fueron las primeras.

Por aquel entonces era prácticamente impensable que dos mujeres contrajeran matrimonio, más aún por la Iglesia, que era la única autoridad con capacidad de unir en matrimonio en España a principios del siglo XX. Por lo que Elisa pasó a ser Mario Sánchez, un joven que volvió a España tras pasar su infancia en Londres y perder a su familia.

La falsedad del hecho, denunciado por los vecinos de Dumbría (A Coruña), y los torpes intentos de Elisa por convertirse en un hombre hicieron que mandasen una orden de busca y captura y fuesen excomulgadas.

En su huida pasaron por Vigo, Oporto y, como muchos gallegos de la época, cogieron un barco hacia Argentina. Para entonces, en 1902, Marcela había sido madre de una niña y, una vez llegaron al país americano, Elisa se casó con Christian Jensen, un danés 24 años mayor que ella, que finalmente se dio cuenta del embuste.

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En Argentina se cambiaron los nombres y pasaron a llamarse Carmen y María, aunque serían descubiertas por el danés, al que había llegado la historia. A partir de ahí, todo es una incógnita. Según la reedición del libro de Narciso de Gabriel Elisa y Marcela (Ediciones Morata), descendientes de ambas aseguran que pasaron toda su vida en Buenos Aires y que Elisa falleció de cáncer en torno a 1950. Sin embargo, hay quien señala que Elisa se suicidó en Veracruz (México) en 1909.

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Entonces no existía Sálvame, ni Whatsapp, ni Facebook pero, como era de esperar, fueron la comidilla de los medios de comunicación locales, nacionales e incluso internacionales.

El periodista Alejandro Barreiro Noya de La Voz de Galicia incluso se encargó de seguirlas en su huida y el periódico El Suceso Ilustrado publicó un especial sobre la pareja.

  Portada y páginas del número especial de 'El suceso ilustrado' del 14 de julio de 1901.El Suceso Ilustrado/Creative Commons

La Voz de Galicia fue el primer medio en publicar la foto de ambas en la boda el 30 de junio de 1901, aunque el primero en dar la noticia fue el diario local El Noroeste, donde los periodistas incluso hablaron con el párroco que las casó.

Eso sí, aunque fuese el mismo cotilleo que los que se suelen encontrar en la sobremesa televisiva en pleno siglo XXI, los métodos y los estilos eran muy distintos. Todo se abordaba como si de un fenómeno paranormal de Cuarto Milenio se tratase, dada la homofobia más que presente en la sociedad de la época.

“No he visto cosa más parecida a Elisa. Es de su misma estatura, tiene la misma voz e iguales maneras, ¡hasta su mismo genio! En fin, si no se tratase de un hombre y de una mujer, parecería que eran una misma persona”, señalaban en la noticia de La Voz de Galicia del 29 de junio de 1901 sobre Mario.

  Portada de 'La Voz de Galicia' del 29 de junio y primera vez que se publica la foto de la boda.La Voz de Galicia

“El jaleo que se produjo en el pueblo fue todo lo grande que puede suponerse. La casa de los esposos fue rodeada […] La idea era atrapar a Elisa y reconocerla por buenas o malas, y darle luego una paliza soberana”, señalaban en la misma publicación.

Tal y como señala a El HuffPost el autor del libro basado en esta historia y catedrático de la Universidad de A Coruña, Narciso de Gabriel, ese cambio de rol de género enfureció más al pueblo que el propio matrimonio.

Además, el hecho de que Elisa justificase su identidad como hermafrodita fue también cubierto por los medios con artículos titulados como Mario-Elisa ante la ciencia. El revuelo fue tal entre los medios de comunicación que se utilizó para vender ejemplares. “El semanario Nuevo Mundo llegó a vender 19.000 ejemplares con el caso”, señala De Gabriel.

También en la revista Blanco y Negro realizaron un número especial sobre el suceso.

Una batalla mediática e ideológica

Este hecho no fue bien recibido por todos los medios. Algunos, especialmente los más católicos, renegaron de cubrir el hecho y entraron en una batalla contra otros medios como la Revista Gallega o La Gaceta de Galicia.

“En un suceso reciente se mandó procesar por escándalo a los protagonistas del mismo, siendo así que el escándalo ha sido promovido por unos periódicos que dieron conocimiento del hecho con rebuscamiento informativo que toda conciencia honrada debe rechazar”, se podía leer en un artículo publicado el 7 de julio en la Revista Gallega.

“Tales periódicos pues, promovedores del escándalo, deberían asimismo ser procesados para ser corregida de algún modo su imprudente indiscreción con la que no hicieron cosa de más valer y sustancia que fomentar el escándalo”, se detallaba en la misma publicación.

Otros, sin embargo, no se mostraron contrarios a este alboroto por motivos religiosos, sino todo lo contrario: por el linchamiento excesivo a la pareja.

“Mal vienen esas pudibundeces de la gran prensa cuando se trata de delitos noticiables cometidos por el clero o por el monaquismo, con esta frescura en propagar hasta las más mínimas circunstancias de dicha vergüenza  espantosa  perpetrada en la Coruña. Hubiéranla realizado monjas o flaminios, y no dijera la prensa una palabra”.

El País, 5 de julio de 1901

Emilia Pardo Bazán, a la defensa de la pareja

La periodista Emilia Pardo Bazán salió para apoyar el linchamiento de Elisa y Marcela en un artículo publicado en la revista La Ilustración Artística el 8 de julio de 1901 titulado Sobre Ascuas.

″¡Cuánto siento que sea tan escabrosa la inaudita novela que estos días se ha divulgado en la prensa y que tiene por escenario de sus más sorprendentes capítulos mi pueblo natal!”, empieza escribiendo en el artículo, en el que también realza la capacidad de Elisa de convertirse en Mario y repasa otros acontecimientos históricos en los que un hombre se ha tratado de convertir en mujer como el caballero francés Carlos de Eon.

“La destreza y resolución con la que urdió la maraña para soltar, por decirlo así, la personalidad femenina, y adquirir legalmente la condición viril, revelan inteligencia nada común y son materia de asombro para el novelista que apenas acertaría a idear enredo semejante”, detalla.

Pardo Bazán aprovechó su columna también para cargar contra el puritanismo de la sociedad y el predominio de la religión.

“En toda la península se corea el Rosario de la Aurora; las procesiones acaban a farolazos, o a garrotazos, para hablar con exactitud. Pensar que cuando tanto nos convenía ocuparnos de instrucción pública, de hidráulica, de administración, de sociología, de las doscientas cosas que andan aquí raso por corriente, porque no existen, nos entregamos exclusivamente a discutir con la acción lo que no es discutible, porque es del fuero de la conciencia y cada cual lo resuelve sin coacción posible, pensar que andamos todavía como en el siglo XVII, enzarzados en esa lucha religiosa que nos fue tan funesta”.

La Ilustración Artística, 8 de julio de 1901