Energía: la fuerza invisible que hace posible el desarrollo

Energía: la fuerza invisible que hace posible el desarrollo

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A finales del año pasado, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) publicó un informe en el que hace un análisis del sector energético en América Latina y el Caribe. El dato más destacado: dentro de 20 años, la región demandará el doble de energía que actualmente.

Esto requiere una enorme inversión de parte de los gobiernos, pero también el apoyo de los bancos de desarrollo, para hacer frente a las masivas inversiones que requerirá la satisfacción de esa demanda.

La buena noticia, sin embargo, es que gran parte de esa exigencia será cubierta por combustibles no-fósiles y fuentes renovables de energía. Estima el BID que los requerimientos futuros serán cubiertos cada vez menos con combustibles fósiles.

Para generar los 408 gigavatios de demanda adicional que marca el informe, será necesario invertir 24.000 millones de dólares. Aparte de los requerimientos de la industria y los hogares, el documento pronostica que buena parte de la demanda ocurrirá también por el aumento de vehículos eléctricos en nuestras calles y carreteras.

Revisando los datos disponibles de la situación en los cinco países miembros de FONPLATA (Argentina, Bolivia, Brasil, Paraguay y Uruguay), noto que en términos generales, la matriz eléctrica ya tiene la mirada puesta en el futuro, con una generación de energía enfocada en reducir el impacto para el ambiente.

En Argentina, el gas natural representa más del 50% de la matriz energética, contando con un enorme potencial para la incorporación de energía eólica. Brasil, a su vez, cuenta con un 50% de su matriz energética conformada por energía renovable a través de la producción de etanol.

Bolivia, por su parte, con la instalación de plantas termo-eléctricas que emplean sus enormes recursos de gas natural, ha logrado que el 70% de su matriz energética tenga ese origen. El 30% restante proviene de las represas hidroeléctricas y energías alternativas.

Dentro de 20 años, la región de América Latina y El Caribe demandará el doble de energía que actualmente.

En el caso de Paraguay, el 57% de su energía es de origen hidroeléctrico y más del 20% proviene de biomasa, contando con un enorme potencial para incrementar la participación de las fuentes renovables como la solar, la eólica y el gas natural.

Uruguay, por su parte, constituye un modelo inédito a nivel mundial en la medida que se apunta a un escenario donde casi el 100% de su matriz energética provenga de fuentes renovables.

En la actualidad, casi el 60% de la energía eléctrica proviene de sus represas, en tanto el 25% lo hace de fuentes eólicas y el 15% de biomasa y solar, previéndose un incremento mayor de la participación de las energías renovables a partir del empleo de gas natural.

También en el trabajo que hacemos desde FONPLATA facilitando los fondos para proyectos de desarrollo nos hemos comprometido con la generación limpia de energía. Así lo hemos recogido en los convenios firmados con la Agencia Francesa de Desarrollo (AFD), la Agencia Alemana para el Desarrollo (KfW), el propio BID y el New Development Bank (NDB), el banco de desarrollo de los llamados BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica).

Sin descuidar, claro, uno de los puntales de nuestro trabajo, que es llevar el desarrollo a los lugares donde no llegan los grandes planes o los fondos de los bancos más grandes, especialmente en áreas rurales y fronterizas.

Así, por ejemplo, en Bolivia respaldamos el programa “Cosechando agua, sembrando luz”, con el objetivo de atender 45 mil hogares en las zonas más pobres y aisladas del país, dotándolos de servicios de agua corriente y electricidad mediante paneles fotovoltáicos.

Uruguay constituye un modelo inédito a nivel mundial en la medida que apunta a un escenario donde casi el 100% de su matriz energética sea renovable.

A finales del año pasado firmamos con Paraguay un préstamo de 70 millones de dólares para la construcción de una subestación eléctrica en la ciudad de Valenzuela, que generará 50Kv adicionales para reforzar la confiabilidad de la red del país.

También en Brasil, estamos trabajando en proyectos de renovación en varias ciudades medianas del interior para, entre otras obras, mejorar el alumbrado público, especialmente en plazas, parques y otros lugares de esparcimiento y deporte.

En Argentina estamos explorando con la provincia de Jujuy, el potencial financiamiento de una planta de tecnología solar concentrada de potencia de 10 MWe. El objetivo es diversificar la matriz energética renovable aprovechando el gran recurso solar de la provincia y acompañar de esta manera la meta nacional, para el año 2025, de utilizar 20% de energía renovable.

Las demandas de energía, como decíamos al principio, se multiplicarán durante los próximos años, y en FONPLATA estamos dispuestos a continuar profundizando nuestra vocación de llevar el desarrollo hasta los lugares más apartados, así como a mantener nuestro compromiso en la defensa del medio ambiente.

Con estos factores, y trabajando en conjunto con los gobiernos de nuestros países, estoy seguro de que tendremos un futuro lleno de esa energía invisible que hace posible el desarrollo.

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