12 errores que cometes al comprarle un juguete a tu perro

12 errores que cometes al comprarle un juguete a tu perro

8. Darle pelotas de tenis.

Perro con patito de goma de juguete.

No todo es ir al veterinario, comer y pasear. Los perros también tienen sus caprichos y los dueños lo saben. Cada año se gastan 90 euros de media en accesorios y juguetes para sus compañeros, según la III Edición del Estudio Anual sobre Mascotas en España publicado por Tienda Animal. El 83% del presupuesto está destinado a la diversión del animal.

Pero antes de lanzarse a invertir en alguno (o algunos) y hacerle un regalo especial, hay que tener en cuenta una serie de errores que se cometen con frecuencia al pensar en el ocio de las mascotas.

Sí, puede que tenga cuatro juguetes nuevos en casa, pero lo que más le divierta sea el palo que coge en el parque cuando va de paseo. Primer error. Para los expertos esto no es adecuado. “Es cierto que si el perro sale a pasear, es muy probable que venga con un palo o una piedra. No olvidemos que es un animal, pero ese juego no siempre es bueno”, apunta Laura García, auxiliar técnico veterinario especializada en animales de compañía.

“Pueden romperse, astillarse y el perro puede hacerse daño, tragárselo, e incluso el palo pueden tener algún bichito o resto de alguna planta tóxica”, añade. “Para evitar que coja el palo, lo mejor es llevar un juguete si va a estar corriendo suelto en un parque y así estimularlo”, añade.

La experta recomienda que los juguetes sean “juguetes para perros” comprados en tiendas de animales y con garantía para que no tengan materiales tóxicos y sean resistentes. “Los juguetes son juguetes porque los humanos los usamos como tal. Si lo acostumbras a tirarle un palo, va a ser su juguete. Para un perro puede serlo cualquier cosa, pero parte de la educación va en enseñarles eso. Ahí es importante no reutilizar los que los niños no quieren o darles sus peluches”, detalla. 

A la hora de ir a buscar un entretenimiento para la mascota, los estantes llenos de frisbees, pelotas, mordedores, peluches o artefactos con comida pueden resultar abrumadores. Generalmente los expertos recomiendan que cada perro tenga tres juguetes para un disfrute moderado y que cada uno sea para una situación específica. Para saber cuál o cuáles les convienen más hay que tener en cuenta la edad, el tamaño y el carácter de la mascota, así como cuándo va a ser el momento del juego.

García señala que, además de ser un entretenimiento, los juguetes sirven para fortalecer la dentadura del animal, mejorar su forma física y también como “complemento de adiestramiento”. “Es importante que el juguete no solo sirva como premio, sino que estimule al animal”, añade la especialista, por lo que no recomienda usar con demasiada frecuencia los juguetes comestibles ni aquellos que dispensan comida. Solo cuando es necesario.

Los perros son animales y, aunque sean domésticos, mantienen su instinto salvaje, por lo que a la hora de buscar su juguete favorito esta parte primaria juega un papel fundamental. Según un estudio de la Universidad de Bristol (Inglaterra) publicado en la revista Animal Cognition en 2012, “los perros ven los juguetes de forma similar a la que los lobos perciben a su presa, así que les gusta que sepan a comida, e incluso que puedan romperse y partirse”. Sin embargo, esto puede ser peligroso para algunos animales. “No todos lo hacen, pero algunos tienden a deglutir”, añade García.

La diversión termina siendo siempre limitada. “Depende del grado de actividad del animal. Por ejemplo, hay perros que se sobreexcitan con un juguete nuevo, juegan muchísimo con él y se hartan. Como los niños. Hay otros que no lo explotan tanto y les dura más el interés”, apunta la especialista. Por ejemplo, cuenta que hay perros a los que les encanta que suenen al morderse, pero a otros les termina cansando.

Las pelotas sirven para ejercitarlo y, tal y como señalan en Experto Animal, para establecer un vínculo entre dueño y perro. Desde la web diferencian entre “pelotas de búsqueda” y “pelotas para morder”, las primeras “más blandas y suaves” para evitar que se hagan daño y puedan cogerlas al vuelo. García señala que las pelotas son un complemento en la educación y afianzan órdenes básicas como “tirar y traer”.

No hay que olvidar que el tamaño de la pelota se tiene que adaptar al del perro, por lo que hay distintas tallas. “Es importante el tamaño de la pelota, nunca deben ser como una de ping pong, por ejemplo, porque puede llegar a provocarles la asfixia”, detalla García. “Tienen que ser un poco más grandes que la boca, para que tenga que mantenerla abierta y mordida, pero tampoco demasiado para que no pese y pueda cogerla bien”.

El tamaño perfecto puede ser la pelota de tenis, pero esta no es adecuada. “Son de fibra de carbono y si se muerden demasiado les lijan los dientes, llegando en algunos casos a dejar el nervio al aire y les duele muchísimo”, advierte la auxiliar veterinaria. Para sustituirlas hay otras que las imitan en tamaño y forma, pero de materiales aptos para ellos.

“Hay perros a los que les gusta ir detrás de pelotas más grandes, de fútbol o de baloncesto. Si solo corretea y les dan con la cabeza o las patas, pueden servir. O incluso si las muerden y son resistentes y no se rompen. El problema viene cuando se desgarran y hay algún material nocivo”, añade la experta. “No todos los perros lo hacen, pero si tienen tendencia a deglutir en exceso puede jugarle una mala pasada”, advierte.

Con respecto a los discos, los veterinarios señalan que es muy importante que nunca los utilicen solos porque pueden lesionarse. Para evitar problemas ponen el foco en el material: siempre de goma y nunca de plástico porque daña sus dientes.

Y quien dice solo los dientes...

Para García uno de los juguetes clave que todo perro debe tener es la cuerda. “Tiene que ser adaptada siempre al tamaño y la fuerza de la mandíbula del animal y también de la capacidad del dueño”, detalla. La experta recalca que este tipo de juguetes y el “tira y afloja” entre el animal y el dueño son muy buenos para la educación. “Aprenden órdenes como ‘quieto’, ‘para’, y tienen que saber cuándo hay que dejar de tirar, aunque a veces les dejemos ganar”, indica.

Además de para divertirse, los juguetes también sirven para entretenerlo cuando está solo y de paso darle una alegría al dueño que no se encuentra muebles destrozados al llegar a casa. “La mayoría de cachorros y algunos perros adultos sufren ansiedad cuando los dueños se van de casa. Suelen ser animales inquietos que destrozan los muebles o muerden las zapatillas. Para ellos, lo mejor es algún tipo de mordedor o un Kong, un juguete masticable con forma de dos esferas unidas que permite introducir una recompensa de comida dentro y que el animal tiene que sacar poco a poco” , cuenta García. “Después de las pelotas y las cuerdas son los más exitosos y los dueños suelen ver resultados”, enfatiza.

  Perro jugando con un Kong.Amazon

Con esto se consigue que el animal esté entretenido un tiempo prolongado y que la alimentación extra no sea tan fuerte como un hueso. “Hay otras variantes parecidas al Kong pero en forma de hueso para perros de mandíbulas más pequeñas o menos fuertes”, añade la especialista, quien recalca que también hay dispensadores de comida y lanzadores de pelotas para cuando el dueño está fuera.

Los mordedores también cumplen esta función pero por un tiempo más limitado. Más allá de esto, tienen una función más importante, más que entretenerlos sirven para fortalecer su dentadura. En Experto Animal indican que son “perfectos para cachorros” ya que alivian el dolor de la dentadura incipiente y aprenden qué se puede morder y qué no.

Si el perro tiene gran capacidad cognitiva, hay juguetes que pueden entretenerlos aún más. “Se llaman juguetes cognitivos o de inteligencia y son una especie de rompecabezas dentro de los cuales hay una recompensa”, detalla García. 

“Son muy interesantes para razas de perros inteligentes como pueden ser los collies, los labradores, los golden retriever, los caniche o los pastores alemanes”, añade. Aunque apunta a que si el perro es impaciente e inquieto se desesperará y se cansará fácilmente. 

Para hacerlo correctamente, lo mejor es que las primeras veces el animal lo haga con el dueño y este le vaya explicando cómo funciona para que no se dedique solo a morderlo o tirarlo.

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Marina Prats es periodista de Life en El HuffPost, en Madrid. Escribe sobre cultura, música, cine, series, televisión y estilo de vida. También aborda temas sociales relacionados con el colectivo LGTBI y el feminismo. Antes de El HuffPost formó parte de UPHO Festival, un festival urbano de fotografía en el marco del proyecto europeo Urban Layers. Graduada en Periodismo en la Universidad de Málaga, en 2017 estudió el Máster en Periodismo Cultural de la Universidad CEU San Pablo y en 2018 fue Coordinadora de Proyecto en la Bienal de Arte Contemporáneo de Fundación ONCE. También ha colaborado en diversas webs musicales y culturales. Puedes contactarla en marina.prats@huffpost.es