Buckingham, un palacio abonado al escándalo

Buckingham, un palacio abonado al escándalo

La entrevista de Meghan y Harry es la última piedra de la montaña de polémicas a las que se ha enfrentado la familia real británica a lo largo de los años.

La familia real, en junio de 2019.GETTY

La entrevista del príncipe Harry y Meghan Markle con Oprah Winfrey ha caído como una bomba en el palacio de Buckingham. En Reino Unido no se habla de otra cosa y la reina Isabel II ha tenido que emitir este martes un comunicado en el que declara que tratará las “preocupantes” acusaciones de racismo de forma privada. Además, algunos amigos del príncipe Carlos han desvelado a Vanity Fair que el heredero está “en estado de desesperación” ante un posible descenso de su popularidad igual que sucedió cuando Lady Di habló sobre sus infidelidades.

La historia de Diana de Gales es conocida por todos. La princesa puso en jaque a la monarquía hablando sin tapujos sobre la relación del príncipe de Gales con Camila Parker-Bowles e incluso después de su trágico fallecimiento en 1997, la madre de Guillermo y Harry siguió sacando los colores a la institución. Los británicos fueron muy críticos con Isabel II y el heredero cuando se retiraron al castillo Balmoral mientras el pueblo depositaba flores y lloraba frente a verjas del Palacio de Buckingham. La reina reapareció justo antes del funeral, haciendo un discurso emitido en televisión, pero se condenó su falta de empatía.

La infidelidad que puso contra las cuerdas el futuro de la monarquía en Reino Unido se confirmó, entre otras cosas, por la publicación de unas explícitas grabaciones entre Carlos y Camila. No han sido el único audio que ha dado un susto a la familia de Isabel II. En 1992, el mismo año en el que los príncipes de Gales anunciaron su intención de divorciarse, también se filtraron unas grabaciones de la princesa Ana, recién divorciada de su primer marido con James Gilbey.

Por no hablar de las portadas de Sarah Ferguson besándose con su asesor fiscal mientras estaban de vacaciones en la Costa Azul. Entonces fue todo un escándalo y ahora puede que sea una de las tramas que preparan los guionistas de The Crown que, con los Windsor, tendrían para más temporadas que Cuéntame. Si echamos la vista atrás, es imposible no mencionar la abdicación de Eduardo VIII por el rechazo de su familia a Wallis Simpson o los múltiples romances, portadas y escándalos de la princesa Margarita. Aunque ninguno con las implicaciones que cercan ahora mismo al príncipe Andrés, duque de York.

El príncipe Andrés, protegido y acusado de pedofilia

Si lo que han contado Meghan y Harry puede ser un problema para la casa real, las acusaciones contra el príncipe Andrés, salpicado por el escándalo sexual de Jeffrey Epstein, pueden traer nefastas consecuencias para la institución si se confirman. El empresario neoyorquino se suicidó en 2019 sin llegar a ser juzgado de los cargos de explotación y tráfico de menores. Una de las personas supuestamente implicadas en la trama era el hijo favorito de Isabel II, al que el magnate conoció a través de Ghislaine Maxwell, la mujer que ejercía de madame en el entramado y que Andrés de York conoce desde hace décadas ya que forma parte de la alta sociedad británica.

  Isabel II y su hijo, el príncipe Andrés, en junio de 2019.GETTY

Según una de las víctimas del escándalo, Virginia Giuffre, que acusa al miembro de la familia real británica de mantener relaciones con ella cuando todavía era menor, el primer encuentro tuvo lugar precisamente en el apartamento londinense de Maxwell. De hecho, existe una foto en la que el príncipe aparece agarrando a la adolescente mientras Maxwell sonríe detrás de ellos.

Audrey Strauss, fiscal de Manhattan que lleva el caso, ha declarado que le gustaría que Andrés de York declarase, mientras que el abogado de 50 de las víctimas lo ha acusado de eludir a la justicia. El exmarido de Sarah Ferguson mantiene un perfil bajo desde que la entrevista que concedió a la BBC para intentar mejora su imagen terminase siendo un desastre sin paliativos para él y la institución.

Las salidas de tono del Duque de Edimburgo

  El duque, en una imagen de archivo. GETTY

Cuando Meghan Markle reveló que un miembro de la familia real estaba preocupado por el tono de piel que tendría su hijo Archie al nacer, muchos espectadores pensaron inmediatamente en el príncipe Felipe, Duque de Edimburgo y marido de Isabel II. El consorte tiene un largo historial de salidas de tono, entre ellas, varias polémicas racistas.

El duque, que tiene 99 años y lleva hospitalizado varias semanas, ha dejado caer que algunos de los habitantes de Nueva Guinea son caníbales, ha hablado de los escoceses como borrachos y considera que los aborígenes australianos se disparan flechas. Especialmente sonada fue la interacción con una enfermera filipina en un hospital de Londres a la que espetó sin despeinarse la siguiente frase: “Filipinas debe estar medio vacío porque estáis todos aquí”. Sin olvidar la conversación en una fiesta organizada por la reina en la que preguntó a un invitado negro de que “lugar exótico era”. El invitado, un lord, era de Birmingham, una gran ciudad del centro de Inglaterra.

Las polémicas no son solo racistas, también machistas. Felipe ‘bromeo’ con una joven que llevaba un vestido con un escote frontal durante una visita y le dijo: “Me arrestarían si bajara esa cremallera”. A pesar de que ha estado al lado de Isabel II desde hace más de 70 años, se ha rumoreado durante años sobre sus infidelidades a la reina, que gran parte de la sociedad y de la prensa da por verdaderas. Nacido en la isla griega de Corfú, pero de sangre danesa y alemana, sus hermanas estuvieron vinculadas con el régimen nazi. “Me gustaría ir a Rusia mucho, aunque esos cabrones asesinaron a la mitad de mi familia”, respondió en 1967 cuando le preguntaron si le gustaría visitar la Unión Soviética.

El enfrentamiento entre Harry y Guillermo

Felipe VI y las infantas Elena y Cristina no son los únicos hermanos reales con una relación tirante. El príncipe Harry reconoció en la entrevista del pasado domingo que su relación con su hermano, el príncipe Guillermo, es fría y que han tomado “caminos diferentes”. Aún así, ha confesado que espera que el tiempo sea capaz de curar las heridas.

  Guillermo y Harry, la última vez que fueron vistos en público, en marzo de 2020.GETTY

Según el escritor Robert Lacey, experto en los Windsor y consultor de The Crown, la relación entre los hermanos cambió mucho antes de Meghan Markle entrara en escena. A medida que la relación de Guillermo con Kate Middleton se iba afianzando, su hermano pequeño sintió que se iba quedando “desplazado” hasta que, según el autor del libro Battle of Brothers, perdió su papel de “consejero” en la vida de su hermano. Unos hermanos que, como bien recordaba Harry en la charla con Oprah, han pasado “un infierno” juntos por la trágica muerte de su madre.

Cuando el duque de Sussex presentó a Markle de forma seria a la familia, en 2016, la tensión escaló ya que a Guillermo le pareció que iban demasiado rápido cuando él había esperado diez años para casarse con su novia. Según el libro, fue el duque de Cambridge el que puso más inconvenientes en la llamada cumbre de Sandringham, en la Isabell II, el príncipe Carlos y los dos hermanos hablaron del futuro de Meghan y Harry.

Lacey también relata que hubo “conspiraciones” para hacerle la vida más difícil a Markle y que se molestó por el “secretismo” con el que los duques de Sussex planearon el nacimiento de su hijo Archie. El libro dejó caer que Guillermo no quería ni una mancha sobre la institución que un día liderará él y empañó la imagen impoluta que hasta ahora los británicos tenían del príncipe.

Al contrario de lo que se vendió en un primer momento, la relación entre las cuñadas Kate Middleton y Meghan Markle no era mala, pero tampoco buena, simplemente de cordialidad. La duquesa de Sussex desmintió en la entrevista del domingo que las informaciones que decían que ella había hecho llorar a la duquesa de Cambridge eran falsas, y que había sido al revés. A pesar de ese desencuentro, Markle asegura que Middleton “es buena persona”.

Este es sólo un pequeñísimo porcentaje de los escándalos a los que se ha enfrentado la familia de Isabel II que, intocable, lleva ya más de 60 años en un trono que no se tambalea.