España y EEUU, buenos amigos pero enfrentados en una guerra comercial

España y EEUU, buenos amigos pero enfrentados en una guerra comercial

Las relaciones entre los dos países son sólidas en lo defensivo, pero se han visto alteradas recientemente por los aranceles y los roces por Venezuela.

Pedro Sánchez saluda a Donald Trump en la cumbre de la OTAN celebrada en Bruselas en julio de 2018. EMMANUEL DUNAND via Getty Images

España y Estados Unidos son países amigos, aunque en los últimos tiempos hayan tenido roces de calado. Sus conexiones son fluidas y no ha habido dictadura ni cambio de gobierno democrático, a uno y otro lado del Atlántico, que altere sustancialmente su alianza. Como en toda relación, ha habido altos y bajos, etapas de enamoramiento y de enfriamiento, pero lo nuclear no cambia: hay unos valores compartidos de base, una visión similar del mundo y retos comunes que afianzan la alianza.

Los intereses de Washington en su amistad con Madrid pasan, principalmente, por la defensa. Las bases se fijaron en 1953, cuando Francisco Franco y Dwight D. Eisenhower firmaron los Pactos de Madrid que, remozados, siguen en vigor. En realidad, era un tres en uno: uno de defensa pura, que implicaba la construcción y uso de bases militares; un segundo referido a la ayuda económica, que sólo se mantuvo en vigor hasta 1956; y un tercero, sobre defensa mutua.

En 1970 se suscribió un Convenio de Amistad y Cooperación con el que las instalaciones norteamericanas y el oleoducto Rota-Zaragoza, fundamental hoy para la seguridad energética de nuestro país, pasaron a ser propiedad española. Su renovación en 1976, elevado a tratado internacional y con un carácter más igualitario, fue un espaldarazo para la democracia española que echaba a andar apenas.

  Dwight Eisenhower interviene ante Francisco Franco, a su llegada a la base de Torrejón, el 21 de diciembre de 1959. ASSOCIATED PRESS

Para EEUU, los firmados con España no son acuerdos menores, sino que convirtieron a nuestro país es uno de sus principales aliados estratégicos. La razón es su posición envidiable: España es el apéndice de Europa, un flanco del Mediterráneo y un puente a África y América; el Estrecho es un cruce de caminos y la Península dispone de capacidad de proyección independiente a dos mares, escapando así a cualquier intento de control; se sitúa en zona segura pero cercana a la ves a áreas conflictivas (Mediterráneo, hasta Oriente Medio, más norte de África y su cara atlántica), desde la que se tiene capacidad tanto para monitorizar como para intervenir.

La base naval de Rota y la aérea de Morón, de soberanía española y que los dos países gestionan de forma conjunta, son los pilares esenciales de la proyección militar norteamericana en el Mediterráneo, el norte de África y Oriente Medio. “Es como tener dos mega portaviones de tierra”, resumía un militar gaditano ante la visita de Barack Obama a la zona, en 2016.

Las relaciones bilaterales no se entienden al margen de esta prestación defensiva y es la posición estratégica de Rota y Morón, a medio camino entre el sudoeste asiático y EE.UU, lo más deseado por Washington. Esa ligazón, no obstante, va más allá y se ha trasladado a lo social, lo cultural, lo educativo o lo económico. Hoy, los intercambios comerciales son sólidos –EEUU es el principal inversor extranjero en España–, y también es importante la herencia cultural española en Estados Unidos, reivindicada por ejemplo en la última visita del rey Felipe y la reina Letizia a la zona. La Casa Real tiene una conexión excelente con la Casa Blanca.

  Barack Obama, durante su visita a la base de Rota, en julio de 2016. Niccolo Guasti via Getty Images

La estructura bilateral no se ha alterado desde hace décadas. Resistió el envite del referéndum sobre la permanencia de España en la OTAN (en 1986, en tiempos de Felipe González) y la retirada de la guerra de Irak (2004, tras la llegada al poder de José Luis Rodríguez Zapatero). Estos fueron los momentos más bajos de la relación, ambos con mandatarios del PSOE. Ahora esos roces se repiten con otro compañero de partido, Pedro Sánchez, en cuya legislatura se están produciendo contratiempos sobre todo por la guerra comercial iniciada por Donald Trump contra Europa.

Aranceles al 25%

Y es que actualmente, y desde octubre pasado, productos representativos como el aceite, las aceitunas, los productos porcinos o el vino y el queso tienen aranceles del 25%, lo que complica enormemente su comercialización en el país. España es el país que más ha sufrido, en palabras de Juan Verde, asesor de Joe Biden. Trump decidió imponer sanciones comerciales a la Unión Europea por un valor de hasta 7.500 millones de dólares, unos 6.900 millones de euros, porque entiende que Bruselas ha entregado a la empresa aeronáutica Airbus una serie de ayudas y subsidios ilegales, según sus expertos. Y en el mundo no hay un rival mayor para Airbus que la norteamericana Boeing. El afán proteccionista de Trump, su “América primero”, se imponen. En España, y particularmente en Andalucía, hay toda una industria de componentes de Airbus y más guerra es lo que podemos esperar en los próximos cuatro años si sigue Trump en la Casa Blanca.

No sólo lo comercial es espinoso. Está, por ejemplo, la intención del Pentágono de ampliar de cuatro a seis los destructores en Rota, unos buques que, además, incorporarán helicópteros y 600 militares, es decir, un 50% más de personal militar sobre lo actualmente pactado. La ampliación de Rota supondrá más trabajo para Navantia, la empresa pública española que hace el mantenimiento de los buques de la Navy, y España aspira a obtener más contrapartidas a cambio de ampliar el acuerdo de cooperación en la defensa. Pero lo hace a la fuerza, por presión de EEUU.

EEUU ha cargado también contra España por América Latina, por su relación con países que no son amigos de Trump. Así, se ha amenazado a Repsol por operar en Venezuela, y a empresas como Air Europa, Iberostar y Meliá, por hacerlo en Cuba. Hasta se ha vetado la entrada al país de directivos de algunas firmas, como represalia por seguir operando en tierra de Nicolás Maduro o Miguel Díaz-Canel.

Mucho en juego

Lo defensivo es esencial y los choques, aún siendo insólitamente duros -nunca antes, desde la Segunda Guerra Mundial, EEUU se ha enfrentado de esta manera a sus socios europeos-, erosionan apenas una sólida relación económica. Como destaca el Ministerio de Exteriores en su ficha de país, Estados Unidos es el primer socio comercial extracomunitario de España, el primer inversor extranjero en nuestro país (en 2016 adelantó al Reino Unido), y el primer destino de la inversión española en términos de stock, con el 14,6% del total, por encima de los 79.000 millones de euros.

Si bien la balanza comercial bilateral ha sido tradicionalmente deficitaria para España (ellos hacen con nosotros más negocio que nosotros con ellos), la relación comercial es “equilibrada”, dice el documento, y en los últimos años se observa una tendencia “creciente” en las exportaciones. Dos de los estados de EEUU más importantes como destino de esas exportaciones son Nueva York y Texas. En 2017, las exportaciones españolas a USA alcanzaron los 12.461 millones de euros, lo que representó un aumento del 9,6% interanual. Mientras, las importaciones españolas se situaron en 13.823 millones, con un incremento del 6,8% respecto a 2016, el último año en que se celebraron elecciones como las de este 3 de noviembre.

Estados Unidos sigue siendo uno de los principales inversores extranjeros en España (actualmente, el tercero). A su vez, España es ya el noveno mayor inversor allá, ya que las inversiones españolas se han incrementado sustancialmente en los últimos años. En 2016, EEUU fue el primer receptor de las inversiones españolas, 79.285,3 millones de euros. Actualmente, más de 700 empresas españolas radicadas en ese país generan unos 75.000 puestos de trabajo directos y unos 300.000 indirectos en sectores como las energías renovables, la banca, la moda, las infraestructuras y obras públicas, los servicios financieros y la medicina.

Las empresas start-ups españolas en altas tecnologías de la información también están recibiendo apoyo en los Estados Unidos (Silicon Valley y varias universidades de la costa Este) y las start-ups estadounidenses que se establecen en España están igualmente en aumento.

Estados Unidos fue el primer inversor en España (superando al Reino Unido) con un stock de 67.422,2 millones de euros. El stock de inversión total de EEUU en España es de 67.422 millones, generando 150.000 puestos de trabajo en nuestro país.

  Donald Trump y su esposa, Melania Trump, reciben a los reyes de España, Felipe y Letizia, en la Casa Blanca, en junio de 2018.The Washington Post via Getty Images

Alianza cultural y científica

También son esenciales los acuerdos firmados de forma bilateral en el ámbito cultural y científico. Todo está recogido en el Acuerdo en Materia de Cooperación Cultural, Educativa y Científica, de 27 de octubre de 1994, por el que, entre otras cosas, se actualizó la regulación de la Comisión de Intercambio Cultural, Educativo y Científico, más conocida como la Comisión Fulbright, que en 2014 recibió el Premio Príncipe de Asturias y de quien dependen las becas a españoles brillantes que han abierto las puertas de EEUU a cientos de buenos estudiantes.

En los últimos años se ha establecido, además, un ambicioso programa de actividades culturales de España en ese país, el Spain, Arts & Culture, ejecutado por la Embajada de España en Washington y por los diferentes Consulados Generales repartidos por todo el país.

Es imponente, además, el poder de nuestro idioma. El español es ya la segunda lengua más hablada en un país que cuenta con más de 55 millones de hispano hablantes (alrededor del 17% de la población), y es también la lengua extranjera más estudiada, tanto en la enseñanza secundaria como la superior. El Instituto Cervantes y los diversos Centros de Español del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte son los encargados de fomentar la enseñanza del español y de promover la cultura española en el país.

La red de Institutos Cervantes cuenta con centros en Albuquerque, Chicago y Nueva York y un Aula en Seattle, siendo reforzada desde el 18 de octubre de 2013 con el Observatorio de la Lengua Española y las Culturas Hispánicas de la Universidad de Harvard (Boston). Además, destacan el Centro Cultural Español de Cooperación Iberoamericana de Miami y varias cátedras sobre España en diversas universidades de prestigio estadounidenses.

En el terreno científico y tecnológico, las relaciones son también cada vez más intensas, tanto a nivel privado como oficial, destaca Exteriores. En septiembre de 2015, los reyes presidieron el Primer Congreso de ECUSA, la nueva Asociación de Científicos Españoles residentes en Estados Unidos, robustecida en estos años.

Ese mismo año también se prorrogó, con aplicación inmediata y hasta el año 2024, el Acuerdo de Cooperación Científica entre España y EEUU sobre la Estación de Seguimiento del Espacio Profundo de la NASA en Robledo de Chavela (Comunidad Autónoma de Madrid), en el que Estados Unidos sigue modernizando sus instalaciones y ampliando su número de antenas.

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