EEUU se blinda ante una ola de violencia en sus 50 estados

EEUU se blinda ante una ola de violencia en sus 50 estados

Hay convocadas manifestaciones armadas en las 50 capitales del país y en Washington de cara a la toma de posesión de Joe Biden.

Manfestantes pro-Trump armadosSCOTT OLSON/GETTY IMAGES

Estados Unidos aún no ha terminado de lamerse las heridas del ataque que sufrió su democracia el miércoles 6 y ya se enfrenta a una nueva amenaza: la posibilidad de sufrir protestas igual de violentas o más en todos los capitolios estatales y edificios gubernamentales del país.

Antes incluso del asalto al Capitolio del día 6, el FBI ya había advertido a los funcionarios del estado de que se prepararan para potenciales manifestaciones violentas de la extrema derecha en diversas capitales del país, según informó Yahoo News el lunes. En un documento del FBI fechado a 29 de diciembre, se mencionaban específicamente las manifestaciones en Michigan, Minnesota y otros estados, convocadas para el 17 de enero por los Boogaloos, un movimiento de extrema derecha.

ABC News también ha informado de que ya hay convocadas manifestaciones armadas en las 50 capitales del país y en Washington, D.C. antes de la toma de posesión del demócrata Joe Biden como presidente el próximo 20 de enero. El reportaje de ABC News cita un documento interno del FBI que vincula estas manifestaciones violentas con la teoría de la conspiración de que Trump perdió las elecciones porque le robaron y a la negativa del Congreso a darle la vuelta al resultado a petición suya. 

Estas informaciones han sembrado el terror entre los legisladores, las fuerzas del orden y los expertos en seguridad pública por la creciente amenaza de posibles insurrecciones a nivel estatal, ya que muchos de los edificios gubernamentales serían más vulnerables que el Capitolio. Las autoridades estatales de todo el país han asegurado que están al tanto de las advertencias del FBI y que siguen monitorizando las posibles amenazas, informa el medio Law & Crime.

“Existe una preocupación considerable”, afirma el senador demócrata Vincent Hughes. “Ves lo que pasó en Washington, ves lo que ha pasado en otras ocho capitales donde también hubo revueltas, ves las fotos de la horca frente al Capitolio... atas cabos y piensas: ‘Lo que ocurrió fue peligroso y toda esta situación sigue siendo peligrosa’”.

  Manifestantes pro-Trump en Oregón. La pancarta reza: 'Trump ganó. Lo sé yo y lo sabes tú'.AP PHOTO/PAULA BRONSTEIN

A lo largo del fin de semana aparecieron más indicios de que la violencia no ha terminado. El sábado, decenas de manifestantes armados se congregaron frente al capitolio de Kentucky para protestar por todo, desde las restricciones por el coronavirus hasta la negativa de Mitch McConnell, líder de la mayoría republicana del Senado, a apoyar los esfuerzos vanos pero peligrosos de Trump de torcer el resultado electoral.

“Es desquiciante”, comenta Morgan McGarvey, líder de la minoría demócrata del Senado de Kentucky. “El informe del FBI debería haber hecho saltar las alarmas de los gobiernos estatales de todo el país. Lo que vimos el miércoles pasado nos obliga a tomarnos muy en serio este tipo de amenazas. Este mismo sábado en Kentucky, de la nada y sin un motivo claro, tuvimos ciudadanos armados frente a nuestro capitolio”.

En mayo, un ciudadano vinculado con los 3 Percenters, una milicia de extrema derecha, ahorcó un maniquí con la cara del gobernador demócrata Andy Beshear en un árbol frente al capitolio del estado como muestra de su descontento por las restricciones anticovid.

Por todo el país, el descontento por las restricciones se ha combinado con la indignación por el resultado electoral y, en consecuencia, muchos estados están sufriendo manifestaciones cada vez más peligrosas.

El tamaño y el alcance de los disturbios de la semana pasada en Washington, D.C. pilló desprevenidas a las fuerzas del orden y el Capitolio se mostró vulnerable. Pero aunque los indicios de violencia que circulaban por las redes durante las semanas previas no se hubieran producido, la posibilidad de una revuelta como esa debería haber sido obvia a juzgar por los disturbios que habían tenido lugar durante 2020 en todo el país.

A finales de abril, unos manifestantes armados tomaron el capitolio estatal de Michigan, una manifestación que, al igual que la del miércoles 6, incitó Trump: “Liberad a Michigan”, tuiteó en plena primera ola de la pandemia refiriéndose a las restricciones por la pandemia. Varios de los manifestantes armados lograron acceder al interior de este edificio gubernamental y permanecieron ahí durante la sesión legislativa que se estaba celebrando. Al menos dos de ellos fueron arrestados bajo la acusació de planificar el secuestro de la gobernadora de Michigan, Gretchen Whitmer.

Desde el 3 de noviembre se han producido manifestaciones en todas las capitales del país con las que los simpatizantes republicanos han tratado de “detener el robo”, el lema eufemístico con el que quieren mantener en el cargo por la fuerza a un presidente no electo.

Lo que vimos el miércoles pasado nos obliga a tomarnos muy en serio este tipo de amenazas

En diciembre, los funcionarios de Michigan cerraron el capitolio estatal ante las nuevas amenazas de violencia recibidas durante el proceso de certificación de los resultados electorales. Por esas fechas, una multitud de fanáticos de Trump lograron abrirse paso hasta el interior del capitolio estatal de Oregón durante una sesión en la que los legisladores debatían las medidas que debían adoptar contra el coronavirus.

Al igual que en Michigan y en Washington, D.C., muchos de los asaltantes llevaban indumentaria y equipamiento de estilo militar y uno de ellos fue acusado de agredir con spray repelente de osos a los policías que trataban de controlar la manifestación. Las grabaciones de seguridad publicadas esta semana han desvelado que un legislador republicano les abrió la puerta a unos manifestantes para que accedieran al Capitolio de Oregón con facilidad.

Otras manifestaciones han transcurrido de forma totalmente pacífica: según informó Fox News, en Kansas los manifestantes acataron todos los controles de seguridad. Pero en todas las manifestaciones ha habido rumores de violencia: cuando la legislatura de Kentucky inició su primera sesión del año, se preveía una manifestación a las puertas del edificio que no se produjo, pero se habían encargado de colocar al menos una pancarta que pedía “legalizar la horca para los traidores” con juegos de palabras que aludían claramente a los lemas de campaña de Donald Trump.

En las protestas del sábado pasado, más de 100 personas se reunieron a las puertas de las dos cámaras del estado de Kentucky y uno de los manifestantes le dijo a un reportero que había traído esposas de plástico de un solo uso “por si acaso”, informó el Courier-Journal.

Sobre esa fecha, en el estado de Washington, otros 100 manifestantes traspasaron la verja de la casa del gobernador y al menos un hombre fue detenido después de que los manifestantes volvieran a entrar al capitolio de Oregón el miércoles por la tarde.

  Los seguidores de Trump a las puertas del Capitolio.SAMUEL CORUM VIA GETTY IMAGES

En el informe al que ha tenido acceso Yahoo News, el FBI ha expresado su preocupación por que los grupos de derechas de Minnesota hayan realizado manifestaciones pacíficas “para realizar un reconocimiento del área, de los puntos de huida y de los lugares más fácilmente defendibles en el caso de una futura manifestación violenta”, como la convocada para el 17 de enero.

Aunque no mencionan directamente ningún ataque planificado, múltiples miembros del grupo Boogaloo lo han insinuado en foros online. Un hombre de Michigan “propuso la idea de utilizar cables trampa y dispositivos de gasolina en Michigan para ‘tomar’ el capitolio”, indica el informe de FBI. La Policía de Washington, D.C. ya encontró bombas caseras en las cercanías de las sedes del Partido Republicano y del Partido Demócrata durante los disturbios del Capitolio.

Los disturbios del Capitolio y otras protestas similares para “detener el robo” ya han servido de inspiración para más disturbios en todo el país: la Policía arrestó el viernes a un hombre por escalar la alambrada de seguridad instalada alrededor de los tribunales federales de Portland y por disparar cinco veces contra el edificio, informa Oregon Public Broadcasting. Según descubrieron después, este hombre ya había participado en una de las manifestaciones pro-Trump celebradas en el estado. El jueves, la Policía arrestó a un hombre por su relación con una amenaza de bomba en el capitolio del estado. Este lunes, varios manifestantes fueron arrestados por intentar traspasar el muro de seguridad del capitolio del estado de Washington, informan los medios locales.

  Protesta armada ante el capitolio estatal de Kentucky, donde también han tenido que reforzar la seguridad.AP PHOTO/TIMOTHY D. EASLEY

En vistas de la situación, muchos estados han empezado a reforzar su seguridad por si las manifestaciones convocadas acaban derivando en situaciones violentas.

La semana pasada, la Policía evacuó a los políticos del capitolio de Nuevo México durante las protestas. Por otro lado, los cargos electos de Kentucky aseguran estar viendo una mayor presencia policial durante los preparativos de la próxima “manifestación patriótica”. Este lunes, en el capitolio de Wisconsin, los trabajadores empezaron a cubrir con tablones de madera las ventanas. En Michigan, la Comisión del capitolio estatal prohibió a los futuros manifestantes portar armas en el interior de su capitolio, una práctica que, aunque parezca mentira, se sigue permitiendo en más de doce estados del país.

Charlie Baker, gobernador republicano de Massachusetts, y los líderes estatales del Congreso y del Senado han asegurado que revisarán sus medidas de seguridad. El senador Hughes, por su parte, señala que el capitolio de Pensilvania ya estaba “extremadamente vigilado” debido al coronavirus, pero que aun así han reforzado más las medidas de seguridad desde la semana pasada.

No hay actividad a día de hoy en el Senado de Pensilvania, pero con el regreso de todos sus trabajadores este mes, Hughes insta a su estado y al resto del país a trazar planes de seguridad que garanticen que los capitolios sean “lugares mucho más seguros”.

Hay que llevar ante la justicia a todas las células cancerosas del cuerpo político de Estados Unidos

“Cuando sea hora de volver, volveré al trabajo. No me dará miedo”, asegura Hughes. “Quiero creer en mi sistema y quiero creer que tenemos la capacidad para ganar esto”.

Y, aunque aumentar la seguridad pueda ser una solución a corto plazo para doblegar la ola de violencia que sacude el país, Hughes cree que la única forma de acabar con cualquier forma de insurrección es que los fiscales estatales y federales actúen con dureza contra quienes fomentan las revueltas y contra quienes participan en ellas.

“Cuando tienes cáncer, tienes que someterte al tratamiento de quimioterapia adecuado. Se trata de llevar ante la justicia a todas las células cancerosas del cuerpo político de Estados Unidos que han provocado esta insurrección. Si no, se va a a propagar”, concluye.

Este artículo fue publicado originalmente en el ‘HuffPost’ Estados Unidos y ha sido traducido del inglés por Daniel Templeman Sauco.