Por qué está Jesús Cintora en TVE y por qué no se lo está llevando crudo

Por qué está Jesús Cintora en TVE y por qué no se lo está llevando crudo

El coste diario de 'Las cosas claras' es de 43.048,38 euros, pero esa cantidad incluye los sueldos de los 30 trabajadores y los colaboradores.

Jesús Cintora.RTVE

No, Jesús Cintora NO se lo está llevando crudo. No, no se está haciendo millonario gracias a nuestros impuestos, que pagan la tele pública que a su vez paga sus honorarios por dirigir y conducir el programa diario de actualidad Las cosas claras

Aunque el tipo no despierte vuestras simpatías, NO se está forrando gracias a este espacio. Aunque el programa sea más caro (43.048,38 euros euros por espacio diario) que otros de esa misma franja (que no iguales). Aunque él emule a Ferreras, aunque no te guste, aunque te moleste su aire autosuficiente, aunque no entiendas esas conexiones con el ciudadano de a pie, y esa sección de La España de Fede (tengo que quitarlo cada vez) te produzca sonrojo. 

Aunque todo eso pase, aunque no se entienda por qué TVE hace esto, por qué se cargó los programas anteriores, por qué no vemos el rumbo claro, Cintora NO cobra un pastizal. A TVE nadie le está sobornado, las cuentas del programa están mega auditadas, está todo controlado, vigilado, firmado. No hay opacidad, ni sobres, ni acuerdos oscuros. Aunque os parezca mal, los presentadores en televisión y los directores de programas ganan más dinero que vosotros. Y sí, la cuota de pantalla tiene un plus. Para lo bueno y para lo malo. Haberos presentado a los castings, oye. Haber apostado por ser dicharachero delante de una cámara en lugar de enfrascaros en vuestras tesis doctorales sobre bioquímica.

Pero vamos a repasar la secuencia de los hechos:

1. El despido de Máximo Huerta

La dirección de contenidos, con Fernando López Puig al frente, decidió, tras el parón por la pandemia, no renovar el programa de Máximo Huerta, A partir de hoy. Había conseguido subir la audiencia de la cadena y un buen clima, un buen tono de magacine (ya había cancelado sine die el espacio Corazón, dejándonos huérfanos de una narrativa audiovisual que ya nadie usa). No hubo explicaciones del porqué. A Huerta se lo comunicaron durante el parón, por videollamada. No vuelvas, le vinieron a decir.

El programa se había parado por la pandemia, para conectar con la actualidad, con las comparecencias, con los avances informativos de la Covid-19. Máximo y el equipo entero quedan a la espera. Huerta ve que pasan las semanas y empieza a pensar mal. Álex y Cristina, dos presentadores ignotos, sustituyen momentáneamente el formato anterior. Y entonces, un día, tras largas cambiadas, la productora del programa, Catorce TV, le dice a Máximo que López Puig quiere hablar con él. Y en esa videoconferencia le comunican que no va a continuar, que queda libre. “Vamos a prescindir de ti y del programa. Hemos replanteado la programación. Estamos muy contentos, pero vamos a hacer cambios”.

2. Los cambios llegan, pero nada

Los programas que ocuparon esa franja, Cocina con Tamara y Peña (con Tamara Falcó como protagonista por primera vez en la cadena pública) y Como Sapiens (con el actor Miguel Ángel Muñoz) nunca funcionaron bien, en ningún sentido. Las audiencias caen, el prestigio cae. Todo es inane. Nadie se para a escuchar, a ver. La competencia arrasa con todo. Personalmente creo que está bien que en la pública exista un magacine como aquel de Huerta, con una parte de escaparate donde artistas de todo tipo puedan contar sus discos, sus libros, sus pelis, sus series. Un programa con una parte dedicada a la cultura, a la farándula, al desenfado.

3. TVE, audiencia urgente

La cadena pública necesita con desesperación recuperar la audiencia inmediatamente anterior al Telediario (llegó a estar en el 4%, intenta levantar un informativo con esa rémora. A ver si Vicente Vallés sería líder sin Pasapalabra. A ver si Pedro Piqueras lo hubiera sido en Tele 5 durante tanto tiempo sin ese concurso). No se puede ampliar más el magacine de la mañana, el que conduce Mónica López. Un programa donde he visto que están de tertulianos Juan del Val (que sale también en El Hormiguero bromeando con Pablo Motos y con Nuria Roca) y Carmen Ro (que la conocí cuando era directora de Tómbola), entre otros. En TVE Del Val no bromea, ahí habla de la actualidad y de cosas que incomodan a Abascal.

4. Espacios más ambiciosos

TVE decide que necesita algo un poco más agresivo, más estilete. Bueno, diréis vosotros, pues que busquen a alguien de los casi 2.000 periodistas que tienen en plantilla. No es tan fácil. No hay nadie de dentro para hacer esto (la crónica sobre este asunto, mañana, aquí). Y la cadena NO puede contratar directamente a nadie para un programa de las características de Las cosas claras. ¿CÓMO?. Eso, que no puede. Por ley, no puede. Tiene que ser a través de productoras externas, que son las que hacen todo el contenido de la cadena, salvo los programas de informativos y de actualidad.

La cadena pública necesita con desesperación recuperar la audiencia inmediatamente anterior al telediario

5. La dirección de la cadena se sienta a pensar

Salen nombres varios, entre ellos el de Jesús Cintora. “Nos dirán que es por una imposición de Podemos”, reflexionan algunos. “Pero es mentira”, apuntan otros. Llaman a Cintora. El periodista acepta. La cadena se lo pide a La Coproductora, cuyo máximo responsable es José Miguel Contreras, al que tras esto acusan en determinados medios de ser el hombre de Podemos en la sombra. Cintora, que hubiera preferido hacer el programa con otros compañeros productores con los que ya había trabajado, dice que sí. Dirigirá y conducirá el espacio, con su impronta personal. Un formato más llamativo, más polémico, más arriesgado. Más Ferreras y menos Máximo Huerta.

6. Los sindicatos protestan

No quieren que el programa se contrate con una productora, porque es actualidad, es información. La dirección de la cadena se defiende. Es un magacine también. Los sindicatos llevan a juicio al programa. Ya lo hicieron en su día con el espacio Así de claro, que dirigía y presenta Ernesto de Buruaga. Por el mismo motivo, por cierto, por recurrir a una productora privada para realizar un programa que consideraban informativo. Perdieron. La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) archivó la denuncia que presentó UGT. “Aunque el espacio versa sobre noticias de interés público, el tratamiento difiere al que realiza un telediario, los temas tratados se abordan desde una perspectiva diferente a una mera exposición de los hechos”, dijo la sentencia.

7. Se publican las cifras

La cadena está obligada a mostrar las cuentas. El coste diario de Las cosas claras es de 43.048,38 euros. Y entonces el mundo parece acabarse. Venga titulares, venga gritos, venga acusaciones. Sin entrar en detalles, sin especificar, se publica el nombre de Cintora seguido de esa cantidad. Y la lectura, después de que todo el mundo se llevara las manos a la cabeza, es:

“Uy, Cintora, ese rojo, gana 40.000 pavos al día, por cinco días a la semana, 200.000, por cuatro semanas al mes... 800.000. BOMBA. Qué barbaridad, muera la tele pública, mueran los de Podemos, que son sus amiguitos, mueran todos los sindicalistas y todos los periodistas de la pública y en general”.

No se cuenta que de ese montante salen los sueldos de los 30 trabajadores que componen el programa, del equipo de dirección y del equipo de colaboradores (la cadena pone los recursos técnicos, cámaras, realizadores, solo de plató). La productora que realiza el programa (que no, tampoco es una productora propiedad del presentador quien lo lleva a cabo) se encarga también de los decorados, de la infografía. Esos detalles no se explican, pero los detalles lo son todo...

Cuando Cintora o Ferreras o Ana Rosa Quintana dicen 'hola, buenas tardes', una panda de compañeros de todas las disciplinas han hecho o están haciendo un trabajo

Así que con estos siete momentos introductorios, voy al inicio:

No, Jesús Cintora NO se lo está llevando crudo, como decíamos. ¿Alguien sabe exactamente cuánto cuesta un programa diario como Ya es mediodía, o Todo es mentiraEspejo Público, o Al rojo Vivo? No, no solemos tener esa información porque no es pública y ni las productoras ni las cadenas privadas tienen obligación alguna de publicarla. No sabemos si el sueldo anual de Risto, o de la Griso, o de la Quintana es de un millón de euros o de dos. Es información megaconfidencial.

Pero como TVE es pública, lo sabemos casi todo. Aquí un desglose aproximado del programa de Cintora, tras varias conversaciones que he tenido con responsables varios:

“En esta producción dos terceras partes se va en personal, sobre todo gente de producción, de edición, redactores y reporteros. Todo lo que sale de realidad virtual, todo eso también lo cubre la productora. Un 10% se va en escenografía. Otra parte que es significativa, un 10%, tiene que ver las salidas al exterior, las mochilas de streaming, un montón de conexiones, una aparataje técnico específico que se alquila, más todo lo que tenga que ver con desplazamientos viajes, comidas. Y luego está el gasto en colaboradores, que también lo asume La Coproductora. Y la seguridad social del personal, que es un 8%”.

Porque, queridos todos, la tele es cara, levantar la persiana de cualquier programa, encender las luces del plató, que las unidades móviles estén alertas, las maquilladoras atentas esperando, los redactores yendo y viniendo, los colaboradores en sus taxis, el decorado impoluto, la careta del programa prevista, las músicas, los cámaras que graban en la calle, a punto… todo eso es CARO. Cuando Cintora o Ferreras o Ana Rosa Quintana dicen “hola, buenas tardes”, una panda de compañeros de todas las disciplinas han hecho o están haciendo un trabajo. Desde llamar al taxi, comprobar que la móvil está en su sitio, colocar los micros, limpiar las lentes de las cámaras, escribir las noticias a emitir, buscar a los entrevistados, conectar un cable, enfocar, preguntar, decidir, peinar, maquillar, encender la luz, dar la orden de 3, 2, 1

Los medios públicos están obligados  a compartir sus cifras. Y hasta ahí todo bien. El problema, como dicen ya cansados algunos colegas de la propia RTVE:

“Es que esos datos no son informativamente relevantes si no se comparan con el contexto. Sabemos cuánto vale esto pero no sabemos cuánto vale lo mismo en la cadena privada de la competencia. Conocemos el sueldo de un presentador de la pública perfectamente, porque es público, y eso solo sirve para que las cadenas privadas pueda hacer OPAS continuamente. Llego yo, que sé cuánto cobras y te pago un poco más, te ofrezco un contrato más o menos largo y ya está”.

Es difícil así construir un starsystem, una cantera de pesos pesados. Es difícil competir.

El martes, el programa de Cintora tuvo una media del 8,6% en la primera parte (466.000 espectadores) y un 6,7% en la segunda (689.000 espectadores). Los dos programas citados a los que ha sustituido, que cubrían esa misma franja, Cocina con Tamara y Peña y Como Sapiens costaban 58.000 euros los dos. Y sus audiencias eran inferiores al 6%. A partir de hoy, de Máximo Huerta, era sensiblemente más barato: 16.000 euros, casi un tercio del de Cintora. Eso sí, el de Huerta era un programa más sencillo, sin tensión informativa y sin tanto despliegue, un programa más de plató, más amable, más cultural. Estrenó cuando la franja estaba en un 5% y salió meses después con una media del 7,4.

Mañana, segunda parte. ¿Por qué en TVE no hay estructura para hacer este tipo de programas? ¿Es normal que una cadena pública no pueda asumir esto con sus recursos propios?

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Periodista, ha trabajado para diarios como Levante y televisiones como Canal 9 y TVE. Es colaboradora de radios como Cadena Ser o RNE. Cubells ha publicado varios libros sobre el mundo de la televisión y también, en colaboración con Marce Rodríguez, el libro Mis padres no lo saben.