Feliz Sin Valentín

Feliz Sin Valentín

Millones de parejas anualmente se encuentran obligados a celebrar el amor incluso aunque no les apetezca.

Girl is sitting and holding red heart in her hands on lap. Love and relationships conceptandreikorzhyts via Getty Images

La invasión roja se aproxima, y no, no hablo de una marea social-comunista ni de un partido de la selección española de fútbol, sino de San Valentín. Miles de corazones impresos, de fieltro, tejidos a mano, en peluches o simplemente en el noticiario de Instagram, impregnarán todos nuestros sentidos como cada 14 de febrero.

Si te gustan este tipo de temáticas, te recomiendo visitar mi blog de psicología y nutrición.

Contexto histórico

San Valentín de Roma es el personaje histórico entorno al cual se erigió esta festividad. Fue escogido en representación de la misma por sus buenas obras y como símbolo de la afectividad, el amor y la amistad. San Valentín es una fiesta católica, impulsada por la Iglesia como una forma de censurar las festividades paganas que reinaban por aquel entonces en el imperio romano.

Hoy día, es la razón o motivo por el cual millones de parejas anualmente se encuentran obligados a celebrar el amor incluso aunque no les apetezca, pero también es una buena coyuntura para hacer ese tipo de cosas que si hiciésemos más a menudo y sin razón aparente, fortalecerían nuestras relaciones.

No nos olvidemos de un colectivo en expansión: ellos/as son los solteros y solteras.

Las opciones de estos durante este día son muy variopintas, desde la vergüenza y la tristeza por sentir repetirse la historia de soledad y vacío de cada año, pasando por la broma e ironía despreocupada respecto al asunto, e incluso expresando orgullo por saberse ajeno a una costumbre social que tiene como máximo valedor de su expresión ir a El Corte Inglés.

Implicaciones psicológicas de San Valentín

¿Pero cuáles son las implicaciones psicológicas de esta festividad?

Dos equipos; solteros contra casados. 14 de Febrero, el día en que las etiquetas cobran sentido y nos ubicamos mental y emocionalmente en uno de los dos bandos. El día en que sin darnos cuenta hacemos balance. El momento en que nos cuestionamos la razón por la que no encuentro, no quiero o no consigo tener una relación de pareja. La vergüenza del solterón aparece. Quizás también la culpa, por los errores del pasado y las malas elecciones, o simplemente tristeza por una mezcla indefinida de emociones desagradables.

Del otro lado, orgullo. Un orgullo más o menos público. Un momento para validar y reafirmar un estilo de vida cada vez más cuestionado que equipara el amor con la dependencia y las relaciones serias como la pérdida de oportunidades para vivir y experimentar cosas nuevas.

El amor como símbolo de nuestra valía

El éxito, el famoso y torturador “éxito”. Esas perchas que nos han ido inculcando sobre las cuales podremos ir a lo largo de nuestra vida colocando nuestras prendas: “tener un buen trabajo”, ”haber viajado mucho”, “conseguir una pareja estable”, “tener hijxs”, etc. Y la sensación sentida de fracaso al abrir el armario y ver que falta alguna.

La manía casi incorregible de definirnos a través del reflejo de nuestra vida, de pensar que si no cultivamos una relación amorosa con alguien estamos solxs y abandonados en la vida. Y es entonces cuando nos asalta el temor: ¿Por qué yo no…? ¿Qué hay de malo en mí?

La costumbre histórica ha sido convertir el amor en la medicación por excelencia para curar el alma y dar sentido a nuestras vidas. 14 de febrero, un día en el que somos más conscientes que nunca de que nuestros amigxs y conocidxs sí que tienen alguien con quien celebrar su día, que los fines de semana cada vez cuesta más trabajo encontrar a alguien con quien salir incluso a tomar una cerveza. Nos invade la sensación de que el tiempo avanza a contrarreloj, que nos quedamos descolgados del tren mientras el resto del mundo avanza.

Ya no es el amor, ahora soy yo. ¿Estoy aprovechando la vida? La crisis está servida.

No lo llames amor, llámalo afecto

Basta con que haya una persona en tu vida a la que quieras para que este 14 de febrero también sea tuyo. Da igual que sea una pareja, un familiar, un amigo… El afecto es una parte importante del ser humano, si no, la que más. Es una necesidad básica.

¿Qué es lo importante, tener pareja o cultivar el afecto?

Conoce gente, sal, únete, recupera a las personas importantes que has descuidado, haz esa llamada para la que a veces no sacas tiempo. Y el amor, si tiene que llegar, llegará, como una consecuencia natural de la vida.