Gabilondo destaca la "paradoja" tras la cancelación del Mobile: "Se comprende pero no se entiende"

Gabilondo destaca la "paradoja" tras la cancelación del Mobile: "Se comprende pero no se entiende"

"Ni una cosa ni otra”.

El periodista Iñaki Gabilondo.CADENA SER

El periodista Iñaki Gabilondo ha puesto el foco este jueves -en su comentario en la Cadena Ser- en la paradoja escondida tras la cancelación del Mobile World Congress (MWC) de Barcelona.

“Se comprende pero no se entiende”, ha planteado Gabilondo, antes de puntualizar que si la anulación del congreso es por la preocupación global, “tendrían que suspenderse los centenares de congresos, simposios y conferencias internacionales con presencia china que están programados en todo el mundo”.

Sin embargo, las ferias de Ginebra, Ámsterdam o París se están celebrando y, más aún, “en Ámsterdam están presentes algunas de las empresas que han escapado de Barcelona”.

“Y si es por los viajes, habían de cerrarse los grandes aeropuertos del mundo”, ha planteado el periodista, antes de recordar que “ni una cosa ni otra”.

Mobile World Congress: se comprende pero no se entiende

Se comprende pero no se entiende. Ambas cosas a la vez. Se comprende la suspensión del Mobile World Congress porque las cancelaciones en cadena no permitían otra cosa, pero no se entiende bien el porqué de esas cancelaciones. La organización ofreció una explicación borrosa, dijo textualmente: “El ambiente en Barcelona es seguro y saludable pero el Congreso se suspende debido a la preocupación global por el brote de coronavirus, viajes y otras circunstancias”.

Ignoro cuáles pueden ser estas otras circunstancias y seguramente es la paradoja de que se cancela por las cancelaciones porque, si es por la preocupación global, tendrían que suspenderse los centenares de congresos, simposios y conferencias internacionales con presencia china que están programados en todo el mundo.

Sin ir más lejos, Ginebra, Ámsterdam o París están celebrando grandes ferias y más aún en Ámsterdam están presentes algunas de las empresas que han escapado de Barcelona. Y si es por los viajes, habían de cerrarse los grandes aeropuertos del mundo y, desde luego, todos los de la República China y países vecinos después de los desplazamientos de millones de personas con motivo del Año Nuevo chino, pero ni una cosa ni otra.

Estamos en fase de confusión y no ayudó mucho el director general de la Organización Mundial de la Salud, el doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus, con su llamamiento de hace dos días sobre el coronavirus. Un mensaje de alerta internacional en términos muy alarmantes: “Es una amenaza gravísima, es el enemigo público número uno” -dijo- “un peligro mayor que el peor ataque terrorista”, pero luego no dejó claro qué hacer con estas advertencias apremiantes.

El Mobile World Congress es la mejor prueba de este desconcierto: si lo que se ha hecho en Barcelona es lo sanitariamente prudente, no se entiende que no se esté actuando de forma similar en todas partes y, si no había motivos suficientes para una cancelación tan lesiva desde todos los puntos de vista, solo nos quedaría lamentar que las principales megaempresas del planeta sean tan volátiles y certificar que está faltando coordinación europea y mundial para marcar pautas. Por el momento andamos todos corriendo atolondradamente como pollos sin cabeza.