Gabilondo revela por qué lo tiene tan crudo Sánchez el 10-N por culpa de Cataluña

Gabilondo revela por qué lo tiene tan crudo Sánchez el 10-N por culpa de Cataluña

Si no aplica el 155, se hunde; si lo aplica, cumple "el sueño de Torra y Puigdemont".

El periodista Iñaki Gabilondo.CADENA SER

El periodista Iñaki Gabilondo ha puesto el foco - en su comentario La encrucijada de Sánchez- en el capítulo más delicado en torno a Cataluña al que se enfrenta el presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez: la aplicación del 155 -o de otras medidas- y su repercusión electoral.

En este sentido, Gabilondo resalta que “para exigirlo con rotundidad crecen en las encuestas PP y Vox, y Ciudadanos confía en frenar su hundimiento”, mientras que “por no activarlo, el PSOE baja”: “Los populares acortan distancias y aún faltan 20 días”, ha recalcado el periodista.

En este contexto, Gabilondo reconoce que “hay nervios entre los socialistas, pero Sánchez sabe que un nuevo 155 arruinaría las pocas esperanzas que quedan de dar con alguna vía de encuentro para restablecer la convivencia en una sociedad en la cual los más jóvenes se han alineado prácticamente en masa en la hostilidad a España”.

“Sabe también que el 155 es el sueño de Torra y Puigdemont, ese cuánto peor, mejor, que pueda unir al independentismo, ahora agrietado, y ensanchar sus bases de apoyo popular a impulsos del victimismo”, ha sentenciado.

La encrucijada de Sánchez

Por un lado, la muchedumbre que protesta pacíficamente; por otro, la minoría que protesta vandálicamente y, finalmente, el comportamiento equívoco del Govern y el directamente inadmisible del president Torra. ¿Cómo actuar?

En los dos primeros casos, está muy claro. Las grandes manifestaciones pacíficas tienen que ser leídas políticamente con la máxima atención: no todos los participantes en la gran concentración del viernes pasado eran independentistas. El enfado por la sentencia es de muy amplio espectro. A los violentos hay que reprimirlos con contundencia, con los medios que se precisen, pero sin abrir ninguna vía excepcional, dado que la coordinación de la Policía Nacional, la Guardia Civil y los Mossos d’Esquadra está siendo irreprochable.

El tercer capítulo es el más delicado porque, a la complejidad del tema, se le añade su repercusión electoral. ¿Aplicar el 155 u otras medidas? Para exigirlo con rotundidad crecen en las encuestas PP y Vox, y Ciudadanos confía en frenar su hundimiento. Por no activarlo, el PSOE baja. Los populares acortan distancias y aún faltan 20 días.

Hay nervios entre los socialistas, pero Sánchez sabe que un nuevo 155 arruinaría las pocas esperanzas que quedan de dar con alguna vía de encuentro para restablecer la convivencia en una sociedad en la cual los más jóvenes se han alineado prácticamente en masa en la hostilidad a España. Sabe también que el 155 es el sueño de Torra y Puigdemont, ese cuánto peor, mejor, que pueda unir al independentismo, ahora agrietado, y ensanchar sus bases de apoyo popular a impulsos del victimismo.

Por lo demás, Sánchez confía en que las algaradas vayan remitiendo con la colaboración de los sectores más realistas del independentismo, los que no creen que la independencia de Cataluña se va a ganar en la calle, y que son conscientes de que este capítulo de su guerra está agotado. Por otra parte, solo ellos podrían reconducir de verdad la situación. La decisión de Sánchez es de envergadura y asume riesgos serios en las urnas. A mí me parece que hace lo correcto, claro que para mí es muy fácil, yo no me presento a las elecciones…