Ginebra: Cómo disfrutar de una ciudad de ricos viajando con mochila

Ginebra: Cómo disfrutar de una ciudad de ricos viajando con mochila

La capital suiza es la quinta ciudad más cara del mundo, pero puedes conocerla a un precio razonable si sabes cómo.

Puente de Ginebra. Marta Zenner

Seguro que alguna vez buscando vuelos baratos, para hacer una escapada que nos dé un aire nuevo y nos ayude a romper con la rutina, ha salido la encantadora Ginebra como destino y rápidamente nuestra mente la ha desechado con un pensamiento similar a ‘Un lugar demasiado caro’. Es correcto. Ginebra es la quinta ciudad más cara del mundo, según la Encuesta Mundial del Costo de Vida 2019, pero puedes conocerla a un precio razonable si sabes cómo. 

Si pensamos en cómo es esta pequeña población suiza ―su extensión apenas supera los 15 kilómetros cuadraros―, seguro que visualizamos sus calles con las tiendas de Rolex, Paket Phillipe, Prada o Du Rhône Chocolatier. Y existen tal cual, pero detrás de ellas, se esconde una preciosa Ginebra totalmente desconocida y alejada de las marcas, aunque (desgraciadamente) con precios similares. La cuestión entonces es, ¿cómo visitar esta localidad si no nos ha tocado ni el reintegro de la lotería?

Ginebra es una ciudad que, si sabes moverte bien, es fácil pasar unos días sin que estés mirando la cartera cada vez que la sacas del bolsillo. Para empezar, la mayoría de las cosas que hay que ver son gratuitas, como el famoso reloj de flores, la fuente Jet D’Eau de su bahía, el banco más largo del mundo o el parque donde sus habitantes juegan con ajedreces gigantes. Así, que se puede decir que salvo que subas a la torre de la catedral ―que vale 5 francos suizos, es decir, 4.50 euros― o entres a la sede de la ONU que ofrece visitas de una hora por poco más de trece euros, ver Ginebra es totalmente accesible. Y para los más curiosos en detalles de su historia, ni falta hace recordar lo bien que vienen los famosos Free Tour que te permiten conocer otro punto de vista distinto por un precio más que asequible.

Además, hay que agradecer ―lo agradecerá más tu monedero― el gran gesto que tiene su Ayuntamiento de poner gratuito el transporte público a los turistas (has leído bien, ¡puedes subirte gratis!). Esto te permite ahorrar algún que otro taxi, al igual que cualquier otro desplazamiento porque tanto su red de metro como de autobuses, tienen muy buena comunicación. 

  Reloj de Ginebra. Marta Zenner

Sin embargo, la buena noticia del transporte gratuito no termina en los desplazamientos puesto que la visión de un mochilero siempre va más allá. Si tenemos en cuenta los escasos kilómetros de Ginebra y que te permite moverte sin gasto alguno, la mejor opción para ahorrar un extra es hospedarse en hoteles que no se encuentren en el centro de la ciudad. A escasos diez minutos en metro existe una amplia oferta de hoteles por un precio más reducido ya que, para ellos, se considera estar a las afueras.

No se me olvida uno de los factores que más interesan al viajero: la gastronomía del lugar. No vamos a negar que en comida se irá parte del pellizco que hemos ahorrado, pero entre eso ―que nos permite darnos un capricho― y los locales que sí están bien de precio, se puede sobrevivir perfectamente y bien alimentado. Entre los platos típicos que hay que probar antes de coger el avión de vuelta están sus famosas fondue de queso. ¿Y si la acompañaras con unas vistas de la Bahía de Pâquis y su aire fresco? Por tan sólo 20 CHF (18,20 euros) puedes disfrutar de una fondue para una persona, con la que, perfectamente, puede almorzar dos en uno de los sitios más relajantes de Ginebra. Pero si no te gusta el queso o tu estómago necesita más energía, allí mismo se puede comprar un menú del día por 14 euros y completar el almuerzo entre los dos. Sin embargo, si eliges platos sueltos es cuando notarás la cuenta más alta de lo que te esperabas. Pero si el día no acompaña, hay otros restaurantes asequibles, como el Chez ma Couisine a las espaldas de la catedral o Le Radar de Poche que tiene menús entre 12 y 16 euros.

Otro de los factores en los que no podemos reducir mucho su precio es en la bebida. Esto no significa que sea imposible. Aquí tampoco podemos olvidar el movernos en transporte público para desplazarnos a los lugares baratos, en especial a la zona conocida como ‘la de los jóvenes’. A cinco paradas del centro en la Línea 2 de metro llegarás a la Rue L’École-Du-Medecine y a su alrededor encontrarás bastantes bares, uno seguido de otro, y mucha gente joven con un presupuesto, seguramente, muy similar al que buscamos.

Hay que agradecer el gran gesto del Ayuntamiento de poner gratuito el transporte público a los turistas (has leído bien, ¡puedes subirte gratis!).

Pero, ¿cuánto cuesta una cerveza? Es la pregunta que queremos saber, al fin y al cabo. Una pinta ―lo que sería casi medio litro de cerveza― vale alrededor de 7.80 CHF traducido en euros, nos gastaríamos siete euros por una rubia fría. Si prefieres algo caliente, los ginebrinos son muy dados a beber vino caliente que ronda los cuatro euros la taza.

Y como postre, para aquellos que degustan algo especial al final del viaje, puedes despedirte de Ginebra sobre su manto blanco. La excursión a los picos nevados de Chamonix es un capricho que sale más barato de lo que pensamos y además el pueblo es muy acogedor. Si decides pasar un día entre la nieve deberás comprar el billete de autobús en la estación de Ginebra al menos un día antes para salir por la mañana temprano y aprovechar el día. Un billete de ida y vuelta en autobús hasta Chamoix cuesta 50 euros.

  Bahía de Ginebra.Marta Zenner

Después de poco más de una hora de viaje, aparecerás en un pequeño pueblo de aire fresco y rodeado de montañas que, si vas en otoño o invierno, estarán preciosamente nevadas. Después de admirar las vistas hay varias opciones para disfrutar de la mini escapada. Puedes vislumbrar aún más la belleza que nos regala la naturaleza y ver todo el Mont Blanc si subes en el teleférico ―50 euros ida y vuelta― y pasas el día en la nieve. Pero si tu intención es no superar los gastos que hemos mantenido hasta ahora, hay una opción más barata e igual de digna de ver. Se trata de introducirte en un glaciar rodeado de montañas gracias a un pequeño tranvía por tan sólo 32 euros ida y vuelta.

¡El resto es gratis! Pasear por el pequeño pueblo de Chamoix es regalar a tu cuerpo un paseo relajante y fuera de todo estrés de ciudad que aconsejo sin dudarlo. Además, en invierno, las calles se decoran con las luces de Navidad que le dan un extra hogareño. Y respecto a la comida, también existen locales bastante bien de precio, entre ellos, un espectacular bufé que por 13 euros tienes ensalada y quesos hasta que te aburras de repetir y un segundo plato a elegir entre los dos que tienen cada día.

Así que, ¿quién dijo que Ginebra está hecha sólo para los ricos?

Síguenos también en el Facebook de El HuffPost Blogs