Tensión en la coalición… pero la sangre no llega todavía al río

Tensión en la coalición… pero la sangre no llega todavía al río

Iglesias revela discusiones “fuertes” con Sánchez y el presidente insiste en todas las opciones para los presupuestos.

Iglesias y SánchezEFE

Días extraños se viven dentro del Gobierno de coalición. Filtraciones de conversaciones, noticias que no se comparten con los socios, recados en los medios, diferencias sobre cómo afrontar los Presupuestos Generales del Estado… pero nadie habla de ruptura y las dos partes quieren aguantar lo que queda de legislatura.

Mañana de martes. El vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, es entrevistado por Angels Barceló en la Cadena Ser. Y, de repente, muchos socialistas que le escuchan se quedan blancos. Decide contar conversaciones privadas con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y revela que tuvieron una discusión “muy fuerte” a raíz de la salida de España del rey Juan Carlos I.

Iglesias no se contiene. Lleva varias semanas especialmente molesto por no haberse enterado de algunas cosas muy importantes de boca de Pedro Sánchez. Una fue la marcha del rey Juan Carlos I por sus escándalos fiscales, desde Unidas Podemos se considera que el emérito no debería haber “huido”. Y afean en privado y en público no haberse enterado por sus socios de una operación que sí conocían en secreto Sánchez y la vicepresidenta primera, Carmen Calvo.

A vueltas con la fusión y los presupuestos

La otra puntilla que sentó de manera endemoniada en UP fue la fusión de CaixaBank y Bankia, llamada a convertirse en la primera entidad financiera de España. Los socios tampoco sabían nada de este movimiento que sí era conocido por la Vicepresidencia de Nadia Calviño y La Moncloa. Un tema muy sensible para los ‘morados’, que han hecho de la banca pública y de la recuperación del rescate financiero una de sus banderas electorales. Sobre UP siempre recae también la fama dentro del Ejecutivo de filtrar a los medios noticias internas, lo que hace que recelen de ellos algunos miembros del PSOE.

Pero las desavenencias entre los dos socios también se han visto en otro de los temas capitales: la elaboración de los Presupuestos Generales del Estado. La Moncloa ha puesto en marcha dos posibles vías, aprobarlos con Cs o con los socios de investidura. Es la ley más importante del año y es clave para que Sánchez pueda agotar la legislatura. Los socialistas se han propuesto reabrir su relación con los de Inés Arrimadas, un socio en las cuentas que ven más fiable que una ERC a las puertas de unas elecciones catalanas.

La fórmula de UP es otra: aprobarlos con los socios de investidura y los que hicieron posible que Sánchez fuera presidente. Para Iglesias, los presupuestos son también un tema “ideológico” y quiere apoyos de las izquierdas. Este martes por la tarde Sánchez en el Senado, y delante del propio vicepresidente segundo, ha vuelto a insistir en que quiere una mayoría lo más amplia posible. Eso sí, todo el rato ha utilizado la expresión “Gobierno de coalición”.

Todos estos choques han sido objeto de las preguntas de los periodistas durante la rueda de prensa del Consejo de Ministros. Tanto Carmen Calvo como la portavoz, María Jesús Montero, han evitado un choque con Iglesias, pero sus caras también lo decían todo. Han hablado de que las deliberaciones del Consejo y las conversaciones con Sánchez son privadas. Además, la vicepresidenta primera ha dejado claro que una cosa es la coordinación del Gobierno, que ha calificado de buena, y otra distinta “es el estatus del presidente del Gobierno, que es muy diferente del resto de sus miembros, y de las relaciones que tiene con la jefatura del Estado”. 

A Sánchez ya le preguntaron este lunes en el estreno de La Primera de la 1 por la coalición y dijo que no tenía en mente una crisis de Gobierno y que estaba “fuerte y firme”. Desde que se formara en enero se han vivido algunos episodios y roces internos, pero al final Sánchez e Iglesias han terminado solucionándolos en reuniones privadas. La intención, como ha dicho el presidente, es aguantar los 40 meses y desde las dos partes admiten que no hay otra vía que la convivencia si quieren aguantar toda la legislatura. No se vislumbra ruptura, pero el matrimonio necesita terapia.