Good night, Sarajevo

Good night, Sarajevo

En una guerra también existen otras historias. Como la de Slobodan (o Boban) Minic. Un antiguo locutor de Radio Sarajevo que, bajo el oscuro manto de la noche de una Sarajevo asediada, ocupada e inmersa en el horror, intentaba despertar entusiasmo y esperanza en la gente.

Las historias que solemos escuchar de una guerra se refieren casi siempre a la barbarie y a la destrucción que provoca allí por donde pasa. Y la guerra que desintegró por la fuerza a Yugoslavia no fue una excepción. Tenemos grabadas en nuestra retina imágenes como la de la bomba en el mercado de Sarajevo, que se llevó por delante la vida de 68 personas, o la de la matanza de Srebenica, que, con casi 8.000 almas a sus espaldas constituye el segundo mayor genocidio europeo después de la II Guerra Mundial, tras el Holocausto nazi.

Sin embargo, en una guerra, también existen otras historias. Como la de Slobodan (o Boban) Minic. Un periodista, un antiguo locutor de Radio Sarajevo que, bajo el oscuro manto de la noche de una Sarajevo asediada, ocupada e inmersa en el horror, intentaba despertar entusiasmo y esperanza en la gente desesperada. Vecindarios enteros, hacinados en sótanos que utilizaban como refugios, se reunían alrededor de un transistor en el que escuchaban a Minic contar historias que les alejaban de las bombas y los francotiradores. Minic fue, a su manera, un soldado de la guerra de Bosnia. Pero la única arma que se enfundó fue la palabra.

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Boban Minic. Foto: Edu Marín.

Descubrí a Boban Minic gracias a su conmovedor relato de experiencias, reunidas en el libro Bienvenido a Sarajevo, hermano (Editorial Icaria, La mirada esférica). Lo leí durante un viaje a Roma que hice durante el mes de julio. En multitud de ocasiones, rodeado de romanos y turistas en el metro de la ciudad eterna, recuerdo que tenía que cerrar el libro y respirar, para digerir mejor lo que mis ojos estaban descubriendo en aquellas líneas. Un mes después estaba sentado en la terraza de Minic, en el pequeño pueblo de L'Escala, en Girona, donde él y su familia viven desde que huyeron de la guerra. Lo que en Roma leía en papel, lo estaba descubriendo en ese momento a través de los ojos de Boban. Y también de su voz. Aquella voz que ayudó a sobrevivir a tantos sarajevitas.

Un par de días después de este encuentro, marché hacia Bosnia para hacer un curso de fotoperiodismo en Los Balcanes, organizado por la escuela catalana Reporter Academy. Increíble experiencia. En Sarajevo encontré también a un amigo de Boban, protagonista de la historia que más me marcó del libro. Fue entonces cuando decidí que tenía que hacer este documental. Menos de un mes después de haber tomado la decisión, estoy en Sarajevo acompañando a Boban en su reencuentro con la ciudad. Junto a mí también están Olivier Algora, que conocí en Bosnia, y Davide Giorni, al que contagié en Roma de la magia de Boban.

Después de muchas dudas hemos elegido el título de Good night, Sarajevo por el paralelismo con la película Good morning Vietnam, donde Robin Williams representaba a un locutor que amenizaba las mañanas de los soldados estadounidenses, a los que también alejaba de la guerra. Boban, con un tono menos humorístico pero igual de optimista, hacía lo propio con todos los ciudadanos de Sarajevo y de Bosnia, arropado por la intimidad que solo la noche puede ofrecer.

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Sarajevo de noche. Foto: Davide Giorni.

Los cuatro estamos entusiasmados, conmovidos y con unas ganas increíbles de contar esta historia. "Volver a Sarajevo es cada vez una alegría y una pesadilla", dice Boban. "Cada reencuentro despierta los recuerdos más bonitos de mi vida, pero también los más duros y difíciles, los recuerdos de la guerra".

Estaremos en la capital bosnia una semana para ser testigos de este reencuentro que, en esta ocasión, es además muy especial. Los ojos azules y la sonrisa de Boban denotan una tremenda ilusión por reencontrarse con su ciudad natal. "Estoy nervioso pero tengo muchas ganas de volver para, como hacía durante la guerra, mirar a mi ciudad y decir, Buenas noches, Sarajevo".

Los que nos embarcamos en esta aventura no pertenecemos a ninguna empresa ni productora. Somos profesionales freelance, con todo lo que eso conlleva. Por ello, para que este documental sea una realidad, estamos llevando a cabo una campaña de crowdfunding. Si tú también quieres ser parte de Good Night, Sarajevo, puedes hacerlo a través de: http://www.mymajorcompany.es/projects/good-night-sarajevo