Guardias civiles lesionados en el 1-O revelan que una doctora no les quiso atender

Guardias civiles lesionados en el 1-O revelan que una doctora no les quiso atender

Actuaron el 1 de octubre de 2017 en un colegio electoral de Dosrius (Barcelona) para impedir la celebración del referéndum ilegal.

EFE

Dos agentes de la Guardia Civil que actuaron el 1 de octubre de 2017 en un colegio electoral de Dosrius (Barcelona) para impedir la celebración del referéndum ilegal han revelado este jueves en el juicio por el proceso independentista en Cataluña en el Tribunal Supremo que una doctora del centro de salud al que acudieron por las lesiones ocasionadas durante un enfrentamiento con los manifestantes se negó a atenderles.

Con estos testimonios ha concluido la sesión de mañana de la vista oral, que se ha visto interrumpida a las 12.30 horas debido a que dos magistrados del tribunal, Luciano Varela y Ana Ferrer, debían acudir a la reunión de la Junta Electoral Central (JEC), de la que son miembros. El juicio se reanudará a las 16.00 horas con las declaraciones de otros 24 agentes del Instituto Armado que relataran ante el tribunal sus experiencias el 1-O.

Estos dos testigos formaban parte de un primer pelotón que se acercó hasta el centro ‘Casal de les Cotxeres’ para abrir un pasillo que permitiese a la policía judicial acceder a él y requisar el material electoral. Ambos han explicado que iban sin equipación de seguridad porque se suponía que “no iba haber problemas, que era todo pacífico”, ha destacado uno de los testigos.

Al igual que han narrado en este juicio otros guardia civiles que trabajaron ese día para impedir la celebración del referéndum en otros centros de votación de Cataluña, estos agentes han explicado que cuando llegaron al colegio comenzaron a escuchar gritos e insultos de los concentrados y que éstos empezaron a agredirles en el momento que les pidieron que se retirasen voluntariamente.

“Lo primero que hicieron fue darme un puñetazo en la boca, me quitaron la boina y se la empezaron a lanzar”, ha recordado uno de estos agentes que iba en un primer pelotón, al mismo tiempo que ha añadido que recibió empujones, pisotones y arañazos en la espalda. Su compañero, también miembro de la misma unidad, ha descrito que durante unos minutos perdió parte de la visión al recibir un fuerte cabezazo que le provocó una herida en la ceja.

“En primera instancia”

A preguntas del fiscal Jaime Moreno, los dos testigos han afirmado que ellos, al igual que parte de sus compañeros acudieron a un centro de salud para que les estudiasen las heridas y que una doctora rechazó “en primera instancia” atenderles.

El abogado Andreu Van den Eynde, que defiende al exvicepresidente de la Generalitat Oriol Junqueras y al exconsejero Raül Romeva, ha insistido en esta cuestión preguntando sobre si indicaron que los daños físicos fueron fruto de agresiones o de por qué las heridas no se constatan en el parte médico.

Aunque los agentes de la Benemérita han indicado que sí indicaron el motivo de las mismas, el presidente del tribunal, Manuel Marchena, no ha dejado que el letrado continuase por esa línea, ya que, según ha aseverado, los testigos no pueden explicar lo que hace otro tipo de profesional, cuya testifical, además, no ha sido solicitada.

No obstante, uno de los agentes ha querido precisar que finalmente esta doctora sí les atendió después de que superiores de la Guardia Civil llamasen al director del centro médico para comunicarles lo sucedido.

No es la primera vez que un agente del Instituto Armado recalca durante su comparecencia en este juicio que no pudo a ser atendido en un centro sanitario tras su actuación el 1 de octubre. Este miércoles, uno de los testigos rememoró que tuvo que acudir días después a un médico de la Guardia Civil después de que en el centro de salud se negasen a revisar las lesiones porque estaba “colapsado”.

Abogados tratan de suavizar el relato

Por su parte, las defensas, especialmente la de los líderes de las asociaciones ANC y Òmnium Cultural, Jordi Sànchez y Jordi Cuixart, respectivamente, así como la de Junqueras, han intentado minimizar el relato sobre la actitud violenta de los concentrados que han manifestado los testigos.

En este sentido, la abogada de Cuixart, Marina Roig, ha preguntado si escucharon cánticos como “somos gente pacífica” o menciones a la “no violencia”, a lo que uno de los agentes ha afirmado rotundamente que lo escuchó “entre otras muchas cosas”.

Van den Eynde ha preguntado a ambos si vieron a los manifestantes con las “manos en el aire”. “Más sobre nosotros que sobre el aire” y “sí, y por debajo me daban patadas”, han sido las respuestas de los dos testigos, que han señalado que tuvieron que salir “corriendo” o “andando rápido” una vez concluida la actuación.

Este miércoles también ha comparecido otro de los agentes que estuvo en Dosrius como miembro del segundo pelotón, que sí iba equipado con casco, escudo y defensa reglamentaria (porra). Ha destacado que los manifestantes “hacían fuerza, se mostraban violentos” y les golpearon y amenazaron. Concretamente, él recibió una patada en la espinilla, que le originó un hematoma, ha indicado.

Marchena impide el debate

Su declaración se ha visto protagonizada por Jordi Pina, abogado del expresidente de la ANC, al intentar recordar al guardia civil que está bajo juramento, una vez que no ha querido contestar a la pregunta formulada por su compañero Van den Eynde sobre si recuerda que él o sus compañeros golpeasen a los ciudadanos o arrancasen la camisa de un manifestante.

El magistrado Manuel Marchena le ha interrumpido inmediatamente y le ha espetado que advertir de las “generales de la ley de Enjuiciamiento Criminal” es una función que corresponde al presidente del tribunal, es decir, a él mismo.

Esto no ha quedado aquí, pues cuando el letrado ha inquirido al testigo sobre si está seguro de que no vio a ningún compañero golpeando, el abogado de la acusación popular Vox, Javier Ortega Smith, ha protestado para dejar constancia de que se trata de la misma pregunta que la del abogado de Junqueras. Marchena ha zanjado el asunto enfatizando que el “interrogatorio no se va a convertir en un debate entre la defensa y la acusación”.