La guerra en Ucrania expone los errores del programa internacional de Marine Le Pen

La guerra en Ucrania expone los errores del programa internacional de Marine Le Pen

Le Pen ha defendido una cosa y la contraria desde que Vladimir Putin invadió Ucrania.

PASCAL ROSSIGNOL / REUTERS

“Si está diciendo que Rusia representa un peligro militar para los países de Europa, creo que se equivoca en su análisis”. Son algunas de las declaraciones de Marine Le Pen —esta en 2017 en la CNN— que Emmanuel Macron se regodea en compartir durante su campaña antes de la segunda vuelta de las elecciones francesas.

Éric Zemmour pagó un alto precio por su apoyo a Rusia tras la invasión de Ucrania. La candidata de Agrupación Nacional es ahora la última representante de la putinofilia francesa en la carrera presidencial, un programa geopolítico todavía funcionaba hace pocos meses. A finales de enero, durante una reunión en Madrid con sus aliados nacionalistas europeos, Marine Le Pen se negó a firmar un texto de condena de las acciones militares rusas en la frontera ucraniana.

“Nos guste o no, Ucrania pertenece a la esfera de influencia rusa”, explicó al medio polaco Rzeczpospolita en diciembre. Estas declaraciones no han envejecido bien y, lógicamente, han vuelto a ella como un búmeran. El miércoles 13 de abril, Marine Le Pen quiso aclarar su proyecto internacional en una conferencia de prensa titulada “Diplomacia y política exterior”, en París. Es una obligación para cualquiera que pretenda representar a Francia a nivel internacional y convertirse en un señor o señora de la guerra si es necesario.

De momento, las posiciones prorrusas de Le Pen pesan como una losa y ya se le ha colgado el cartel de “Marine Putin”. Su equipo no sabe por dónde salir.

Jean-Lin Lacapelle, portavoz de Agrupación Nacional, pasó apuros el lunes 11 de abril para explicar en Public Sénat cuál sería la posición exacta de Marine Le Pen con respecto a la OTAN, una organización militar a la que Le Pen querría quitarle el mando integrado, y que está demostrando ser fundamental en el conflicto en Ucrania. Al respecto, Marine Le Pen declaró que tenía la intención de esperar hasta el final del conflicto para llevar a cabo esta promesa, que sigue considerando una de sus “prioridades estratégicas”. Y con razón, teniendo en cuenta que su programa defiende “una alianza con Rusia en determinadas cuestiones fundamentales”.

Entre esas cuestiones está la “seguridad europea”, que ahora se ve amenazada por las imprevisibles acciones de Vladimir Putin. Los países bálticos, Polonia y otros países del flanco oriental temen ser los próximos objetivos del líder del Kremlin. Se mire como se mire, es una realidad geopolítica que no encaja con el proyecto de Marine Le Pen.

¿Cambiará de opinión? Es difícil de anticipar, ya que Le Pen ha defendido una cosa y la contraria desde que Vladimir Putin invadió Ucrania. Ni siquiera con la masacre de Bucha Le Pen se ha atrevido a incriminar al jefe del Kremlin a pesar de las pruebas y del consenso internacional.

Otro tema sobre el que tendrá que responder Marine Le Pen es su buena relación con Hungría y su primer ministro Viktor Orbán, cuya victoria en las elecciones del domingo 3 aplaudió, mientras que calificó al presidente ucraniano de “adversario” cuando fue elegido. Esto no sentó bien a la diplomacia francesa.

“Estigmatizar al presidente Zelensky es vergonzoso en este momento”, reaccionó el secretario de Estado de Asuntos Europeos, Clément Beaune, que recordó asimismo que el primer ministro húngaro y Marine Le Pen son aliados. Este episodio explica por qué en Kiev no consideran a la candidata de Asamblea Nacional santa de su devoción.

Después de que Vladimir Putin se anexionara Crimea en 2014, a Marine Le Pen se le prohibió visitar Ucrania. Ucrania justificó así su decisión: “Al hacer declaraciones que retransmiten la propaganda del Kremlin, esta política francesa ha faltado al respeto a la soberanía e integridad territorial de Ucrania, y ha despreciado por completo los principios fundamentales del derecho internacional”.

Este artículo fue publicado originalmente en el ‘HuffPost’ Francia y ha sido traducido del francés por Daniel Templeman Sauco.