¿Han muerto por covid menos de 50.000 personas o más de 70.000?
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¿Han muerto por covid menos de 50.000 personas o más de 70.000?

Los 'bailes' de cifras de muertes en España (y en el resto del mundo) tienen varias explicaciones.

El personal sanitario atiende a un paciente con COVID-19 en la UCI del Hospital Ramón y Cajal de Madrid, el 11 de diciembre.Juan Carlos Lucas/NurPhoto via Getty Images

Los balances propios de la cercanía del fin de año han reabierto en España el debate sobre el número real de fallecidos por covid-19, de modo que conviene aclarar por qué el Gobierno mantiene la cifra acumulada por debajo de 50.000 mientras otros esgrimen también datos oficiales para hablar de más de 70.000.

En resumen, Sanidad recopila datos aportados por las comunidades con criterios muy específicos vinculados a la covid-19, pero también hay cifras hasta diciembre del INE y de un sistema de monitorización que depende igualmente del Gobierno, si bien en ambos casos solo miden, con distinto procedimiento, la sobremortalidad general en España respecto a años anteriores.

Así, los datos oficiales de fallecidos por covid en España no llegaban este jueves a las 49.000 personas, mientras que el Sistema de Monitorización de la Mortalidad Diaria (MoMo) que depende del Ministerio de Ciencia situaba en unos 70.000 fallecidos la sobremortalidad general y, por último, la estadística experimental del INE elevaba la cifra por encima de 72.000, también sin concretar causas de las muertes.

Sanidad contaba solo a positivos con PCR, pero amplió el criterio

La cifra oficial de muertes por covid-19 en España se situaba este jueves en 48.777 fallecidos, según los últimos datos recabados por el Ministerio de Sanidad. Este cómputo procede de los datos notificados por las comunidades autónomas a través de un sistema de información epidemiológica individualizada denominado SiViEs y se actualizan diariamente, salvo los fines de semana.

¿Cuándo se anota una muerte en esta estadística oficial de Sanidad? Pues hasta noviembre se hacía cuando el fallecido había perdido la vida después de un diagnóstico positivo de coronavirus confirmado mediante PCR. Eso podía incluir a personas que daban positivo en covid aunque murieran por otra causa y excluía a quienes fallecían de coronavirus pero no se había comprobado con un test.

El Gobierno era consciente del problema, pero en los primeros meses de pandemia ese recuento se ajustaba a los protocolos del Centro Europeo para la Prevención y el Control e Enfermedades (ECDC), que, a su vez, se regían por directrices de la Organización Mundial de la Salud (OMS): la persona que da diagnóstico positivo por covid-19 y muere es computada como fallecida por coronavirus.

La OMS cambió su criterio, y en noviembre se corrigió el método

Ahora bien, en junio la OMS cambió su criterio y aconsejó contabilizar también a aquellos fallecidos de los que se sospechara de forma certera que la covid-19 había contribuido a su muerte sin otra enfermedad que la explicara, aunque no hubiera confirmación con una prueba de laboratorio.

Cambiar de golpe el sistema de cómputo habría distorsionado tanto el seguimiento estadístico de la pandemia en España como las comparaciones entre su evolución y la de otros países. Finalmente, el 4 de noviembre, se corrigió el método de recuento y, en consonancia con los nuevos criterios, se actualizaron las bases de datos.

Un total de 1.623 personas se incorporaron al listado de fallecidos por covid-19 antes de esa fecha tras la aplicación de las nuevas reglas para el recuento oficial, que computan desde entonces también como víctimas mortales del coronavirus los casos sospechosos con un criterio clínico muy alto, independientemente de que haya o no una prueba diagnóstica.

Los muertos ‘no esperables’ este 2020

En junio, cuando habían transcurrido ya tres meses desde el inicio de la crisis sanitaria en España, partidos de la oposición acusaron al Gobierno de ocultar el número real de muertos por coronavirus y atribuyeron directamente a la covid-19 cifras de fallecidos muy superiores que procedían también de fuentes oficiales pero que no reflejaban en realidad muertes con causas identificadas.

Esta fuente alternativa es el Sistema de Monitorización de la Mortalidad Diaria (MoMo), que mide datos de desviación de mortalidad “por todas las causas” respecto a la esperada según series históricas. Es un sistema que depende también del Gobierno, puesto que lo gestiona el Centro Nacional de Epidemiología del Instituto de Salud Carlos III, adscrito al Ministerio de Ciencia.

El actual director del Centro de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES), Fernando Simón, participó en la puesta en marcha de este sistema de vigilancia, creado en 2004 para conocer anticipadamente el impacto sobre la salud de las olas de calor y con el que desde entonces se alerta a Sanidad por si es preciso activar medidas de control cuando se detectan desviaciones significativas de mortalidad.

Para determinar esta sobremortalidad, el Sistema MoMo permite ver la evolución del número de defunciones diarias registradas frente a las defunciones esperadas junto al número de días consecutivos observados con exceso de mortalidad y su magnitud. Y ¿de dónde saca los datos? Del Instituto Nacional de Estadística (INE) hasta 2015 y, a partir de 2016, de los registros civiles de toda España.

El impacto directo e indirecto de la COVID

El sistema incluye defunciones por todas las causas procedentes de los registros civiles informatizados (actualmente 3.929, que representan al 93% de la población española) y calcula la mortalidad esperada mediante modelos de series históricas basados en datos desde el 1 de enero de 2008 hasta un año previo a la fecha de observación.

Frente a los menos de 49.000 muertos de covid-19 contabilizados por Sanidad, el sistema MoMo registraba en su informe de este lunes 70.001 fallecidos como “exceso de mortalidad por todas las causas” durante la suma de los dos periodos de sobremortalidad detectados en 2020: del 10 de marzo al 9 de mayo y a partir del 20 de julio. Pero, claro, no se conoce la causa de la muerte de ninguno de ellos.

Fuentes del Instituto de Salud Carlos III consultadas por EFE en junio subrayaban que los datos del MoMo no permitían extraer conclusiones sobre las causas, pero podían incluir muertes directas por covid y también por otras patologías previas, por reticencia o retraso al acudir al sistema sanitario —por miedo a una saturación o al contagio— y por mayor vulnerabilidad de personas en riesgo durante el confinamiento.

Según las mismas fuentes, era lógico pensar que muchos de los fallecimientos computados hasta entonces en ese exceso de mortalidad podían atribuirse al coronavirus. Y, además, podía haber pacientes que murieron por empeoramiento de otra enfermedad a causa de la covid-19 y enfermos con otras afecciones que fallecieron por tardar en ir al médico.

El INE también calcula la sobremortalidad

Al debate sobre el número real de muertos por la pandemia se sumó el 3 de junio una “estadística experimental” del INE sobre ‘Estimación de Defunciones Semanales durante el brote de COVID-19’. Aquí también se trata de medir la sobremortalidad producida en España durante el año de la pandemia y, al igual que en el Sistema MoMo, no permite determinar las causas de las muertes.

¿En qué se diferencia entonces del MoMo? Pues, aparte de que el periodo analizado no empieza en marzo, sino en enero, el estudio experimental del INE aplica un coeficiente de expansión o corrección a los datos de defunciones obtenidos en los registros civiles informatizados para que representen al total de la población española y no solo al 93% que cubren estos registros.

Los últimos datos disponibles en esta estadística experimental, elaborada con cifras semanales, llegan hasta el 6 de diciembre, último día de la semana 49 del año, para la que el INE calculaba con este procedimiento una sobremortalidad acumulada desde el 1 de enero de 72.705 fallecidos.

Esa cifra supera en más de 4.000 fallecidos a los 68.297 que registraba el Sistema MoMo hasta una fecha similar (el 4 de diciembre), pero, al margen de que el periodo no es comparable (MoMo empieza a contar el 10 de marzo, no el 1 de enero), el estudio experimental del INE no toma como base de comparación las medias históricas desde 2008, sino solo el año 2019.

Las fuentes del Instituto de Salud Carlos III consultadas en junio consideraban que una combinación de la información de vigilancia sanitaria, las estadísticas del INE y los cálculos del Sistema MoMo será lo que permita determinar de forma más adecuada los efectos de la pandemia en la mortalidad española de esos meses.

Las muertes por COVID hasta mayo, según otro estudio del INE

Por todo ello, es prematuro hablar de datos definitivos sobre muertes por covid-19 hasta diciembre. Mientras tanto, habrá que tener en cuenta otro estudio distinto del INE, presentado el pasado día 10: el de ‘Defunciones según la Causa de Muerte’.

Al basarse en certificados médicos de defunción (y no en las inscripciones de los registros civiles, como el anterior), esta estadística permite especificar la causa de cada muerte. El problema es que de momento solo llega hasta mayo.

De este modo, sus datos atribuyen a los primeros cinco meses del año (primera ola de la pandemia) un total de 45.684 fallecidos por coronavirus —32.652 con el virus “identificado” y 13.032 con el virus “sospechoso”—, cifra global que supera en 18.557 a las defunciones por covid-19 computadas por el Gobierno para ese periodo según el criterio oficial de notificaciones.

“Cuando surgió el debate en abril sobre el exceso de muertos, ya comentamos que los datos del INE son los que darían la visión más realista respecto a la letalidad de la enfermedad y la mortalidad”. Así ha valorado Simón los 32.652 identificados en esta estadística, pero se ha mostrado escéptico ante los 13.032 sospechosos porque su elevada media de edad hace “más difícil” atribuir al virus su fallecimiento.

En todo caso, los resultados de este conjunto de métodos de medición muestran que habrán de pasar aún meses antes de poder determinar sin mucho margen de error cuántas personas han fallecido en 2020 por culpa de la covid-19. Y, para ello, será útil matizar los cómputos de Sanidad con los cálculos de sobremortalidad y especialmente con los datos del INE que identifican la causa de cada muerte.