Informe sobre España

Informe sobre España

Debió ser a principio de los años noventa que The Economist Intelligence Unit dedicó a España uno de sus informes. Lo que fascinaba era la capacidad de análisis sobre el futuro y los riesgos de España. Han pasado los años y gran parte de ese informe podría escribirse hoy.

Debió ser a principio de los años noventa que The Economist Intelligence Unit, publicación del grupo The Economist, dedicó a España uno de sus informes quinquenales. Lo que fascinaba de aquel informe de 74 páginas era la capacidad de análisis sobre el futuro y los riesgos de España cuando aquí, Juegos Olímpicos, Expo de Sevilla, boom de la vivienda, todo nos parecía que rodaba a la perfección.

Lo que subyugaba del informe era la capacidad de su autor para captar el valor que en aquellos años tenía la palabra felipismo y diseccionar las tensiones internas del partido socialista, la lucha por el poder, la mediocridad de la oposición y la tendencia de la prensa a escribir sobre los escándalos de las personalidades sin entrar a fondo en la discusión de los temas políticos.

Vaticinaba algo más aquel informe: el país iba a entrar en riesgos por su excesiva demanda doméstica y sus dificultades para competir en buenas condiciones en la Europa sin fronteras que iba a surgir en 1993 porque, añadía el autor del informe, sigue existiendo en España una preocupante laguna de productividad en buena parte de industria, servicios y agricultura y añadía que no se acortan las divisiones sociales, que hay un uso arrogante del poder, que el Parlamento es débil, que la oposición no existe, que la corrupción se expande en la vida política y que el cinismo en el uso del poder genera temores de un creciente déficit democrático.

Han pasado los años y gran parte de ese informe podría escribirse hoy. En cierta manera lo ha refrendado el catedrático Santiago Muñoz Machado que en su Informe sobre España, editado por Crítica, arranca el ensayo con estas palabras: "Avanza inexorablemente el proceso de deterioro de las instituciones constitucionales. Ninguna de ellas, de los parlamentos a los partidos políticos, del Tribunal Constitucional al Consejo General del Poder Judicial, de la justicia ordinaria a los sindicatos, de la administración estatal a la municipal, funciona adecuadamente en España".

Como en aquella memorable portada del semanario Por favor solo cabe pedir a la clase política que nos devuelvan el rosario de nuestra madre y se queden con todo lo demás.