Irlanda vuelve a ser hoy el oráculo europeo. Tres millones de votantes tienen una cita con las urnas para votar 'sí' o 'no' al pacto fiscal europeo, en medio de la tormenta que sacude la zona euro y que descarga últimamente toda su furia sobre Grecia y España.

Dublín amanece entre tanto con la neblina de la incertidumbre. Pese al respaldo de los tres principales partidos y del primer ministro -el conservador Enda Kenny- la victoria del 'sí' no está completamente asegurada. De acuerdo con la última encuesta del Irish Times, un 39% estaría a favor del tratado, frente al 31% en contra y 22% de indecisos.

La alta abstención podría complicar aún más las previsiones y provocar sorpresas de última hora, como ya ocurrió en los anteriores referendos sobre los tratados de la Unión Europea. En cualquier caso, el suspense no se despejará al menos hasta el viernes al mediodía, cumpliendo con otra tradición irlandesa: la extenuante lentitud de los resultados.

Bajo el lema "Sé positivo, vota no", la campaña contra el pacto fiscal ha ganado fuerza en los lances finales gracias al personalísimo impulso de Gerry Adams, el líder nacionalista de Sinn Féin, acusado de sacar provecho del descontento popular y crear la confusión entre los votantes.

"No va a ser el fin del mundo si votamos 'no'", ha advertido esta semana Adams en Dublín. "Es más, votar 'no' va a ser una cosa positiva para nuestras familias, para nuestras comunidades y para nuestro país… Este tratado es una nueva cesión de poderes a Bruselas y una perpetuidad de las políticas de austeridad que hemos padecido hasta ahora".

La contracampaña de Gerry Adams

Adams retó a un debate televisivo al primer ministro, pero Enda Kenny le dio largas alegando que no piensa dar cancha a alguien a quien no considera líder de la oposición "para que propague sus mentiras capciosas y sus afirmaciones hipócritas".

"Tenemos que votar 'sí' por la credibilidad de Irlanda y por la estabilidad de nuestra economía", aseguró el líder del partido conservador Fine Gael, respaldado ante el referéndum por el Partido Laborista y por el centrista Fianna Fáil. Kenny insistió en que un 'no' al pacto fiscal equivaldría a dejar a Irlanda fuera del futuro mecanismo de estabilidad europeo, MEDE.

Irlanda fue rescatada a finales de 2010 con una inyección de 85.000 millones de euros de la Unión Europea y del Fondo Monetario Internacional, para evitar el colapso de su sistema bancario y sanear sus cuentas públicas. Gracias al 'boom' de las exportaciones y de las inversiones extranjeras, el país ha experimentado un modesto crecimiento económico que aspira a prolongar este año, pese a la anemia del consumo doméstico y el elevado desempleo del 14,5%.

Irlanda es el único país que ha decidido someter el pacto fiscal europeo a una consulta popular. El resultado del referéndum tendrá pocos efectos reales en la aprobación final del tratado, que entrará en efecto en cuanto lo ratifiquen 12 estados. Los países que voten 'no', sin embargo, quedarán excluidos de futuros rescates fincancieros de la UE.