Javier Cercas: “La izquierda existe y es totalmente indispensable”

Javier Cercas: “La izquierda existe y es totalmente indispensable”

El escritor, ganador del Premio Planeta con 'Terra Alta', habla sobre Cataluña, elecciones y literatura: "Decir 'no me gusta leer’ es como decir ‘no me gusta el sexo’".

Javier Cercas, en Casa de América.CARLOS PINA

“No es que me sienta extremeño, es que lo soy. Pero también soy catalán. ¿Por qué tengo que elegir? ¿Quién carajo es nadie para obligarme a elegir, si puedo ser las dos cosas, y muchas más? Eso es un atropello”. 

Sólo hay una cosa que ‘enciende’ a Javier Cercas (Ibahernando, Cáceres, 1962) durante su entrevista con El HuffPost en la Casa de América, y es hablar de “la crisis catalana” y de sus implicaciones. El resto del tiempo, el escritor hace chistes, se ríe y comenta, pero su hartazgo es evidente con cualquier cosa que tenga que ver con el procés. “Por enésima vez, este no es un libro que hable sobre la crisis catalana”, aclara. Se refiere a Terra Alta, la novela que le ha hecho ganador del Premio Planeta 2019, ambientada en 2021 “en una Cataluña pobre en la que nadie habla del procés”. “Se nos ha aparecido el Espíritu Santo; alguien ha ganado las elecciones y lo ha resuelto”, ironiza el escritor durante la presentación de Terra Alta en Madrid apenas cuatro días antes de los comicios y con la presencia en la sala de la vicepresidenta en funciones, Carmen Calvo, que sonríe ante la ocurrencia.

Alguien le dijo a Cercas que al ganar este premio se sentiría como “una miss España”. Y algo así le ha ocurrido. “Me ha tocado la Lotería; he ganado el Premio Planeta y a Manuel Vilas”, confiesa. Porque en Vilas, finalista del galardón con la novela Alegría, Javier Cercas ha encontrado “un nuevo amigo”. “Y hacer amigos con más de 40 años es un milagro”, sostiene el novelista.

Aunque asegura sentirse como un “impostor” cuando habla de sus libros, la explicación sobre Terra Alta la tiene domada. “Es un western disfrazado de thriller”, cuenta Cercas. “En el fondo, mis novelas siempre han tenido algo de western en el sentido de recuperación de la épica. John Ford es tan importante para mí como Picasso, como Joyce o como Kafka. Este es un libro de aventuras, si quieres llamarlo así”.

¿También tiene un punto político?

Tal vez sea una exageración o tal vez no, pero podemos decir que toda la literatura, todas las novelas, tienen una dimensión política. He hecho libros mucho más políticos que este. Este no es un libro que hable sobre la crisis catalana, si te refieres a eso. Es inapelable. Lo he dicho muchas veces, pero todavía hay gente que cree que habla sobre la crisis catalana. Supongo que porque estamos invadidos. Pero no. Lo repito por enésima vez. Al mismo tiempo, sin lo que ocurrió en el otoño de 2017, nunca habría escrito este libro. Soy un escritor distinto porque lo que ha ocurrido me ha convertido en una persona distinta. Y eso me ha venido muy bien, porque necesitaba ser un escritor distinto. Así somos los escritores: unos cabrones que nos beneficiamos de las cosas malas que ocurren. Es la verdad. Es la ventaja que tenemos. 

Así somos los escritores: unos cabrones que nos beneficiamos de las cosas malas que ocurren

¿Y lo que está ocurriendo estos días en Cataluña, cree que le puede afectar también de algún modo en el futuro?

Nos afecta a todos. Pero no me va a afectar como me afectó el otoño de 2017, a no ser que las cosas cambien mucho. Felizmente, no va a ser así. Esto es un… es otra cosa.

¿Es un…? ¿Qué iba a decir?

Es otra cosa, estamos en otra fase. 

  CercasCARLOS PINA

“‘Lectura obligatoria’ es un oxímoron, como ‘matrimonio feliz’”, dijo en la presentación de Terra Alta. ¿Está usted en contra de las lecturas obligatorias?

La lectura, antes que nada, es un placer. Dicho esto, entiendo que haya lecturas obligatorias. Yo mismo las he puesto cuando era profesor de universidad. Pero antes que cualquier otra cosa, es un placer, una forma de vivir de manera más rica y más compleja. No es una obligación ni una necesidad cultural.

Cuando alguien me dice ‘a mí es que no me gusta leer’, lo primero que se me ocurre responder es: ‘Te acompaño en el sentimiento’. Allá tú. Es como quien dice ‘a mí es que no me gusta el jamón de Jabugo’ o ‘no me gusta el sexo’. Pues nada, chico. No sé qué más se puede decir aparte de eso. Entiendo que los profesores tienen que decir los libros que hay que leer ese año. Pero en vez de lecturas obligatorias, yo les pondría ‘lecturas placenteras’. Con eso arreglamos el asunto.

Cuando alguien dice ‘a mí es que no me gusta leer’ es como quien dice ‘a mí no me gusta el sexo’

¿Qué recuerda de su época de profesor?

Muchas cosas, hombre. Perdón, mujer. Ahora que lo pienso, no fueron tantos años: un par en Estados Unidos y otros en la Universidad de Gerona, donde era muy feliz. Todavía sigo siendo profesor allí, pero ya no ejerzo. Recuerdo que no era un buen profesor. Un día, en la televisión catalana, en un programa en los que participa el público, apareció una chica que dijo de mí: “Qué buen profesor era”. Joder, pues habérmelo dicho cuando estaba allí, porque me hubiese encantado oírlo. 

Intentaba transmitir la pasión por la literatura, sabía de lo que hablaba. Pero no era buen profesor, porque en el fondo no me interesaba mucho. No era un profesor que de vez en cuando escribiera novelas, sino que siempre fui un novelista que se ganaba la vida en la Universidad. Lo que hacen los buenos profesores —acoger a los alumnos, llevarlos por aquí y por allá, tener el despacho siempre abierto, conversar con ellos— yo no lo hacía. No me interesaba. Iba allí, hacía lo que tenía que hacer y me iba. Eso no es ser buen profesor. Los buenos se interesan de otra manera. Me temo que yo estaba poco interesado por los alumnos. Que dios me perdone, o ellos más bien.

  CercasCARLOS PINA

En esta edición de los Premios destaca el hecho de que Manuel Vilas y usted sean una pareja tan bien avenida. ¿Se ha planteado qué pasaría si no?

Antes de esto nos conocíamos muy poco. Habíamos coincidido un par de veces, pero sí que nos habíamos leído. Ordesa me gustó mucho e intenté contribuir en la medida de mis posibilidades a la difusión del libro, sobre todo fuera de España. Y por una vez me salió bien. El libro me impresionó mucho; es de los mejores libros que he leído en los últimos años escritos en España. Así que me ha tocado la Lotería. Me ha tocado el Premio Planeta y a Manuel Vilas. Si lees las novelas, ves que son distintas, pero en el fondo tenemos una manera de ver la literatura muy parecida. Sólo tenemos un problema: que no encontramos motivos de discrepancia. 

Y esta promoción une mucho, ¿no?

¡Tú verás! Estamos siempre juntos.

Si resulta que no se llevan bien...

¡Imagínate! Pero ha habido casos. Sé de uno, en otro premio muy conocido, y aquello era una batalla campal. No quiero ni imaginármelo. En nuestro caso es magnífico. Como me dijo David Trueba cuando nos hicimos amigos, ya muy tarde: “A nuestra edad la gente ya sólo hace enemigos. Lo nuestro es fantástico”. Hacer amigos con más de 40 años es un milagro. A mí me ha pasado ahora. Es muy excepcional, pero puede ocurrir. 

No era buen profesor porque en el fondo no me interesaba mucho

El actor José Sacristán y la vicepresidenta, Carmen Calvo, estuvieron en el acto de presentación de Terra Alta

No sabía que estaba José Sacristán. Si llego a saber que está, me pongo a temblar y no digo una palabra. Luego le vi porque vino a que le firmara un libro, me dijo que era lector mío. Yo le dije: “Joder, tío, la primera vez que fui al cine, estabas ahí. Y sigues ahí, dando guerra”. Sacristán es eterno. 

Hace unos meses, Sacristán pidió a Calvo en un encuentro casual que PSOE se pusiera de acuerdo con Podemos para evitar la repetición electoral. Ahora que, finalmente, se repiten, ¿cree que hablarían de algo en el acto?

No coincidieron. Justamente yo también se lo pregunté.

¿Usted tampoco le pidió nada a la vicepresidenta de cara a estas elecciones?

¿Qué le voy a pedir yo? Soy un humilde ciudadano. Además no soy Sacristán. Hablamos un momento, pero nada más. Ella ha sido muy amable, las cosas como son.

Qué sugieren estas 11 palabras a Javier Cercas

Manuel Vilas. Un nuevo amigo.

Charnego. Palabra en desuso. Ya no existen los charnegos, eso pasó a la historia. Quien habla de charnegos no sabe lo que está pasando en Cataluña. 

10-N. Unas elecciones. Hay que votar; yo siempre voto al menos malo. Porque si no voto yo, votan por mí. Nunca he dejado de votar. Puedo abstenerme, pero siempre pongo mi voto. 

Mossos d’esquadra. La Policía de Cataluña. He tenido mucha relación con ellos. He encontrado a gente muy profesional, muy profesional, que ha sufrido mucho y que ahora, aunque nos parezca lo contrario, sufre mucho menos. Porque saben de qué lado están y sólo pueden estar de un lado: de la ley. Es decir, de la democracia. Siempre lo han estado, pero hubo un momento difícil.  

CDR. No sé qué coño es eso. No tengo ni idea. No sabe, no contesta, esa es la respuesta.

Franco. Un dictador. Una calamidad.

Izquierda. Existe, existe. Yo soy un votante de izquierda. No siempre un simpatizante de los partidos de izquierda, pero sí un votante. No sólo creo que la izquierda existe, sino que es totalmente indispensable. La izquierda democrática. Porque si no es democrática, no es izquierda.

Miedo. El enemigo número uno del hombre. Walter Benjamin dijo: “La felicidad consiste en vivir sin temor”. Yo creo que es verdad.

Justicia. Una frase de Terra Alta: “La justicia absoluta puede ser la más absoluta de las injusticias”. 

Golpe de Estado. Podemos dar la definición canónica: consiste en cambiar el ordenamiento jurídico de un país sin usar los procedimientos que ese mismo ordenamiento jurídico prevé. La democracia es forma, y hay que respetar las formas. Si no respetas las formas, te cargas la democracia. Como la justicia es forma. Si no respetas las formas de la justicia, te cargas la justicia. Una buena causa bien defendida es una buena causa; una buena causa mal defendida es una mala causa, o puede convertirse en ello. Ya me he enrollado demasiado...

Impostor. Yo. Durante la promoción de un libro, me siento bastante impostor. Porque el auténtico ‘yo’ está dentro de los libros, ni siquiera en mi casa. Este que está aquí hablando contigo es un tipo que habla y cuenta chistes, uno que usurpa mi nombre. El auténtico ‘yo’ de un escritor está en lo que escribe. Si no, es que es un mal escritor, y yo aspiro a ser uno bueno.

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Marina Velasco Serrano es traductora de formación y periodista de vocación. En 2014 empezó a trabajar en 'El HuffPost' como traductora de inglés y francés en Madrid, y actualmente combina esta faceta con la elaboración de artículos, entrevistas y reportajes de sociedad, salud, feminismo y cuestiones internacionales. En 2015 obtuvo una beca de traducción en el Parlamento Europeo y en 2019 recibió el II Premio de Periodismo Ciudades Iberoamericanas de Paz por su reportaje 'Cómo un Estado quiso acabar con una población esterilizando a sus mujeres', sobre las esterilizaciones forzadas en Perú. Puedes contactar con ella escribiendo a marina.velasco@huffpost.es