Un gran paso para sus egos, pequeño por ahora para la humanidad

Un gran paso para sus egos, pequeño por ahora para la humanidad

El millonario Richard Branson viaja al espacio este domingo, adelantándose a Jeff Bezos, fundador de Amazon, que lo hará el día 20.

Los empresarios Jeff Bezos y Richard Branson, competidores en la carrera espacial.GETTY / EFE

Jeff Bezos lleva preparando meses su marcha como máximo mandamás de Amazon, algo anunciado en febrero y que se ha efectivo este julio, al pasar de ser CEO a presidente ejecutivo de la junta de la compañía. Pero el hombre más rico del mundo —con un patrimonio neto de más de 200 mil millones de dólares— no tenía pensada una retirada entre palmeras y hoyos de golf. Su mirada estaba puesta más arriba.

Hace tan solo un mes hizo público que viajará al espacio: el 20 de julio, 60º aniversario del primer vuelo espacial tripulado, irá a bordo del New Shepard, un cohete fabricado por su empresa Blue Origin. Su estelar anuncio pronto fue eclipsado por el de otro milmillonario, Richard Branson, quien se le adelantará viajando al espacio este 11 de julio a bordo de una nave de su compañía, Virgin Galactic.

Y todo esto en un contexto en el que comparten obsesión con el espacio con otro gran rico, Elon Musk, creador de Tesla y Space X.  No es menos ambicioso que ellos aunque por ahora no vaya a despegar los pies de la Tierra: antes de 2050 quiere haber transportado a un millón de personas a Marte.

¿Qué tiene el espacio que tanto atrae a las grandes fortunas? ¿Gracias a su dinero pueden darse el capricho de hacer turismo espacial o ven en el cielo una oportunidad de abultar sus cuentas corrientes? Sea como sea, Javier Santaolalla, ingeniero, doctor en física de partículas y aspirante a astronauta de la Agencia Espacial Europea, cree que estos lanzamientos suponen “un pequeño peldañito dentro de ese gran viaje hacia las estrellas y un paso muy simbólico que representa también una línea diferente que se está abriendo de los viajes privados y la carrera espacial de las grandes industrias”.

Subir, ver y bajar

¿Se puede llamar astronautas a Branson y Bezos? En sentido estricto sí, aunque lo que van a hacer en el espacio no se parece a las misiones al uso. Como aclara David Hernando, de la web especializada Frontera Espacial, “técnicamente astronauta es toda persona que ha llegado al espacio” y ellos lo harán.

“Es un viaje espacial, pero hay que tener muy en cuenta que es suborbital. Van a volar a una altura aproximada de unos 100 kilómetros, la línea de Kárman [el límite entre la atmósfera y el espacio exterior]. Sí que hay cierta discusión porque los americanos dicen que empieza en 80, pero más o menos ambas naves van a llegar a 100 kilómetros —de hecho, la de Jeff Bezos en el último intento llegó a 106 kilómetros— y luego van a bajar”, explica. Más simple aún: van a ascender y descender como si sus naves fueran un ascensor. No van a volar ni a estar muchos minutos en el espacio, más bien pocos segundos.

La misión de Virgin Galactic cuenta con una tripulación formada por dos pilotos y cuatro especialistas, siendo Branson uno de ellos. Por contra, como describe Hernando, “el cohete New Shepard, de Blue Origin, es totalmente automático, no tienen que hacer absolutamente nada los tripulantes. Seguramente, cuando ya haya misiones operativas, sí habrá un responsable de la compañía dentro del cohete para asegurar el tema de trajes, si hay una liberación y se sueltan los cinturones cuando están arriba...”.

En esa nave sin mandos de control irá Bezos junto a tres personas: su hermano, Wally Funk —piloto de 82 años, de la primera promoción de astronautas femeninas de la NASA, que no logró llegar al espacio por ser mujer— y un cuarto tripulante que ha pagado 23 millones de euros por ir.

Precaución, amigo explorador

Teniendo tan recientes en la retina imágenes como la de un Starship de SpaceX destripado en el suelo tras un aterrizaje u otros explotando, cabe preguntarse por la integridad física de estos millonarios.

“Los viajes espaciales, obviamente, siempre llevan un riesgo porque no sabes qué puede salir mal, pero desde hace unos años la tasa de éxito en el despegue de cohetes es altísima”, se muestra optimista el aspirante a astronauta Santaolalla. “Es otro de los grandes avances, la confianza que están dando los cohetes de esta nueva generación. Ya no son como al principio de la era espacial, que era una moneda al aire, sino que cada vez son más eficientes y también más seguros”, añade.

Desde Frontera Espacial recalcan una importante diferencia entre ambas misiones en ese sentido: “La nave de Bezos tiene sistema de escape, de emergencia, pero la de Virgin no. Consiste en unos propulsores que Blue Origin tiene en la zona de la cápsula. Si hay algún problema durante el lanzamiento, automáticamente se encienden, se separa la cápsula del cohete principal, y aterriza suavemente, alejada del cohete para evitar peligros”.

La nave de Bezos tiene sistema de escape, de emergencia, pero la de Virgin no
David Hernando, de Frontera Espacial

Sí está previsto que, en en el caso de un fallo del motor en la de Virgin Galactic, éste se apague y la nave pueda volver planeando. “De hecho, eso ha pasado en diciembre. En una prueba, cuando soltaron el avión de la nave nodriza, el motor se encendió un segundo, se detectó un problema, se apagó y volvió tan tranquilamente al puerto espacial planeando”, recuerda Hernando.

Y ya si eso, la ciencia

Estos vuelos espaciales suscitan cierto recelo porque está por ver si supondrán un impulso para la ciencia o si se trata de una cuestión meramente empresarial. “Esta es la gran duda que tenemos”, afirma Santaolalla. “Hasta ahora se está viendo una carrera de egos o de preponderancia mundial o económica. En la lista de objetivos de los grandes millonarios pues parece que está muy claro que quieren llegar lejos y quieren conseguir grandes cosas, pero no se sabe muy bien si en nombre de sus empresas, en nombre de sus países, de la humanidad o de la ciencia y qué hay detrás de todos esos viajes”.

“Sospechamos, obviamente, que cuando va una empresa tiene intereses comerciales muy claros, pero en el camino se avanzará mucho también científicamente, habrá cosas que los mortales podremos aprovechar”, confía el divulgador.

Según Santaolalla, las empresas de Branson y Bezos trabajan en muchos proyectos en colaboración con la NASA y las agencias espaciales mundiales “pero no hay que olvidar que es una competición entre empresas y se guían según las reglas de la industria privada: patentes y desarrollos privados”.

Quieren conseguir grandes cosas, pero no se sabe muy bien si en nombre de sus empresas, de sus países, de la humanidad o de la ciencia
Javier Santaolalla, ingeniero, doctor en física de partículas y aspirante a astronauta de la Agencia Espacial Europea

Por otro lado, Hernando apunta que la NASA “ha invertido mucho, no tanto en Virgin Galactic como en Blue Origin, porque igual que hizo con Space X, lo que busca es diversificar las maneras en las que Estados Unidos puede acceder al espacio. Ha potenciado mucho que haya competencia entre las empresas. Por ejemplo, cuando Space X empezó era una novata y si NASA no le llega a otorgar el contrato de reabastecimiento a la Estación Espacial Internacional, se hubiesen muerto. Con ese contrato, Space X obtuvo financiación, pudo desarrollar investigación y sus cohetes y ahora es una de las mejores de todo el mundo”.

También subraya que tanto las naves de Virgin Galactic como las de Blue Origin han estado llevando experimentos científicos de la NASA y de estudiantes en los vuelos de prueba. Y como subraya, junto a Branson viajará la astronauta 004, Sirisha Bandla, cuya función será evaluar toda la experiencia “para hacer investigaciones con esos vuelos”.

¿Viajaremos los demás pronto al espacio?

El objetivo de Virgin Galactic, señala Hernando, es que se puedan hacer viajes al espacio por unos 30.000 dólares.“Pero eso queda extremadamente lejos, no lo veo del todo viable”, admite.

La dirección es clara: llegar a Marte y será en la próxima década o la siguiente. Y será gracias a todo esto que está ocurriendo hoy
Javier Santaolalla, ingeniero, doctor en física de partículas y aspirante a astronauta de la Agencia Espacial Europea

Tampoco lo ve muy cercano Santaolalla, pero destaca el gran paso que suponen las andanzas de estos millonarios: “Esto es algo muy bonito porque estamos viviendo un renacer del espíritu espacial. Por primera vez en muchas décadas se ha vuelto a mirar al espacio y está generando una oleada de proyectos que están contagiando a las nuevas generaciones. La dirección es clara: llegar a Marte y será en la próxima década o la siguiente. Y será gracias a todo esto que está ocurriendo hoy”.

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