José Antonio Avilés, el incendiario de 'Supervivientes'

José Antonio Avilés, el incendiario de 'Supervivientes'

El colaborador de 'Viva la vida' en Telecinco no sabe morderse la lengua nunca.

José Antonio Avilés en 'Supervivientes'.Telecinco

Hay gente que abre la boca y escupe fuego. En José Antonio Avilés es una constante, al menos en lo que se ve de él como concursante en Supervivientes 2020.

Sus compañeros le han acusado a lo largo de todo el concurso de estar pegado a la espalda de Rocío Flores por interés, porque quiere conseguir de ella la entrevista que nadie ha logrado —la del morbo, la que explique por qué no se habla con su madre Rocío Carrasco—. Y Rocío, que es con quien mejor se lleva en la isla, está haciendo gala de una paciencia infinita, pero incluso su vaso ya se está colmando. Escuchar a Avilés no sólo consume la energía de quienes conviven con él, también del espectador.

Albert Barranco, Rocío y José Antonio formaban un trío inseparable desde el principio del concurso, hasta que el último ha decidido disparar a matar —después de hacerlo contra todos los demás las semanas anteriores de concurso— contra su propio amigo. Albert nunca había perdido la templanza... hasta que Avilés le ha desestabilizado.

Y todo por un ataque de cuernos, como se dice vulgarmente. Porque Barranco demostró con un gesto en una prueba que Jorge Pérez también es su amigo. Pero Avilés quería serlo más, como esas amistades intensas de quinceañeros en los que siempre se pretende ser el primero en la vida de los demás. El enfrentamiento que han tenido los dos no ha bajado de los 110 decibelios. Ambos gritaban, y uno de ellos lloraba. Ya pueden imaginar quién.

José Antonio Avilés parece tener el corazón de hormigón cuando ve llorar desconsoladamente a una persona a la que, supuestamente, estaba tan unido.

Los colaboradores que defienden a Avilés en las galas siempre utilizan el mismo argumento: da igual que lance dardos envenenados a todos y que con todos haya tenido conflictos, porque da juego. Qué divertido... Pero cuando Jorge Javier Vázquez pregunta ”¿entonces te lo llevarías a casa?” se les cae el argumento con el silencio o la risa. Obviamente, por lo que se ve en Supervivientes, convivir con él conlleva un desgaste emocional.

Tres meses con Avilés significa tener que buscar un psicólogo después para vomitar tanta ansiedad. Ya lo ha dicho Barranco: “Cuando salga de aquí voy a necesitar ayuda psicológica por culpa de este tío”. Y Rocío Flores, amiga de los dos, finalmente ha tenido que tomar partido. Eso significa mucho.