La agenda de Falsarius: gigantismo cerámico

La agenda de Falsarius: gigantismo cerámico

A mí las cosas me gusta descubrirlas por mí mismo, sin que nadie tenga que venir a decírmelo. Si pido un filete y me traen una cosa que tienen que explicarme que aunque parezca mentira es un filete, ya me mosqueo. Llamadme raro, pero soy así.

LUNES: Comiendo en un restaurante. Me sacan un plato aquejado de gigantismo cerámico. Y en el cósmico centro, como un agujerillo negro de esa enorme galaxia blanca, aparece desolada la comida. Por hacernos una idea, si el plato hubiera sido una bañera (que por el tamaño hubiera podido serlo) la comida hubiera ocupado lo que el desagüe. Por si fuera poco pido un salmorejo y, cómo sería, que hasta el propio camarero me advirtió que aunque pareciera mentira era salmorejo y sabía a salmorejo. Eso me preocupa. A mí esas cosas me gusta descubrirlas por mí mismo, sin que nadie tenga que venir a decírmelo. Si pido un filete y me traen una cosa que tienen que explicarme que aunque parezca mentira es un filete, ya me mosqueo. Llamadme raro, pero soy así. Finalmente lo pruebo y vuelvo a recordar el viejo axioma: si no vas a mejorarlo, déjalo en paz, que está muy rico. Por resumir, si no va a ser mejor que el que hacía tu madre, no inventes.

MARTES: Trabajo de campo en un bar. Tras varias pruebas llego a una conclusión: el botellín de cerveza fresquito, más rico a morro que en copa. Por si acaso, decido seguir con mi investigación y pedir otro más, acompañado de una tapa de menudo calentito. Hay que ser rigurosos que esto es ciencia.

MIÉRCOLES: Oh malévola resaca, cuántas segundas borracheras se pillan en tu nombre.

JUEVES: Publico en el blog la receta de uno de mis aperitivos favoritos. Que lo viene siendo desde que era chiquitito, oiga. Uno era así. Ni Scalextric, ni juegos reunidos Geyper, ni leches. A mi me dabas un pincho de atún en escabeche y era feliz. Que igual este amor por las latas ya desde pequeñito me lo debía hacer mirar, pero esa es otra historia. Este pincho y yo somos como Atila y su caballo: el huno para el otro.

VIERNES: Me ocurre un suceso preocupante. Estoy viendo una serie de televisión sobre homínidos de hace más de un millón de años. Aparece una peludilla hembra Australopithecus o algo de eso, y me sorprendo a mi mismo pensando que está bastante buena. Ya es oficial, debería hacer más vida social.

SÁBADO y DOMINGO: Yo a lo mío. Continúo con mi "Operación Tipazo" de adelgazantes recetas impostoras en el blog. Hoy toca una fastuosa receta de sopa de tomate con almejas que es además un retorno a los clásicos. Claro que en mi caso los clásicos no son Cervantes, Platón ni esa peña, que un Cervantes en plan mojamilla igual tiene todavía un pase, pero te comes un Platón y no sé, eso no puede ser bueno. No, mi vuelta a los clásicos es una vuelta absoluta a los inicios impostores, esto es una receta en la que tiramos de lata con desparpajo, morro y donosura. Como dios manda.