La batalla se libra en el centro

La batalla se libra en el centro

Resulta conmovedora la tendencia moralizante que tiene cierta izquierda, más aún cuando en su intento por parecerse al PSOE han tenido que hacer de tripas corazón

Pedro Sánchez y Yolanda Díaz, en el CongresoEuropa Press News via Getty Images

La “Encuesta Sobre Tendencias Sociales (I)” del CIS aporta algunos datos interesantes sobre la forma de pensar de las españolas y los españoles.

Por ejemplo, que una gran mayoría (62,7%) cree que nuestra sociedad debe dar más importancia a favorecer la igualdad y solidaridad entre las personas que a hacer posible que cada cual llegue lo más alto que pueda con su esfuerzo y su trabajo. O que una mayoría aún más amplia (69,1%) considera que el Estado sí debe intervenir en la economía frente a los que piensan que el Estado no debe intervenir en la vida económica, dejándolo todo en manos de la iniciativa privada.

En este contexto, resulta llamativo que la derecha más radical esté logrando imponer, en nuestro país, un relato que antepone el individualismo y la desregulación de los mercados frente al papel del Estado y el bien común, y que proclama la desarmonización y la desigualdad fiscal entre comunidades autónomas y ciudadanía frente a la redistribución de la riqueza y el

reequilibrio territorial.

Más aún cuando la realidad nos indica que fueron las políticas ultraliberales las que impulsaron una desregulación de los mercados que provocó la implosión del sistema financiero en 2007, la consecuente crisis económica, acentuada en España por la burbuja del ladrillo que generó el Partido Popular con sus políticas de liberalización del suelo, y la imposición en la Unión Europea de políticas de austeridad y recortes que los representantes de la derecha española jalearon como auténticos hooligans.

El centro izquierda no solo tiene que ser capaz de generar un marco de comunicación en el que insertar un relato convincente sobre valores [..] sino que tiene que acompañar el discurso con los hechos
María Ángeles Luna

Una derecha que ostenta, desde entonces, el dudoso honor de ser la creadora de un modelo económico sustentado en la precariedad laboral de los españoles, en la devaluación de los salarios y en el deterioro de las pensiones. Precarizaron hasta la libertad, de la que tanta gala hacen últimamente, con la aprobación de una ley mordaza para impedir que los españoles y

españolas indignados por sus políticas pudieran alzar la voz.

A pesar de todo, la derecha ultraliberal está logrando movilizar a sus bases gracias a una potente y bien organizada campaña de comunicación, mientras tienen entretenida a la izquierda acusándola de ser una edición actualizada del comunismo autoritario que perdió la guerra fría o la versión europea de los populismos de izquierda, vergonzosos cómplices del terrorismo etarra. Con su estrategia tensan a su electorado y radicalizan al votante, creando un

páramo electoral en el centro.

La izquierda no puede caer en esta trampa. La batalla hay que librarla en el centro, no en los extremos, porque lo que está en juego no es la supremacía moral, que es solo una cortina de humo muy bien urdida por la ultraderecha, sino que los votantes recuperen la confianza en la capacidad de la socialdemocracia para poner en marcha un proyecto transformador como el que alumbró el Estado del Bienestar en el siglo pasado, confianza que se quebró a raíz de la crisis financiera de 2007.

Para ello, el centro izquierda no solo tiene que ser capaz de generar un marco de comunicación en el que insertar un relato convincente sobre valores, como la igualdad y la solidaridad, que son mayoritarios en la sociedad, sino que tiene que acompañar el discurso con los hechos. El presidente Pedro Sánchez ha dado pasos en este sentido con el Plan de Recuperación, el Ingreso Mínimo Vital, los ERTES, la reforma laboral o la revalorización de las pensiones, entre otros, poniendo de manifiesto que ante una crisis económica otra forma de gobernar es posible.

Aparentemente, Yolanda Díaz parece tener bien aprendida la lección. Pretende “reiniciar” el proyecto de Podemos y volver a su versión Errejón. Por eso, al ponerse en la foto de esta reforma laboral, Díaz hace de la necesidad virtud. Pero no es, ni mucho menos, la que ella hubiera deseado, sino la que Pedro Sánchez comprometió para que España reciba los fondos europeos que nos permitirán cambiar el modelo económico de nuestra nación.

Aparentemente, Yolanda Díaz parece tener bien aprendida la lección. Pretende “reiniciar” el proyecto de Podemos y volver a su versión Errejón

Muy probablemente, si Podemos y Yolanda Díaz no formaran parte del gobierno, estarían rechazándola. De hecho, en una reciente entrevista en El País, Yolanda Diaz deslizó, como quien no quiere la cosa, que si no se han retocado otros aspectos en la reforma laboral ha sido por culpa de la parte socialista del gobierno de coalición.

Resulta conmovedora la tendencia moralizante que tiene cierta izquierda, más aún cuando en su intento por parecerse al PSOE han tenido que hacer de tripas corazón. Pero no pasa nada, no hay que señalar a nadie. Simplemente reconocen, por la vía de los hechos, que la socialdemocracia es el único proyecto político viable de la izquierda. Y, como dice el refrán, en el pecado llevan la penitencia, porque tiene que ser un sinvivir disfrazarte de lo que tanto te has dedicado a combatir.

Fíjense cómo será la cosa que hasta la derecha ha decidido echarle una mano. En el último CIS, el de diciembre de 2021, cuando a los votantes de VOX y del PP se les pregunta por la valoración y la ubicación ideológica de los principales actores políticos, no sólo puntúan mejor a Yolanda Díaz, sino que también la sitúan ideológicamente a la derecha de Pedro Sánchez. Todo un clásico de la política española.

No cabe duda de que la derecha es pragmática. Una cosa es que esté envuelta en una cruzada contra la coalición de socialcomunistas, populistas, terroristas e independentistas que gobierna España, y otra cosa es que no vaya a utilizar las habilidades miméticas de Yolanda Díaz para debilitar a quienes somos sus verdaderos enemigos, los y las socialistas.

Así que aquí estamos entretenidos viendo como un día acusan al “comunismo” de ser el origen de todos los males y al día siguiente elevan a una de sus ministras a los altares. ¿Se acuerdan de la teoría de las dos orillas de un influyente correligionario ideológico de Yolanda Díaz? Pues acabó tomando forma en la famosa “pinza PP-IU” en Andalucía. Saquen ustedes sus propias

conclusiones.