La contradicción más evidente de Rocío Carrasco

La contradicción más evidente de Rocío Carrasco

La madre de Rocío Flores e hija de Rocío Jurado dijo que nunca lo haría.

Rocío Carrasco, hija de Rocío Jurado.GTRES

Que no, que Rocío Carrasco no iba a volver a la televisión ni iba a mencionar palabra desde que dejó Hable con ellas (2016) en Telecinco si no lo hacía en un programa ‘blanco’. Ella misma ha entrado en una contradicción. Meses después de que su exmarido Antonio David Flores, al que intentó embargarle su caché en pantalla, y apenas una semana después de que su hija Rocío Flores quedara como tercera finalista de Supervivientes 2020, salta la bomba: la hija de Rocío Jurado ha fichado por TVE.

Lo más contradictorio de todo esto no es que vuelva a una cadena, sino que se incorpore a Lazos de sangre, que no es precisamente blanco. Se trata del espacio que repasa desde los primeros tiempos las vidas de las sagas familiares más famosas de España. Y, curiosamente, ella pertenece a una de las que más interés despierta. El programa de crónica social se emitirá este verano y estará presentado por Boris Izaguirre.

La idea es que aporte la mirada de una persona que creció rodeada de artistas. Rociíto se incorporará a la mesa de debate (que aún no se sabe por quién se compone). Pero no podrá evitar que el interés por su vida se incremente y se comente en otras cadenas. Es la dinámica habitual del mundo del corazón, y ella no es ajena a eso.

Rocío Carrasco, de 43 años, se dedicará a comentar en la mesa de análisis posterior a la emisión del reportaje la vida de los demás, mientras ella se niega a hablar de la suya y de su nula relación con sus hijos y con prácticamente toda la familia (parece ser que la excepción es su prima, Chayo Mohedano).

Este fichaje se ha tomado en la cadena de Mediaset como un contraataque, después de que Telecinco le haya invitado a participar en Supervivientes 2021, como lo ha hecho su hija en esta edición.

A pesar de que Rocío Flores pidiera durante su concurso un mensaje de su madre (aunque fuese de manera indirecta) para saber que estaba bien por el coronavirus, Carrasco no abrió la boca. Eso sí, siempre ha sido acusada de hacerlo a través de sus amigos en Telecinco, principalmente Las Campos y Belén Rodríguez, y de filtrar información justo antes de que su hija viajara a Honduras. Por esa información le habrían colgado la etiqueta de chica de ‘Hermano mayor’. Lo que parecía la mejor defensa de Carrasco, su silencio, caía por su propio peso con este argumento.

Rocío Flores, de 23 años, ha expresado en varias ocasiones, entre lágrimas, que quiere reconciliarse con su madre, pero la relación sigue sin retomarse.

De hecho, su madre le dio un duro golpe el pasado 13 de mayo, cuando ofreció una entrevista a la revista Hola! y no la mencionó. Como si no existiera en su vida ni en su familia.

Al inicio del programa de Telecinco los reporteros le preguntaron si vería a su hija en el reality. ″¿Eso lo ponen en Netflix?”, fue la respuesta que dio.

La verdadera enemistad entre madre e hija salió a la luz, tras años de rumores, en febrero de 2020, casualmente cuando empezaba Supervivientes. De ahí las acusaciones de haberlo filtrado. El origen del enfrentamiento entre ambas ocurrió cuando la niña tenía cerca de los 12 años y finalizó con Rocío Carrasco en el suelo. Los juzgados resolvieron que la niña tenía que ser condenada por “maltrato habitual, amenazas e injurias” contra su madre.

Mientras que su hija se ha quitado etiquetas y ha gustado en Supervivientes hasta el punto de ser finalista, la aversión a su madre ha crecido, según han comentado los periodistas del corazón en los platós, principalmente en Sálvame.

Ahora, Rocío Carrasco entra en el juego. Tras cuatro años alejada de la televisión, vuelve, aunque con trampa: no hablará de ella, sino de los demás. Lo hará de Carmen Sevilla, Antonia Dell’Atte, Sara Montiel, los Nieto o los Valenzuela-Dibildos. Además, saldrá la vida de Al Bano. ¿Hablará entonces de una de sus rivales en Telecinco, Lydia Lozano? Habrá que esperar para saber si se la juega.