La doble cara de los Goya 2020: mucho dolor y viejas glorias

La doble cara de los Goya 2020: mucho dolor y viejas glorias

Pedro Almodóvar, Penélope Cruz, Antonio Banderas, Antonio de la Torre, Alejandro Amenábar... Los de siempre.

Antonio Banderas, Penélope Cruz y Pedro Almodóvar en la alfombra roja de Cannes. Reuters

Pedro Almodóvar, Penélope Cruz, Alejandro Amenábar, Antonio de la Torre, Eduard Fernández... los de siempre donde siempre, en los Goya. Las 34 ediciones de los premios no se han caracteriza por el reconocimiento a películas ‘sin firma’ o elenco famoso. Lo único que queda en evidencia año tras año es cómo pasa el tiempo por las estrellas del cine español. Por jóvenes que sean, con tanta nominación la Academia les ha convertido en viejas glorias que no dejan paso a otros.

¿No hay en España, ningún año, otros profesionales con talento y anonimato que puedan competir con ellos?

Nominados de 2020 que repiten

Pedro Almodóvar: en suma, sus películas han tenido 28 nominaciones a los Goya (incluyendo las de este año), de los que ha ganado siete.

Alejandro Amenábar: 18 nominaciones y 9 premios Goya. 

Antonio Banderas: seis nominaciones y un Goya de Honor en 2014.

Antonio de la Torre: 14 nominaciones y dos Goya.

Karra Elejalde: 4 nominaciones y dos Goya.

Luis Tosar: ocho nominaciones y tres Goya.

Penélope Cruz: 12 nominaciones y tres Goya.

Eduard Fernández: 12 nominaciones y dos Goya. 

Natalia de Molina: 4 nominaciones y dos Goya.

Nathalie Poza: 5 nominaciones y un Goya.

Los cineastas y actores que vuelven a estar nominados en esta edición no son los únicos que han estado presentes tantas veces en los premios. Maribel Verdú ha estado nominada 11 veces (ganó 2), Javier Bardem (5) y Álex de la Iglesia (1) lo han estado 10 y Juan Diego (3) y Victoria Abril (1), nueve. Candela Peña (3), Alfredo Landa (3) y Javier Cámara (2) no se quedan atrás, han estado nominados siete veces, y Javier Gutiérrez ha comenzado el mismo camino con cuatro nominaciones, tres de ellas seguidas, de las que ganó dos.

La valía de Almodóvar, Penélope Cruz y compañía no es la cuestión. Nadie duda de que sean una buena ‘marca España’ a exportar. Sin embargo, a cuatro nominados por categoría —excepto la de Mejor película que son cinco—, cuesta creer que no haya profesionales nuevos que puedan competir con los de siempre.

“Aquí, esta noche, se concentra un número importante de gente joven que, a parte de tener gran talento, han sabido adquirir un compromiso y una responsabilidad con el público. Yo reclamo para esa generación joven de profesionales del cine el cariño y el apoyo que les haga sentir que el esfuerzo no cae en saco roto. Que merece la pena esforzarse”, decía Antonio Banderas cuando recibió el Goya de Honor en 2015. Sin embargo, son jóvenes de la tele, jóvenes que ya han salido en otras películas o jóvenes apadrinados.

Con las nominaciones constantes de españoles que ya han conseguido romper la barrera de la fama internacional, la Academia garantiza que algunos rostros del cine de Hollywood se paseen por la alfombra de los Goya. También se aseguran de que la metedura de pata no será grande: si no han visto todas las películas, saben que al nominar a Pedro Almodóvar o Penélope Cruz no ensalzan ningún trabajo catastrófico.

Los premios Goya tienen una doble cara: por la alfombra pasea la gente del cine que sale en portadas de revista y por la puerta de atrás entran los guionistas a los que nadie identifica. Además, los propios actores galardonados han dicho muchas veces en sus discursos que ellos son de los pocos afortunados que pueden vivir de su trabajo, pese a la gran cantidad de gente que conforma el gremio.

Por cada actor que llega a fin de mes hay cincuenta que no lo hacen. La mitad de los intérpretes españoles cobran menos de 3.000 euros al año y necesitan el pluriempleo para sobrevivir. Mientras que en los Goya se reivindica mucho la precariedad laboral, para los cineastas es mucho más fácil componer un reparto con intérpretes reconocidos que dan visibilidad y publicidad a su película. Es un círculo vicioso del que tampoco se escapan quienes ya pasean por la alfombra: Candela Peña sabe lo que es pasar tres años sin un papel.

“No es profesión, es vocación”, insistía Antonio Banderas al recoger el Goya de Honor. “Esta profesión siempre ha vivido en crisis. La crisis es nuestro estado natural. Hemos de asumir y abrazar la inseguridad de nuestra profesión. Es el caos el mejor aliado de cualquier artista. La mediocridad se ha convertido en el mayor negocio de nuestro tiempo”, añadía.

El marketing es anterior y posterior a la gala. Antes de que la Academia anuncie los nominados, cualquier cinéfilo puede imaginar quién estará en la lista. Antes de la gran fiesta del cine español se puede intuir quién se llevará el premio y después de ganarlo, todo es venta. Constatarlo antes era mucho más fácil: los DVDs de las películas premiadas se agotaban en las tiendas durante los días posteriores o se situaban entre los más vendidos.

El problema es más evidente si se buscan protagonistas femeninas. “A las actrices que tenéis la posibilidad de impulsar proyectos os quiero pedir que creemos historias con protagonistas femeninas [...] El cine puede reventar los clichés que nos aplastan y creo que podemos hacer poco a poco con el cine un mundo más igualitario y más justo”, insistía Eva Llorach, Mejor actriz revelación en 2019. Ganó el Goya a los 40 años.

Hay excepciones a la regla, pero son pocas. No todo el mundo es Daniel Guzmán, que consiguió que “un chaval sin ilusiones, sin ganas de estudiar, sin nada que le gustara, descubriera un mundo nuevo, quisiera estudiar y quisiera trabajar”. Ese chaval al que le dio su primera oportunidad fue Miguel Herrán, Mejor actor revelación de 2016, y ahora protagonista de series de éxito mundial como La casa de papel.

Los números del cine español tampoco lo ponen fácil. ¿Quién va a querer arriesgar si por primera vez en seis años no se han alcanzado los 100 millones de euros en taquilla? Las salas en España han recaudado un 7% más, es decir, ha ido más público, pero el espectador ha preferido títulos de otro país, especialmente los que llevan el sello de Disney. Además, las películas de producción nacional que mejor han funcionado no han sido las más valoradas.

De hecho, entre las 10 más taquilleras de 2019 no hay ni un solo actor que no sea lo suficientemente reconocido como para tener tirón entre el público.

  Antonio Banderas, Pedro Almodóvar y Penélope Cruz en los Oscar de 1999.EFE

¿Cuántas películas premiadas en los Goya a lo largo de sus 34 ediciones se recuerdan? Pocas. ¿Cuántos cineastas y actores se recuerdan? Muchos: a base de insistir con su presencia, aunque haya algunos que no dejan de crecer profesionalmente como Antonio Banderas. Una cosa no quita la otra, pero el cine español es mucho más que el protagonista de Dolor y Gloria, su director o Penélope Cruz.

De ahí, quizás, que muchos intérpretes y cineastas reconozcan cuando se les pregunta en una entrevista por ‘aquel premio que le dieron’ que ’en una carrera cinematográfica, lo de menos son los galardones”. Aunque ayudan. ¿A quién le amarga un dulce?