La Justicia condena a Hacienda por arruinar una boda

La Justicia condena a Hacienda por arruinar una boda

La Agencia Tributaria deberá pagar a la pareja 6.000 euros.

Agencia Tributaria.Europa Press

El de tu boda debería ser un día especial, lleno de alegría y buenos momentos. Un día en el que, seguro, nadie se imagina tener entre sus invitados a Hacienda, algo que se encontraron una pareja de novios en el Cortijo ‘Los Cañizos’, en Badajoz.

La Audiencia Nacional ha condenado a la Agencia Tributaria a indemnizar con 6.000 euros a una pareja por interrumpir su boda y arruinar la celebración al personarse dos funcionarios de la delegación extremeña de Hacienda. Los trabajadores públicos se presentaron en la boda amenazando con embargarla para cobrar una deuda de una empresa de catering.

El juez ha apreciado responsabilidad patrimonial por los daños morales que los dos funcionarios de la Agencia Tributaria causaron a Irene y Marcos, los novios, el día de su boda.

Por este motivo, estima pertinente aceptar completamente la demanda planteada por la pareja contra el fisco, ordenando indemnizarles con la suma reclamada, 6.000 euros. Una cifra que el magistrado considera “escasa” teniendo en cuenta que con ella se busca resarcir “daños indelebles para el resto de su vida”.

Una boda arruinada

Los hechos se remontan al 1 de junio de 2019, en torno a las 16 horas, en el Cortijo ‘Los Cañizos’, en Badajoz, lugar en el que se llevó a cabo la celebración. En ese momento, la novia accedió a una de las habitaciones de la vivienda, donde se encontró con dos hombres.

Ambos se identificaron como funcionarios de Hacienda y le dijeron que habían ido para “embargar la boda”. Para evitarlo, instaron a la novia a firmar inmediatamente unos documentos.

En un primer momento, tanto Irene como sus primas pensaron que podía tratarse de una broma de los amigos del novio, ya que son actores. Sin embargo, la realidad distaba mucho de parecerse a lo que ellas imaginaban. Los trabajadores del Estado les explicaron que la empresa que habían contratado para el catering tenía deudas con Hacienda y advirtieron a la novia de que si pagaban a la compañía cometerían un “delito”.

En las cuatro horas siguientes, ya con presencia del novio, el personal del cortijo, el encargado del catering y hasta de la Guardia Civil, los funcionarios insistieron en recabar información de los novios, así como del contrato y los pagos efectuados y pendientes con la empresa que les había suministrado la comida y la bebida del enlace.

En el texto de la Audiencia Nacional se explica que los novios les explicaron a los funcionarios que “no llevaban sus documentos de identidad encima ni estaban en condiciones de declarar ni de facilitar datos o documentos, y que, por favor, se marcharan y les dejaran disfrutar de su día especial, que podían solucionarlo al día siguiente o el lunes”.

Los empleados públicos reusaron de acceder a esta súplica y permanecieron en el recinto hasta las 20:30. No contentos con haber interrumpido la boda, Irene y Marcos recibieron en plena ‘luna de miel’ las notificaciones de las diligencias que habilitaban a Hacienda a retener el dinero que tenían que pagar a la empresa de catering.

No todo vale para que la Agencia Tributaria alcance sus fines.
Juez de la Audiencia Nacional

El magistrado de los tribunales nacionales considera “desproporcionada” la actuación de los funcionarios y sostiene que “no todo vale para que la Agencia Tributaria alcance sus fines”. Además, explica que su presencia en la celebración era “perfectamente evitable”.

Respecto a la documentación, el juez opina que “resulta completamente absurdo pensar que la novia podía llevar la documentación —requerida por los funcionarios— el día de su boda entre los pliegues del traje o el novio en el bolsillo de la chaqueta”.

Así, concluye que “los perjuicios morales son notorios”, pues “Irene y Marcos tendrán para siempre un mal recuerdo de lo que pudo y debió ser uno de los días más felices de su vida”.

Sobre el comportamiento de los dos funcionarios, considera que hubo “una falta de empatía e incluso un abuso, ante la situación de debilidad que para cualquier ciudadano puede suponer que aparezcan dos funcionarios del fisco con exigencias en un día tan señalado”.