La lucha contra los plásticos en los océanos marca el primer G-20 ambiental

La lucha contra los plásticos en los océanos marca el primer G-20 ambiental

La cumbre propone un plan de acción global contra este tipo de contaminación.

Alexandra C. Ribeiro via Getty Images

La primera ‘eco-cumbre’ del G-20, celebrada en Kaurizawa (Japón), que ha reunido este fin de semana a los ministros de Medio Ambiente y Energía de las principales potencias desarrolladas y emergentes del mundo, no ha sido fácil pero finalmente han llegado al consenso de un comunicado conjunto sobre la necesaria transición energética para cumplir con el Acuerdo de Paris, y no superar un aumento de 1,5º C de temperatura media global.

Asimismo, se ha acordado avanzar en un acuerdo sobre la basura plástica marina, y si bien no se ha decidido ningún compromiso específico, sí se ha dado el visto bueno a un plan de acción voluntario. Los 20 países representados suponen más del 80% del PIB mundial y entre ellos están los grandes productores y consumidores de plásticos.

Respecto al cambio climático, el G-20 reconoce la importancia de la transición energética y la innovación hacia energías limpias, así como la importancia de tener estrategias a largo plazo de bajas emisiones. De hecho, hace mención expresa del Acuerdo de Paris de 2016, si bien es algo que no concierne a Estados Unidos por haberse retirado del acuerdo. La inclusión de esta referencia, de hecho, fue uno de los puntos más debatidos en la cumbre.

Finalmente, en el plan marco sobre energía aprobado se reconoce el papel fundamental de las energías renovables y otras tecnologías innovadoras y hay un compromiso a impulsar medidas que las impulsen, desde el ámbito público y fomentando la inversión privada.

Una cumbre dividida en dos

Durante los debates de este G-20 ambiental, eso si, ha vuelto a quedar de manifiesto que el mundo se divide entre quienes quieren acciones urgentes contra el cambio climático y defienden una apuesta contra las emisiones de carbono y quienes apuestan por medidas menos drásticas. Desde el primer momento, la Unión Europea, China, México y otros países exigieron referencias al Acuerdo de Paris sobre límites de emisiones contaminantes, frente a quienes postulaban no incluir esta cuestión que implica un cambio en el modelo energético, entre los que se encontraban países como EEUU, Turquía o Arabia Saudí.

Japón, como país anfitrión, planteó desde el principio de este encuentro ministerial la oportunidad, en este contexto, de potenciar tecnologías nuevas como es usar el hidrógeno como fuente de energía o la captura de CO2 de la atmósfera. El viernes, en la presentación de un informe sobre este tema de la Agencia Internacional de la Energía (IEA), el ministro de Economía, Comercio e Industria japonés, Seko Hiroshige, destacaba que era clave para un futuro descarbonizado a nivel global, si bien reconocía que aún es demasiado costoso: “El reto pasa porque en 2050 su coste sea como el del fuel y también por expandir la tecnología por todo el mundo”, dijo.

Durante este G-20 ambiental, ha quedado de manifiesto que el mundo se divide entre quienes quieren acciones urgentes y quienes apuestan por medidas menos drásticas

En la misma línea, Fatith Birol, máximo responsable de la IEA, puso énfasis en que el hidrógeno se produce fácilmente, es utilizable en el sector del transporte y la industria y puede transportarse por tuberías como el gas natural o licuarse para moverse en barcos.

No obstante, y aunque el compromiso de impulsar esta tecnología, al igual que el almacenaje de CO2, ha quedado reflejado en los acuerdos finales, se reconocía que todavía tiene problemas. Y es que mientras no se desarrolle un hidrógeno limpio barato, gracias a energías renovables, el hidrógeno genera polución, dado que requiere gas u otro combustible: hoy supone 830 millones de toneladas de emisiones de CO2 al año, según la propia IEA.

De ahí el interés en promover la cooperación internacional que permita solventar este reto y otros, como crear nuevas infraestructuras, producir más vehículos que lo utilicen, establecer rutas marinas de suministro o mejorar las normativas actuales a nivel internacional.

Precisamente sobre el hidrógeno se firmaron acuerdos de colaboración entre el ministro japonés, el comisario europeo Miguel Angel Arias Cañete y el subsecretario de la Agencia de la Energía de EEUU, Dan Brouillette. La UE, no obstante, entiende esta opción como una alternativa a 15 o 20 años, mientras que en la actualidad son las energías eólica (y más con los proyectos off-shore, sobre el mar) y fotovoltaica las que se expanden a gran velocidad sin generar emisiones, aunque no se descartan otras alternativas.

Reciclar o prohibir

El otro gran tema del G20 de Kaurizawa ha sido el referido al problema global de la basura plástica marina, con especial mención de los microplásticos. En este asunto, el consenso entre los participantes fue más fácil, pero tampoco estuvo exento de diferencias: mientras la UE apuesta por reducir el consumo, prohibiendo los plásticos de un solo uso, otros países confían en otras soluciones que están más enfocadas a mejorar la gestión y el reciclaje o a buscar nuevos materiales biodegradables alternativos. Al final, de todo ello se habla en este acuerdo marco.

No hay que olvidar que se calcula que ocho millones de toneladas de plástico llegan cada año a los océanos de todo el mundo, de ahí la importancia de un documento que incluye diversas acciones para reducir el impacto, si bien no se ha fijado ningún compromiso concreto al tratarse de acciones voluntarias para los países. “No nos hemos marcado objetivos de reducción de esta basura plástica. Se trata de trabajar juntos en reducir y reciclar”, declaró en la posterior rueda de prensa el ministro de Medio Ambiente japonés, Yoshiaki Harada.

Se calcula que 8 millones de toneladas de plástico llegan cada año a los océanos de todo el mundo

El plan menciona que los miembros del G20 reconocen la importancia de ser más eficientes en lo referente a una economía circular, que tratarán de promover poniendo en valor las 3R (reducir, reutilizar y reciclar), trabajarán en la prevención de los microplásticos que llegan a los mares, compartirán entre todos las medidas que cada país adopte y promoverán la cooperación internacional, que buscarán soluciones innovadoras tanto en la gestión de estos residuos como en nuevos materiales y se monitorizará esta basura desde los diferentes países, especialmente también los microplásticos, para conocer todos sus impactos en la salud humana, la biodiversidad marina y los ecosistemas.

El ministro Seko Hiroshige aprovechó la cumbre para anunciar que, a primeros de abril del 2020, Japón aprobará la prohibición de dar gratis bolsas de plástico en los grandes comercios del país, poco antes de las Olimpiadas. “El plástico en el mar es una preocupación global y por ello el propósito de esta reunión ha sido establecer un objetivo común entre países desarrollados y en desarrollo sobre este tema. Pensamos que es importante reducirlo, pero que una vez producido debemos reutilizar y reciclar con tecnologías innovadoras. Hay opiniones entre países europeos de que es más importante restringir que reciclar, que es más efectivo”, explicaba por su parte el ministro de medio Ambiente, Yoshiaki Harada.

“El objetivo no es diferente, pero son modos distinto de hace las cosas”, decía. Por ello, finalmente,  el documento reconoce que cada país implementará unas acciones u otra según sus características. 

A la reunión en Kaurizawa ha acudido el secretario de Estado de Energía del Ministerio de Transición Ecológica, José Domínguez Abascal, que comentó en una de las sesiones los avances del Gobierno español en la transición energética y en la estrategia que permite avanzar hacia un sistema energético más sostenible, sistema en el que dejó claro que también será clave la investigación.

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